Los tres zarpazos de la corrupción y la impunidad que están remeciendo Chile
Es indignante, agresivo, ultrajante lo que están haciendo con el litio, con nuestro litio, el nuevo oro blanco del mundo, y es desesperante que la mayoría de los chilenos no lo sepa. Hay que gritarlo, hay que compartir la información, hay decir de la forma más clara posible que el Estado de este país decidió extender hasta el año 2030 el beneficio de Soquimich para explotar el litio y así sus dueños, los que corrompieron a todo el sistema democrático de esta República, se sigan haciendo ricos. Es un insulto, un descaro, porque lo que Corfo está haciendo, a través de su vicepresidente Eduardo Bitrán, es premiar a Julio Ponce Lerou, el yermo de Pinochet, es informarle con una sonrisa en el rostro que fue válido usar un mineral de nuestra tierra para sobornar, para cometer el delito de cohecho y así seguir beneficiándose personalmente, haciendo imposible el uso del mineral para industrializar Chile, para generar mejores trabajos, para obligarnos a mejorar nuestros estándares de ciencia y tecnología, para frenar la desigualdad, para dejar de depender de la pura extracción bruta, sin siquiera recaudar lo que deberíamos recaudar. Es indignante, es agresivo, pero es así: Chile ha premiado a la empresa que corrompió a más de 160 personas vinculadas a los poderes del Estado, políticos, funcionarios de gobierno; Chile ha decidido seguir siendo rehén de SQM, le ha indicado que la corrupción no se castiga, se celebra con miles de millones de dólares, porque si Bitrán festeja que con este acuerdo el país va a recaudar 12 mil millones de dólares por el royalty del 30%, pensemos por lo menos un segundo en los otros 40 mil millones de dólares que facturaría este verdadero club de la delincuencia, este club que quedará impune.
Saca de las casillas el acuerdo Corfo-SQM, porque no solo es un triunfo político de la corrupción, es también un triunfo judicial: Contémosle a todos nuestros amigos que, además de los nuevos billetes que Ponce Lerou se va a llevar en carretilla a su mansión en los próximos doce años, la Fiscalía llegó a un acuerdo con SQM -aprobado por la Justicia- para suspender el juicio en contra de la compañía, cambiando una condena por la "mísera" suma de 4 millones de dólares a repartirse entre el Estado y 4 fundaciones, un pelo de la cola para una entidad que sólo en el primer semestre del año pasado recaudó 204 millones de dólares. O sea, el negocio es redondo: soborno a senadores, subsecretarios y ministros -como Pablo Longueira, a quien la Fiscalía atribuye $720 millones recibidos desde SQM para no incluirla en el alza tributaria de la Ley que se legisló-, pago una multa miserable y me doy la mano con Corfo para seguir en la mía, como una verdadera mafia. Se pasaron. ¿Y el gobierno? el gobierno, en lugar de tomar la decisión política de no continuar con SQM como socio, envía un ejército de Fuerzas Especiales a reprimir la marcha que este lunes 29 de enero dejó once detenidos por manifestarse caminando en una movilización que no fue autorizada por la Intendencia. Ese es el Chile que cierra enero de 2018.
Pero esto no es todo, el Chile que cierra enero de 2018, este Chile que da zarpazos de impunidad, también partió el año siendo testigo del acuerdo de la Fiscalía con Iván Moreira, delincuente confeso del delito del uso de boletas ideológicamente falsas para el financiamiento de su campaña a senador. El acuerdo, que le va a permitir seguir siendo senador por cuatro años más -un cargo absolutamente ilegítimo por el cómo llegó a él-, consiste en la burda cifra de 35 millones de pesos a pagar, exactamente el mismo monto de las boletas falsas que le regaló Penta. O sea, ni siquiera la multa es efectivamente una merma para el parlamentario. ¿De qué estamos hablando? ¿Qué es la justicia chilena? ¿En quién confiar? A delinquir entonces, esa es la señal, pero ojo, no cualquier delito: lo que se perdona, lo que se premia, es sólo el delito de cuello y corbata, se perdona a la gente bonita que tiene amigos en todas partes, a los que han delinquido de la mano de los más grandes empresarios. No va a ser que se nos ocurra ser mecheros, lanzas o vendedores de películas piratas, ahí nos mandan a cárceles con chinches que nos pueden quemar vivos en cualquier minuto. Tenía razón la capellana Nelly León, de la pastoral carcelaria, cuando le dijo al Papa Francisco en la cárcel de mujeres de San Joaquín que “estas mujeres representan a los casi 50 mil hombres y mujeres pobres y vulnerables privados de libertad, y digo pobres porque lamentablemente en Chile se encarcela la pobreza“. Y cómo, por la santísima trinidad, no va a tener razón, si en el mismo mes en que el sumo pontífice se paseó por Chile con el denunciado como encubridor de Karadima, Juan Barros, nuestra Justicia nacional premia a los millonarios y políticos de la elite que delinquen, y sigue llenando los penales de seres humanos pobres tratados como ratas.
En tanto, Carabineros, institución encargada de resguardar el orden y meter presos a quienes alteran le orden público de la nación, moviliza guanacos y zorrillos para proteger el cuartel de Temuco visitado por los detectives y así impedir que se incauten los materiales donde se guardaría la información para comprobar que la famosa "Operación Huracán" fue un montaje para perseguir a comuneros del pueblo mapuche, grupo liderado por Héctor Llaitul. Es decir, la polícía más respetada de Latinoamérica desafiando el Estado de derecho para seguir gozando de la impunidad de la que en tantos casos vienen gozando. Pero los mapuche, esos son culpables a priori gracias a la Ley Antirterrorista, a esos se los muestra en televisión, se les mete presos, se les hostiga, y se les mancha la imagen para siempre. Enhorabuena, horas después del ruido de sables de Fuerzas Especiales para proteger sus cuarteles, la PDI logró incautar 25 computadores, encontrando un par de sorpresas, como un computador sin CPU, sólo con pantalla y mouse, y otro sin el disco duro ¿Qué esconden? ¿qué esconde el mayor Patrico Marín, uno de los que detuvo a los mapuche en la "Operación Huracán", y quién en 2014 reconoció que infiltró a un personaje en un presunto grupo radicalizado indígena, mismo infiltrado que luego fue condenado por delito terrorista? ¿Qué esconde el capitán Leonardo Osses, detenido e investigado en 2016 por la presunta destrucción de un documento donde quedó en evidencia la pérdida de un arma? ¡Qué esconde Carabineros señores!
Bienvenido a Chile en 2018: un país en que los zarpazos de la corrupción y la impunidad nos quitan el aire de una verdadera democracia.