Unidas para Crear: politica territorial de cara a las municipales

Unidas para Crear: politica territorial de cara a las municipales

Por: Soledad Alamos y Marcela Sandoval | 21.01.2019
No reconocer que hemos tomado a la ligera los problemas administrativos, financieros y de gestión, que hemos reproducido lógicas de la vieja política en la conformación de equipos y en la definición de candidaturas y que relativizamos la concentración del poder, es parte de la autocrítica que debemos hacer en RD. Si queremos ser un partido que, junto al Frente Amplio, impulse a todo nivel los cambios que son necesarios para construir una sociedad más justa e igualitaria, RD debe cambiar algunas de sus lógicas de funcionamiento.

En Revolución Democrática estamos en proceso de elecciones internas y lo que se juega no es una simple elección entre una u otra lista a directiva y consejo político. Lo que se juega es mucho más profundo: es qué proyecto ofrece mejores garantías de fortalecer nuestra institucionalidad y contribuya a alzarnos como una voz fuerte dentro del Frente Amplio y la oposición para construir una alternativa municipalista transformadora.

Los errores en la gestión política no deben paralizarnos ni menos alarmarnos. Las crisis no deben ser vistas sino como oportunidades de cambio. Somos un partido nuevo, en crecimiento y con una militancia a la que no hemos sabido convocar. Las más de 40 mil personas que firmaron por RD a lo largo de Chile para que pudiésemos inscribirnos como una fuerza política y así respaldar la candidatura presidencial de Beatriz Sánchez, se sintieron llamadas a apoyarnos por distintas razones. Del mismo modo, las puertas de nuestro partido deben abrirse a esa militancia diversa que trabaja, que vive en comunas alejadas de los centros urbanos, que se siente distante de la participación digital, que son madres y padres, que son dirigentes sociales y que tienen una historia de militancias anteriores.

A esa militancia diversa debemos dar respuestas diversas de participación. Y es a esa militancia a la que no hemos logrado hablarle.

En la reciente votación de nuestro congreso estratégico votaron un poco más de 800 personas. ¿Qué nos dice este número? Seguimos convocando a los más activos, a los más interesados o a quienes pueden ser parte de dinámicas virtuales. Ese tipo de votaciones atenta contra una participación amplia y diversa: ¿Debemos insistir solo en ese camino? Creemos que no. La profundidad de la discusión política y de propuestas no se juega en una instancia de participación con esas características. Se juega en el día a día cuando las comisiones de contenidos de RD se concentran en generar posicionamientos políticos para el partido sobre temas tan indispensables de despejar como la ciudad qué queremos habitar, la ruralidad y sus desigualdades, las zonas de sacrificio y las condiciones para un nuevo modelo de desarrollo, el extractivismo y la recuperación de los recursos con políticas de sostenibilidad ambiental, entre tantas temáticas. Se juega en los frentes de acción política que deben ser una voz mucho más presente en la articulación social, formación de cuadros dirigentes y en la discusión pública sobre temas tan sustantivos como el trabajo decente, los conflictos socio ambientales, las demandas feministas, de los pueblos indígenas, de la comunidad migrante, de las diversidades y de los estudiantes, entre tantas más.

Nuestro partido tiene los desafíos de toda organización que empieza a crecer: armar un equipo funcional a las necesidades orgánicas, establecer reglas claras para la militancia que nos permita avanzar en derechos pero también en deberes, necesitamos una militancia comprometida, fraterna y responsable, capaz de convivir con diferencias estratégicas. No reconocer que hemos tomado a la ligera los problemas administrativos, financieros y de gestión, que hemos reproducido lógicas de la vieja política en la conformación de equipos y en la definición de candidaturas y que relativizamos la concentración del poder, es parte de la autocrítica que debemos hacer en RD. Si queremos ser un partido que, junto al Frente Amplio, impulse a todo nivel los cambios que son necesarios para construir una sociedad más justa e igualitaria, RD debe cambiar algunas de sus lógicas de funcionamiento.

Otro punto clave es la coordinación con los representantes. Sus agendas a nivel parlamentario, regional o municipal no deben comprenderse como iniciativas personales, deben responder al proyecto colectivo que encarna Revolución Democrática. Para eso debemos definir mecanismos que permitan una comunicación fluida y una articulación efectiva entre representantes y el partido. No es sostenible para la nueva política que proclamamos, que en el Congreso se empujen avances en determinados temas y a nivel regional o local no exista relación o resultados acordes a lo que estamos debatiendo a nivel legislativo.

Enfrentar el centralismo con decisión no es solo poner el foco en las regiones. Mirar más allá del centro significa apuntar a problemáticas que no son cómodas de tratar y que requieren atrevimiento y convicción: los guetos verticales amparados en intereses inmobiliarios y no en políticas para la vivienda digna; la seguridad que se aborda más desde la criminalización que desde la prevención; los problemas de residuos domiciliarios y microbasurales; la violencia hacia las mujeres que se convierte en un espiral del que las instituciones competentes se liberan de responsabilidad frente a un femicidio. Para ofrecer soluciones desde lo local, necesitamos mirar mejor y escuchar más a esa diversidad que cree en el Frente Amplio como alternativa de cambio.

Los próximos dos años de RD debieran ser los años en que los territorios decidan ciertos caminos para llegar a las elecciones municipales junto al Frente Amplio con una alternativa transformadora para las comunas de Chile. Que los territorios decidan con qué movimientos sociales y fuerzas políticas dialogan. Que los territorios decidan sus prioridades programáticas en base a las necesidades que aquejan a sus habitantes. Debemos enfrentar esa tarea con responsabilidad, construyendo y proyectando el modelo municipal al que aspiramos, preparándonos en todo lo que implica una gestión municipal con un propósito mayor: más derechos sociales para vecinos y vecinas. RD debe apostar por sus territorios y para eso debe volcar todo su esfuerzo en acompañar sus procesos y apoyar con formación a sus cuadros militantes.

Queremos que Revolución Democrática construya poder local para las mayorías. Queremos que quienes nos representen en concejos municipales, alcaldías y gobiernos regionales, contribuyan con sus acciones a mejorar la vida de miles de chilenas y chilenos.

Como oposición frenteamplista la tarea de dialogar, no por un “todos contra la derecha” sino por recuperar las comunas de las manos de quienes han usurpado sus recursos y han logrado instalar modelos de convivencia que han despolitizado a la ciudadanía, debe orientar el compromiso de Revolución Democrática y de una propuesta transformadora de cara a las municipales del 2020.