Los incendios forestales ocurridos en el último tiempo en Chile han levantado la preocupación por la necesidad de reforestación para amortiguar el impacto que tiene el calentamiento global sobre nuestro territorio.

La gran emisión de monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno, junto al calor de la luz solar terminan produciendo reacciones químicas que producen ozono a nivel de suelo, siendo este un peligroso contaminante.

Una de las organizaciones que ha levantado la tarea de reforestación es la Corporación Cultiva se ha encargado por más de 18 años a reforestar con especies nativas para garantizar la recuperación de los suelos y del bosque nativo en el país. 

Hasta la fecha, Cultiva ha entregado 477.748 árboles distribuidos en 686 hectáreas por las manos de 26 mil voluntarios en seis regiones de Chile, según datos entregados a El Mostrador. Las zonas que reciben las acciones de la corporación son la V región, la Región Metropólitana y la VI, VII y VIII región.

La urgencia de recuperar los espacios forestales que contaban con la presencia de flora nativa se debe a que actualmente sólo un 23,3% del territorio nacional pertenece a bosques, de los cuales sólo un 19,04% corresponde a bosques nativos. Los últimos están cada vez más degradados por la acción humana, la deforestación y los incendios forestales, lo que afecta los servicios ecosistémicos y al desarrollo de la vida humana y animal. Actualmente en el mundo más de 7.000 millones de personas dependen de los bosques para subsistir.

Para fomentar la reforestación, la Corporación Cultiva reúne a las personas integrantes de las comunidades afectadas por los incendios, programas educativos para jóvenes y alianzas con diversos organismos institucionales tanto privados como gubernamentales.

Desde 2017 hasta la fecha se han quemado cerca de 90 mil hectáreas de bosque nativo, un territorio afectado que, sumado a los pastizales y matorrales, asciende a más de 280.00 hectáreas. Cabe destacar que el origen de los incendios radica en la acción humana en un 99,7% tanto por descuidos, acciones intencionadas, negligencias en la manipulación de fuentes de calor o por prácticas agrícolas.