Quentin Tarantino sigue en el centro de la polémica. Esta vez, no por las acusaciones de la actriz Uma Thurman sobre la negligencia en una escena de Kill Bill Vol. 1 que pudo haber causado su muerte, sino por la defensa que realizó en 2013 acerca de los abusos sexuales cometidos por el realizador Roman Polanski.

El director de obras como "El Pianista" y "Chinatown" fue acusado de haber violado a una niña de 13 años y él mismo terminó por admitirlo frente a la corte, aunque huyó antes de que el país dictara su sentencia.

En una entrevista, Tarantino excusó los abusos del cineasta -que también ha sido denunciado por otras mujeres- asegurando que "no violó a una niña de 13 años, fue una violación legal. No es lo mismo (...) Tuvo relaciones con una menor. Eso no es violación".

Por si fuera poco, el realizador -quien llamó "una chica fiestera" a la víctima- agregó que "para mí, cuando usas la palabra violación, estás hablando de violencia, empujando; es como uno de los crímenes más violentos del mundo. No puedes usar la palabra violación a la ligera. Es como lanzar la palabra ‘racista’. No se aplica a todo para lo que las personas la usan".

Pese a que el entrevistador Robin Quivers le recordó que la niña no quería tener sexo con Polanski, Tarantino replicó convencido que "ella quería que pasara". Quivers, por su parte, recalcó que el director podría haber evitado cometer tal acto alejándose de la niña, pero Quentin volvió a justificarlo: "Le gustan las niñas", sentenció.

Al momento de cerrar el tema, le consultaron al director de "Pulp Fiction" qué hubiera pasado si la niña abusada sexualmente por Polanski hubiera sido su hija y confesó que "golpearía al culpable hasta el cansancio".