Diplomacia británica reconoce a Jerusalén como "territorios palestinos ocupados" en viaje de príncipe William
La visita del príncipe Willliam a Jerusalén no ha pasado desapercibida, pese a que la relevancia de familia real cada vez va quedando más relegada a sus matrimonios y los nacimientos.
El segundo en la línea de sucesión al torno emprendió esta semana un histórico viaje al territorio que estuvo bajo mandato de Reino Unido desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta 1948.
El duque de Cambridge se convirtió en el primer miembro de la familia real en recorrer Israel y Palestina, viajes a lugares que estaban vetados por la realeza mientras no se hubiese alcanzado la paz.
William fue recibido por todo lo alto tanto en Israel como en “los territorios palestinos ocupados”, según constaba en el guión escrito por la diplomacia británica donde se detallaba dónde iría, a qué hora y con quiénes se juntaría. Descripción que llamó la atención, ya que los diplomáticos occidentales suelen referirse mediante el eufemismo de “los territorios”.
El recorrido comenzó por el museo del Holocausto, una de las paradas obligatorias para todo viaje oficial, seguido de encuentros con el presidente de Israel, Reuven Rivlin, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
En tanto que cuando el hijo de Diana de Gales llegó a Palestina, fue recibido con alfombra roja y honores militares en la Muqata, la sede administrativa. Antes, pasó por las calles del cercano campo de refugiados de Jalazone. “Gracias por la acogida, me siento complacido por la estrecha colaboración en los campos de la educación y la ayuda humanitaria entre nuestros dos países”, le dijo Mahmud Abbas en su encuentro.
"No han sido olvidados", también les dijo a los palestinos en su vista a Jerusalén, en la zona oriental, donde se encuentra el Consulado Británico, donde también recorrió, siempre bajo alta protección, la Explanada de las Mezquitas y el muro de los Lamentos. “Que el dios de la paz bendiga esta región y extienda la paz en el mundo”, escribió en el libro de los visitantes.
Pese a estas señales, el entorno del príncipe William insistió en el carácter apolítico de la visita, la que representa la primera de carácter oficial de un miembro de la familia real a ambos territorios.