Plan regulador favorece proyecto Dominga y desconoce zonificación del borde costero
*Esta información es republicada en el marco de una alianza con el medio internacional de noticias Mongabay Latam.
“Deja de meterte con Barrancones o tu vida corre peligro. No es una amenaza es una promesa. Corta el hueveo o tus días están contados”. Ese fue el mensaje que en julio de 2009 recibió Rosa Rojas en su teléfono, según consta en una declaración en Fiscalía. Rojas era presidenta del Movimiento en Defensa del Medioambiente de la Higuera (MODEMA) y su lucha era entonces contra la termoeléctrica Barrancones que pretendía instalarse en ese sector de la región de Coquimbo, en el norte de Chile.
El contrincante de Rosa y de las otras cuatro personas que también fueron amenazadas —una dirigente mujer y dos pescadores— ya no es la termoeléctrica Barrancones. Ese proyecto finalmente no vio la luz, pero en su lugar, otras iniciativas portuarias para la minería buscan instalarse en este sector de la costa, considerado por distintos estudios científicos de alto valor ecológico y sitio prioritario para la conservación.
Sin embargo, en diciembre de 2018, los defensores de la Higuera perdieron una partida. El Plan Regulador Intercomunal, que busca ordenar el territorio definiendo usos de suelo, fue aprobado por el Consejo Regional. En él se contemplan tres zonas para operaciones industriales en los alrededores de Chungungo, una pequeña caleta de pescadores de la comuna de La Higuera, cuyo uso hasta entonces había sido recomendado preferentemente para actividades acuícolas, pesqueras y turísticas debido a su particular riqueza en biodiversidad.
El plan regulador
Tres zonas para la producción industrial fueron propuestas en las cercanías de Chungungo, las que abarcan una superficie de 742,2 hectáreas. Según indica la propuesta “por su localización, conectividad y/o usos actuales, poseen un rol de tipo industrial productivo, asociado a plataformas portuarias, a las que se agregan nuevos proyectos que se encuentran en las fases finales de aprobación ambiental”.
Se trata de dos proyectos portuarios que esperan instalarse en la costa de La Higuera: Dominga, desde donde serán embarcadas 12 millones de toneladas de hierro al año, más 150 mil de concentrado de cobre, y Puerto Cruz Grande desde donde saldrán 13,5 millones de toneladas de hierro. Mientras que este último puerto ya fue aprobado, el primero se encuentra en la Corte Suprema tras férreas oposiciones libradas por ambientalistas y científicos del área de la conservación, que aseguran traerá graves consecuencias ambientales para uno de los ecosistemas más ricos del país.
Según el Plan, en las áreas que se han propuesto como aptas para la industria “se permiten actividades productivas de carácter molesto —que por definición ‘pueden ocasionalmente causar daños a la salud o a la propiedad’— posibilitando el acopio y almacenamiento asociado, así como infraestructura sanitaria, energética y de transporte”.
Por otro lado, el Plan Regulador indica áreas de alto valor ecológico: la planicie litoral entre Caleta Hornos y Punta Teatinos, Caleta Choreadero, Punta Mar Brava y el sector costero límite regional norte y Punta Choros, justo enfrente de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt. Tres sitios que si bien han sido reconocidos anteriormente por su valor ecológico, son retazos de una zona mucho más extensa que es sitio prioritario para la conservación y que ha esperado, desde hace años, su protección mediante la creación del Área Marina Protegida de Múltiples Usos de la Higuera.
Los planos olvidados
“Tanto esfuerzo y recursos invertidos, para que hoy se desconozca lo que se ha ido conversando” dice decepcionada Katerina Varas, bióloga marina, quien formó parte del equipo consultor contratado por el Ministerio del Medio Ambiente, para evaluar la creación del Área Marina Protegida de Múltiples Usos de la Higuera.
Cada año, durante el verano del hemisferio sur, las ballenas se detienen frente a las costas de La Higuera a descansar, antes de continuar su viaje hasta las aguas tropicales donde se reproducirán. Pero no solo ellas son razón de la enorme riqueza ecológica de este sector de la costa pacífica de América del Sur. Hasta 560 especies marinas han sido identificadas y es por ello que, de hecho, este sector alberga la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt y las Reservas Marinas Isla Chañaral e Isla Choros y Damas. Sin embargo, la zona de interés ecológico abarca varios kilómetros a la redonda de estas áreas protegidas. Toda la costa que va desde Punto Poroto por el sur hasta Punta Pájaros por el Norte, incluida en ella la zona de La Higuera, forma parte de este sitio prioritario para la conservación.
Aquí se encuentra la colonia más grande en el mundo de Pingüinos de Humboldt, especie en estado vulnerable según la UICN. Pero también, hasta 14 especies de cetáceos han sido identificadas en el sistema de bahías de Coquimbo. Aquí vive la única colonia residente en Chile del Delfín nariz de botella (Tursiops truncatus). El Chungungo (Lontra felina) y el Yunco (Pelecanoides garnotii), ambas especies de aves en estado vulnerable, habitan las reservas y se alimentan en la costa de Totoralillo Norte, Chungungo y toda el área que va desde Caleta de Hornos hasta Punta de Choros, explica el biólogo Carlos Gaymer, director del Núcleo Milenio Ecología y manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI).
En enero de 2005, la Comisión Regional de Uso del Borde Costero aprobó una propuesta de zonificación para toda la costa de la región de Coquimbo y una microzonificación para la comuna de la Higuera. Dicha propuesta planteaba usos preferentes tales como las actividades agropecuarias, acuícolas, turísticas y zonas de interés ecológico y de conservación patrimonial. En diciembre de 2005, lo anterior quedó plasmado en un Decreto Supremo que señala que el proceso de zonificación “se fundamenta en una serie de estudios y trabajos técnicos desarrollados en la región con el apoyo de diversos servicios públicos, universidades y organismos especializados”. La zonificación realizada, según dice el decreto, refleja “altos niveles de consenso entre los diferentes actores, aportando una visión sistémica y compartida del desarrollo regional sustentable” y se enmarca dentro los compromisos asumidos por el Gobierno de Chile en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992).
Gaymer recuerda que “esa zonificación fue una de las herramientas de lucha que usaron los grupos ambientalistas en su momento, cuando se querían instalar las termoeléctricas, porque coincidían con zonas de importancia ecológica”.
Esos planos, aunque están disponibles en la página web del Gobierno Regional y son referenciados como “zonificación del borde costero”, “son una mera propuesta, no tienen ningún tipo de validez”, dice Eduardo Morales, evaluador ambiental de la municipalidad de La Higuera y agrega que “lo que es válido es el Plan Regulador”.
Adriana Peñafiel, presidenta del Consejo Regional de Coquimbo, señala que “todas las zonificaciones que están establecidas en los planos comunales las evalúa el Ministerio de la Vivienda y, de acuerdo a lo que es la evolución del tiempo, las va adaptando”. Según explica, el Plan Regulador fue votado a favor, tras recibir la opinión técnica de la Subsecretaría Regional del Ministerio de Vivienda, y actualmente está siendo evaluado por Contraloría.
Mongabay Latam intentó comunicarse con dicha Secretaría para tener antecedentes sobre las razones por las que no se habría considerado la zonificación del borde costero. Sin embargo, hasta el cierre de esta nota, no obtuvo respuesta.