Por qué Hermes Soto y Andrés Chadwick deben renunciar, explicado con manzanitas
¿Por qué Hermes Soto y Andrés Chadwick deben renunciar? Por varias razones, pero fundamentalmente por esta sucesión de hechos, explicados con manzanitas: Primero, desde el gobierno y Carabineros, dijeron que fue un enfrentamiento contra un delincuente con antecedentes tras un robo de autos. Triple mentira: no tenía antecedentes, no había robado los autos, y no hubo enfrentamientos. Luego dijeron que el Comando Jungla fue un invento de la prensa. Mentira desacreditada con papeles oficiales. Luego, dijeron que no había videos para verificar lo que pasó. Mentira. Luego, que había videos pero que rompieron la tarjeta. Dudoso. Luego, que rompieron la tarjeta con las escenas del crimen para eliminar escenas de pareja íntimas. Más dudoso. Eso lo dijo el general Soto frente a todo Chile en la Cámara de Diputados. No hay más videos, nos dijo, reduciendo todo a un responsable perverso. Y hoy toda su soberbia verdad, una verdad insultante al poner la muerte de Camilo al nivel de una escena porno, se ha evaporado dejando relucir más mentiras.
Hoy sabemos que ahora hay 3 videos que muestran a un niño de 15 años maniatado, con cara de espanto frente a criminales de acero que acaban de asesinar a su amigo. Hoy sabemos que la verdad de Hermes Soto, respaldada por Chadwick y su soberbia que señaló a la diputada Nuyado que tras descubrir la verdad ahora estaba todo andando bien, se ha convertido en nuevos videos que estaban escondidos y que muestran a un Camilo moribundo, lleno de sangre, aporreado como un perro atropellado sobre la tierra por los carabineros, los oficiales del Comando Jungla real que fueron enviados y mandados por Soto y Chadwick con bombos y platillos. Hoy Hermes Soto y Andrés Chadwick aparecen como los responsables políticos de este crimen y su encubrimiento ante la Cámara de Diputados -porque de lo contrario sólo les queda el ridículo-, pero también aparecen como las autoridades que pusieron la fianza por los que mintieron y que fueron descubiertos, a sabiendas de que la mentira fue sistemática y sin la certeza de su detención. Son los que dijeron fehacientes que Carabineros mintió, pero desde ahora todo es verdad. Son los que defendieron esa verdad -sin certezas y con evidencias del ocultamiento cómo práctica común- y ahora resulta que defendieron una mentira. Sí había más videos, y esos vídeos no son fortuitos: son el alma para una investigación que debe condenar.
Ellos saben que esta investigación los puede tocar directamente en su autoridad, así se entiende su total respaldo a los carabineros que seguían mintiendo. Porque había que cerrar todo ahí. Con las bajas, el caso estaba cerrado. Con el mal concentrado en Raúl Ávila, el supuesto borrador de escenas porno -tesis hoy totalmente cuestionable- todo estaba cerrado. Eso es lo más parecido a encubrimiento, ocultamiento y obstrucción que se podría describir, y es razón suficiente para que sus salidas tengan carácter de urgente. Por el bien y la limpieza de la investigación. Porque alentaron y defendieron un proceso de obstrucción de la verdad. Porque se sentían tranquilos, pero no se esperaban que el abogado del carabinero que estaban enviando a los leones como chivo expiatorio, Ávila, develara que su representado no es el único de trapos sucios en este show, activando una bomba que les llega a la cara al pasar el video de los disparos a la fiscalía.
Ellos, Soto y Chadwick, están a cargo de la seguridad de todos nosotros, de la gente de izquierda y de derecha, de sur a norte, y como jefes de las armas que andan en la calle no nos dan confianza, porque queda la idea de que se cuidan a ellos antes que a nosotros, y a cualquier costo, al costo de lo que implique la mentira. ¿Sabían Chadwick y Soto de los vídeos? Puede ser o no, pero eso no es lo más relevante: lo más relevante es que sin tener certezas apañaron al 100% la palabra de los que ya les habían mentido; es decir, respaldaron, con evidencia en la mano de la falsedad, a gente que se comporta como sicario.
Esos hombres, descubiertos como avales de criminales que siguen borrando la escena del crimen, no pueden estar a cargo de las policías, porque en lugar de seguridad dan incerteza y provocan peligro, el peligro de la desobediencia. Porque mientras hacen el ridículo los desobedecen. Por la fuerza de los hechos, por el poder de la lógica, no por mí impresión. No pueden estar en sus cargos, gozando de los beneficios de sus cargos, tomando las decisiones que toman, quienes han sido engañados de esa forma y quienes han engañado de esa forma a la ciudadanía, burlándose con despistes como los de las supuestas escenas íntimas, a sabiendas de la fragilidad del dato. No dan seguridad al país. Se tienen que ir. Dos más dos.