Este sábado un ataque a tiros al campamento instalado a favor de Lula da Silva en Curitiba, donde el ex presidente brasileño está preso desde el pasado 7 de abril, dejó dos heridos, uno de ellos de gravedad.

Según un comunicado de la Secretaría regional de Seguridad, un simpatizante fue recibió un disparo en el cuello, quedando en un estado de salud grave, mientras que el otro tiro impactó en uno de los baños químicos instalados en el campamento, donde duermen diariamente unos 300 seguidores de Lula, y fragmentos de bala hirieron levemente a una mujer en el hombro.

La policía abrió una investigación y decidió reforzar la seguridad del campamento, situado cerca de un kilómetro de distancia de la sede policial donde Lula permanece privado de libertad, fue un acuerdo entre los líderes del Partido de los Trabajadores (PT) y autoridades locales.

Desde que Lula ingresó en prisión, decenas de simpatizantes llegados de diferentes partes de Brasil permanecen en una vigilia esperando la puesta en libertad del líder brasileño, que encabeza todos los sondeos de opinión de cara a las elecciones del próximo octubre.

La presidente del Partido de los Trabajadores (PT), la senadora Gleisi Hoffmann, condenó el ataque de, según dijo, “más de 20 tiros” y apuntó como sus responsables a aquellos que “incitan el odio” en sus discursos contra “los movimientos sociales de izquierda”.

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Un juez prohibió cualquier tipo de ocupación en el entorno de la sede policial donde Lula está preso, bajo pena de una multa diaria de 500.000 reales (unos 144.400 dólares). Esa decisión obligó a la militancia a trasladar el improvisado cuartel, que entonces se encontraba a unos cien metros de la celda de Lula, a un terreno a un kilómetro de distancia, alquilado por el movimiento y pactado con las autoridades.

Para el próximo 1 de mayo, con motivo del Día Internacional de los Trabajadores, las principales centrales sindicales han convocado manifestaciones en Curitiba para mostrar su apoyo a Lula y pedir su libertad, entre otras reivindicaciones.