Una verdad más incómoda aún

Una verdad más incómoda aún

Por: Pipo Peña | 12.04.2018
Afirmar que un hombre es hombre por el solo hecho de una creencia personal nutrida desde una escasez de educación y una ignorancia evidente. Más aún cuando se refiere de manera directa a una persona que posee total convicción. El respeto no existe cuando afirmas algo sin tener ningún conocimiento más que la Biblia y las comunicaciones de apoderado.

“José Antonio es tonto o se hace”, repetía con insistencia en mi cabeza frente a la columna de mierda del ex candidato. Afirmando mitología local de manera deliberada. Anunciando la epidemia de izquierda en los jueces en Chile.

Después de la fiesta de estupidez, aclaró que todo esto será “una opinión personal expresada de forma totalmente pública” y que en verdad la problemática no eran los jueces comunistas, sino que las aclaraciones de una persona limitada, lastimosamente inculta y lógicamente intolerante.

El entender como en Chile existen personas con este nivel de estupidez mental es bastante complicado. Existen, son más comunes de lo que creemos. Reflejan lo más horrendo que ha pasado en nuestro país en términos sociales y políticos. Lamentable saber y ver como parte de la gente aún cree, reza y sigue el camino de la intolerancia.

Faltar a la verdad sería que debemos aguantar y tolerar al mismo tiempo declaraciones como las de ese tal José Antonio. Y no es por intolerante. Para nada. Esto se trata de algo más profundo aún. Lo concretamente relevante es tolerar tanta ignorancia por parte de una persona. Que tengamos la capacidad de aguantar y dar pie, espacio y tiempo para tonterías de tal envergadura.

Yo le voy ayudar amigo y amiga lectora: José Antonio es tonto. Por ningún motivo además podemos aguantar que se establezcan espacios para hablar sobre los jueces y hacer juicios de valor directo. Tenemos vergüenza. Vergüenza por la capacidad de cara rajismo por parte de gente como JA.

Oponerse a la ideología de género si es un maltrato y más aún cuando se formula desde la dignidad. Dignidad es lo que pierden muchos compatriotas por no tener los mismos derechos que cualquier persona.

Afirmar que un hombre es hombre por el solo hecho de una creencia personal nutrida desde una escasez de educación y una ignorancia evidente. Más aún cuando se refiere de manera directa a una persona que posee total convicción. El respeto no existe cuando afirmas algo sin tener ningún conocimiento más que la Biblia y las comunicaciones de apoderado.

Centrar el tema hacía los problemas que podrían suscitar respecto a temas más bien económicos, es trabajar a través de pantallas, fantasmas y funciones más bien que buscan esconderse tras cualquier absurda excusa, antes de dar cara y reconocernos como personas libres.

José Antonio nos demuestra con tanta holgura su nula capacidad.

Es preocupante como una persona así. Que no entiende donde vive ni con quienes convive, pueda tener algo de nivel de apoyo popular.

Bien dice si, que la crisis de desconfianza en política tiene diversas causas. Una verdad es que esa desconfianza se mantiene a medida que no existan representantes que desarrollen representatividad real, que sean consecuentes con la causa y que tengan la capacidad de gobernar para una sociedad que exige, necesita y busca mayor equidad.

La gente no busca personas a quienes obedecer José Antonio. La gente busca espacios para poder desarrollarse y demostrar que una sociedad sana la construimos todos con “rebeldía, resistencia y amor”.