Mauricio Rojas y la derecha pinochetista      

Mauricio Rojas y la derecha pinochetista      

Por: Roberto Pizarro Hofer | 14.08.2018
La derecha defiende a Rojas. Mario Desbordes y Jacqueline Van Rysselberghe, presidentes de Renovación Nacional (RN) y de la Unión Demócrata Independiente (UDI), inventan un empate y reescriben la historia. Una historia que les conviene, que le permite a la derecha eludir su responsabilidad en los delitos de lesa humanidad. Descalifican también al Museo de la Memoria.

Mauricio Rojas fue cesado como ministro de las Culturas. Había sostenido, hace sólo dos años atrás, en un libro entrevista con el actual ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, que el Museo de la Memoria “Más que un museo se trata de un montaje”. Negaba así a la más terrible tragedia que vivió nuestra sociedad en su historia. Sus dichos provocaron un rechazo generalizado del mundo de la cultura, de los partidos opositores al gobierno y de las redes sociales.

La protesta ciudadana impuso la salida de Rojas. Sus dichos habían ofendido gravemente la memoria de los mártires del genocidio de Pinochet y descalificaban, de una plumada, los informes Rettig y Valech. Porque ambos habían comprobado fehacientemente las gravísimas violaciones a los derechos humanos, cometidas por la dictadura civil militar.

La derecha defiende a Rojas. Mario Desbordes y Jacqueline Van Rysselberghe, presidentes de Renovación Nacional (RN) y de la Unión Demócrata Independiente (UDI), inventan un empate y reescriben la historia. Una historia que les conviene, que le permite a la derecha eludir su responsabilidad en los delitos de lesa humanidad. Descalifican también al Museo de la Memoria.

“Si hubo golpe de Estado, y posteriormente hubo gente que abusó, eso sucedió por situaciones previas. Y eso no se cuenta en ninguna parte”. (Van Rysselberghe)

“El Museo de la Memoria es un ejemplo del sesgo con que se pretende escribir la historia. Solo recoge una mirada, omite el origen de la crisis que en los 60 causó tanto daño a Chile, nada dice de quienes hicieron trizas la democracia y las instituciones con la retórica del odio.” (Desbordes)

Rojas es un perverso, pero importa poco. Para algunos es un traidor porque desde el MIR transitó a la derecha por oportunismo; y, para otros un mentiroso, que nunca militó en la izquierda. Lo relevante y grave es que los dirigentes de la derecha cuestionen el Museo de la Memoria como una visión falsa de la historia de nuestro país, y que acepten la calificación de ser un “montaje”.

No hay caso. La derecha persiste en defender el golpe de Estado, la represión de 17 años y el modelo económico y político que instalaron junto a Pinochet. Por eso les cuesta aceptar una realidad ineludible. Los delitos de lesa humanidad. Y la niegan, como Rojas, o la quieren empatar responsabilizando a una supuesta “retórica del odio” que habría caracterizado al gobierno de la Unidad Popular.

Los civiles tienen tanta responsabilidad como los militares en los crímenes de lesa humanidad. Conspiraron desde la primera hora contra Salvador Allende. Participaron en el complot golpista. Mantuvieron silencio o participaron directamente en los crímenes del régimen dictatorial. Elaboraron la estrategia económica que impuso la injusticia y las desigualdades. Se adueñaron a precio vil de las empresas privatizadas, redactaron e hicieron aprobar mañosamente la Constitución de 1980.

A final de cuentas, el terror, los campos de concentración y el destierro no se instalaron para combatir guerrilleros, sino para imponer un modelo de sociedad que mejor sirviera a los intereses de la derecha política y empresarial.

Sin embargo, la derecha no ha reconocido sus responsabilidades en el quiebre de la democracia chilena ni la que le cabe en los crímenes de la dictadura. Ha acusado a la izquierda de iniciar la violencia en Chile, y ha dejado recaer todas las culpas de los atentados a los derechos humanos sobre los militares.

La derecha no tuvo ni tiene la valentía de asumir la cuota de responsabilidad que le corresponde como instigadora de la tragedia que vivió nuestro país. Al defender a Mauricio Rojas y al negar los hechos que relata el Museo de la Memoria revela su respaldo al gobierno de Pinochet y su rechazo  a la defensa de los derechos humanos.