Argentina en vilo ante histórica votación de Ley de Aborto: "La construcción de esto se dio en la calle y no en el Congreso"
Con su pañuelo verde en torno al cuello y la convicción de una dirigenta de años militando en la calle, Ofelia Fernández cerró su discurso ante diputados y diputadas de Argentina con un mensaje claro: “Una sociedad más justa no la voy a construir hablando de mí misma, la voy a construir militando la libertad de los otros y las otras y lo único más grande al amor a la libertad es el odio a quien te la quita”.
A sus 18 años, la líder estudiantil y presidenta del Centro de Estudiantes del Colegio Carlos Pellegrini, fue una de las 600 expositoras que acudió ante la Cámara para manifestar su opinión sobre el histórico proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, una iniciativa elaborada por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito, a la que adhieren 305 organizaciones feministas y del movimiento de mujeres de todo el país.
Esta es la séptima vez desde 2007 que se presenta el proyecto de ley para la despenalización del aborto, pero es la primera que llega a debatirse en el Congreso. Una discusión que fue autorizada por el presidente Mauricio Macri el pasado mes de febrero, a pesar de mostrarse en contra de su legalización. Desde entonces, los diputados y diputadas se han reunido cada martes y jueves para debatir el asunto en las distintas comisiones; mientras que en las calles aumentaban las movilizaciones a favor del aborto.
La discusión, que iniciará hoy a las 11 de la mañana, tendrá al país paralizado, con una quincena de colegios en toma y una vigilia afuera del Congreso hasta que salga la ley, probablemente a la madrugada del jueves.
Para la aprobación del proyecto -que luego pasaría al Senado- se requiere al menos el apoyo de 129 diputados. La clave está en manos de una treintena de legisladores indecisos. En caso de ser rechazada, habría que esperar dos años para poder presentar un nuevo proyecto de Ley ante el Congreso.
Pero para Ofelia Fernández, lo importante no son los votos de esos indecisos diputados, sino las mujeres que estarán fuera del Congreso, que durante años militaron por el derecho al aborto y forzaron a la política institucional a discutir una ley en sus términos.
El pasado 30 mayo compareció ante la Cámara de Diputados para defender su posición a favor del aborto y declaró que: "Para nosotras este es un tema saldado. Este pañuelo es el uniforme en las escuelas". ¿A qué se refería?
A partir de la primera marcha de #NiUnaMenos, en 2015, se inauguró un nuevo ciclo del movimiento feminista en Argentina. No empezó el movimiento feminista en sí, pero sí una etapa de alza del mismo: se empezaron a dar muchas discusiones alrededor del tema de la mujer y sobre cómo llevar adelante políticas para ellas. El aborto fue una de ellas. En las escuelas se entendió muy bien este mensaje. A principio de 2018 se hicieron varios plebiscitos en las escuelas y los resultados a favor fueron del 96 o el 98%.
¿Qué es lo que más destacaría del proyecto que se ha presentado?
Por un lado, que se hace cargo de la realidad que se vive y es ambicioso en el sentido de que le pide al Estado que legisle en esta problemática. El proyecto propone la manera de tratarla porque los diputados simplemente tienen que votar a favor o en contra. La elaboración del proyecto la hizo la Campaña y eso fue lo desafiante. También me parece muy valorable esa perseverancia en la manera de entender la política como algo que se disputa en las calles y no desde la política convencional.
El proyecto de interrupción voluntaria del embarazo ha incorporado algunas modificaciones respecto a su contenido inicial, con el objetivo de llegar a un mayor consenso. Una de ellas es la objeción de conciencia. ¿Qué opina sobre las consecuencias que podrían derivar de este punto?
La objeción de conciencia es bastante grave porque hay provincias con una influencia religiosa muy fuerte en las cuales todos los médicos pueden declararse objetores de conciencia. Entonces ahí no están garantizando el aborto, solo están fingiendo garantizarlo, porque si nadie lo puede practicar, no hay aborto. Sin embargo, todavía no se resolvió ni la objeción de conciencia individual ni la institucional. Por otro lado, también está el tema de la autonomía progresiva, que es otro punto en el que el proyecto se auto-retrotrajo. Eso tiene que ver con que los menores de 18 años no podrían elegir practicarse un aborto sin el consentimiento de sus padres o madres. Todavía no está ningún punto definido y ahí es donde ahora se está haciendo presión.
¿Ha recibido presiones o amenazas de grupos conservadores o personas en particular, como ha sido el caso de algunas activistas de la campaña?
No personales ni fuertes. Insultos por redes sociales y demás, sí. Amenazas, no. Pero nada que me haya sorprendido.
¿Cómo habría que interperetar la aprobación de ese proyecto, si finalmente así fuera, durante el mandato de un gobierno de derecha y profundamente neoliberal como el de Mauricio Macri?
Hay algo clave: lo que se construyó acá no es política parlamentaria, es política de la más pura, de militar en las calles y los espacios de base, los colegios, las universidades, nuestros espacios de trabajo. Esa trayectoria es innegable. Si el aborto se aprueba, probablemente va a quedar estrechamente ligado a una lucha que se dio en todos los planos y con mucha intensidad a lo largo de muchos años, porque fue súper visible. Pero no por un gobierno que además tiene a medio gabinete abiertamente en contra.
Pero igual sería con Macri que se llega a la aprobación y no en ninguna de las ocasiones anteriores.
Con eso no se van a quedar. Sí con el mérito de haber dejado que se debata y discuta, pero eso no fue por buena voluntad, fue porque nosotras ya estábamos muy organizadas y éramos cada vez más. No nos podían decir que 'no' tan fácilmente. Las movilizaciones hoy ya están en todas partes. No somos unas cuantas locas piqueteras las que marchamos. Por ejemplo, las actrices salieron en la tele con el pañuelo verde. Acá hay un movimiento que se está tomando las calles y que quiere que salga la ley.
¿Cómo cree que se resolverá la votación siendo que parece que la clave está en manos de un grupo de 30 parlamentarios indecisos?
Creo que lo más probable es que en la Cámara de Diputados termine saliendo, pero no así en el Senado. No quiero especular, pero creo que irá por ahí la cosa. Sin embargo, lo que me parece más importante es que, justamente, la construcción de este proceso y de la discusión se dio en la calle y no en el Congreso. A ellos les toca votar en representación de las demandas del pueblo o de los intereses personales. En base a eso, si se pierde la votación seguiremos por nuestro camino, pero se lo haremos pagar. Es tanta la movida alrededor del aborto que, si no se aprueba, al senador que vote en contra no lo vamos a votar más. Tampoco a los viejos partidos de siempre que representan sus propios intereses y no los del pueblo, porque no están haciendo democracia están haciendo subjetividades que matan a mujeres todos los días.
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Tomas feministas trasandinas
En los últimos días, y en el contexto de la votación del proyecto, las estudiantes secundarias se tomaron 14 colegios, incluyendo algunos de los más tradicionales de la capital. En Chile algunas universidades ya llevan más de 40 días movilizadas. ¿Ha habido un efecto contagio de las movilizaciones de los movimientos estudiantiles feministas?
No sé si se puede establecer una correlación directa porque son por temáticas diferentes, pero sí se entiende este fenómeno latinoamericano del crecimiento del feminismo, de mujeres que empiezan a disputar en la política y mostrar la búsqueda que están atravesando. Que eso esté pasando al mismo tiempo no fue planeado, no pensamos en eso [las tomas en Chile] para tomar acá, aunque allá fuera primero. Pero sí habla claramente de un fenómeno en el que estamos construyendo alternativas desde muy cerca y muy lejos al mismo tiempo.
¿Qué otras demandas están instalando con las tomas?
Principalmente, la aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral, sancionada en el 2013 en Argentina, que no se aplica en ninguna escuela y que va estrechamente ligada con el tema del aborto. Además tiene que ver con cuestiones como las relaciones consentidas, introducirnos al mundo de la anticoncepción y prevenir embarazos no deseados, entre otras.
¿Está resuelto el tema de los protocolos en caso de abuso o acoso sexual en los colegios de Argentina?
Fue una de las principales cuestiones que reivindicamos en las tomas de colegios del año pasado, que fueron mucho mas masivas que esta. Ahora no está haciendo tanto ruido por el tema del aborto, pero sin duda es parte de la agenda de los secundarios para este año. En las facultades ya es otro tema. En la Universidad de Buenos Aires sí hay protocolo de violencia de género, el tema pendiente es en los colegios secundarios y en algunas facultades que aún no lo tienen.