"Para enfrentar los desafíos sociales del siglo XXI": Universidad de Chile abre magíster en Trabajo Social
El año 2015 se cumplieron 90 años de trayectoria del Trabajo Social chileno y Latinoamericano, casi un siglo de avances, retrocesos, solidaridades, luchas, derrotas y esperanzas de una profesión-disciplina que emergió en Chile de la mano del impulso de la Modernidad, donde progreso y técnica eran sus grandes sellos, pero -como bien señala María Angélica Illanes (2007)- la dialéctica "civilización y barbarie" tenía su particular expresión en la sociedad chilena de principios del siglo XX.
Según desde donde se interpretaba, la barbarie se expresaba tanto, en la miseria y pobreza de la ciudad, en la explotación y falta de derechos sociales que sufrían los trabajadores, como -desde el plano político- en la “tiranía” de los gobiernos. Consecuencias asociadas al emergente modo de producción capitalista en Chile. Por otro lado, el componente civilizatorio se manifestaba “cargado de un contenido disciplinario y/o educador de la sociedad o de segmentos de ella, con el fin de producir un nuevo orden o de restablecer el existente” (Illanes; 2007:12), por lo tanto, la intervención o acción desde el Estado era fundamental. Sin embargo, también la organización del movimiento obrero -con sus banderas de lucha- puso contenido a la idea civilizatoria de la emancipación, a través de la necesidad de transformar el sistema social, económico y político de la sociedad chilena.
El componente civilizatorio de parte del Estado no estuvo exento de la complejidad y contradicciones que conllevó la aparición -y también el sentido que adquirieron- de las políticas sociales en Chile (aun en sintonía con las tendencias mundiales al respecto, especialmente después de la crisis de 1929). Derivadas de la profesionalización de la intervención desde el Estado hacia los sectores populares productivos e improductivos (pero potencialmente productivos), el Trabajo Social se vinculó desde su origen al área de las políticas sociales, aunque tardíamente (solo a partir de los años 60 del siglo XX) se incorporaron asignaturas y temáticas de políticas sociales, dentro de la malla de formación profesional, que pudo permitir darle un estatuto de reflexión académico a la política social y su relación con el Trabajo Social.
La intervención social que promovió el Estado modernizador chileno, a través de estas mujeres profesionales, estuvo inundado -no solo- del espíritu científico-positivista de la época, sino de un sentido para la transformación del pueblo -claramente con contradicciones- todo lo cual, posteriormente, fue objeto de una crítica profunda, desde la segunda mitad de la década de los años sesenta del siglo XX (con el conocido movimiento de la Reconceptualización).
Pero ha pasado un siglo casi y las expresiones de civilización y barbarie no se agotaron, al contrario, se siguen manifestando en las primeras décadas del siglo XXI, pero de un modo distinto, pues hoy el propio carácter civilizador aloja en su seno la barbarie y la destrucción. Algunos indicadores en el siglo XXI son, por ejemplo, la escasez que viven millones de personas en el mundo, en medio de la abundancia. Los procesos de migración que en muchos casos deja a miles de familias desprovistos de derechos sociales, económicos, políticos y culturales que les corresponde como condición de existencia. Las transformaciones del mundo del trabajo, donde la precarización define a este e hipoteca los sueños de miles de familias y sujetos, a los créditos otorgados por financieras.
Por otro lado, la depredación del medio ambiente al extremo de empeñar la vida de las futuras generaciones por la inmediatez de las ganancias, entre tantas otras cosas. Todo esto y mucho más, confronta al Trabajo Social en un doble desafío; por un lado, comprender los fenómenos sociales actuales y su relación con la esfera de la economía, del Estado, las políticas públicas y la ciudadanía desde una perspectiva crítica, develando la función contradictoria (y sus límites) que tienen en ella las profesiones y disciplinas que trabajan con lo social. Por otro, aportar a la construcción de una democracia sustantiva en el país, que traspase los límites de la participación formal y procedimental para la toma de decisiones.
La vigencia de la profesión en Chile ha permanecido en el tiempo, tras décadas de luchas emprendidas por estudiantes, académicos y profesionales para conseguir la reapertura del Trabajo Social en la Universidad de Chile, disciplina expulsada de esta casa de estudios durante la dictadura militar. De este modo, el 2015 se celebró la reapertura de la carrera, y en 2017 se aprobó la creación del Magíster en Trabajo Social en la Universidad de Chile.
El Magister en Trabajo Social de la Universidad de Chile para el siglo XXI
En particular, el Magister tiene la tarea de formar las nuevas generaciones de profesionales a nivel de postgrado y cultivar la disciplina del Trabajo Social, bajo un sello republicano, pluralista, laico, solidario y democrático, que enfrente en conjunto con la ciudadanía, los desafíos y tareas para realizar la igualdad, fraternidad y libertad que la sociedad contemporánea sigue negando a millones de personas.
Este sello se diferencia de los énfasis que poseen otras escuelas a nivel nacional pues cruza la formación de estudiantes de pre y postgrado en Trabajo Social y otras disciplinas afines, y la preocupación no es solo por la comprensión de este tipo de fenómenos sociales, sino de intervenciones más complejas, lo que significa incorporar ejes sustantivos como los siguientes:
- El punto de partida de la crítica, es decir, la desnaturalización de los fenómenos sociales que producen y reproducen sentimientos y experiencias de injusticia social, opresión, explotación y/o discriminación, lo cual implica entender que muchos de ellos no están solo cruzados por una dimensión económica, esto es, por la necesidad de mejorar la (re)distribución de la riqueza, sino que coexisten o se entrecruzan cuestiones culturales, simbólicas y sentimientos de agravio.
- Una apuesta por la (re)distribución y reconocimiento, para poder comprender complejamente estos fenómenos, pero sobre todo, intervenir en ellos.
- En el plano pedagógico-formativo, son los “Núcleos de Investigación y Desarrollo”, instancias virtuosas que permiten, no solo articular estudiantes de pre y post grado de Trabajo Social y otras disciplinas, sino también académicos de diversas disciplinas y temas, junto con otros actores de la sociedad civil, el mundo privado y el Estado que se unen en la medida en que se identifica un objetivo común de trabajo, ya sea de investigación y/o intervención.
Además es un programa distinto a todos los que existen en Chile, porque: posee un carácter mixto o de tipo académico-profesional, que permitirá a los estudiantes comprender y profundizar la discusión disciplinaria contemporánea y desarrollar la capacidad para realizar investigación básica y aplicada que ayude a la búsqueda de soluciones innovadoras para las intervenciones en el campo de lo social. Este carácter se expresa en el proceso de finalización o graduación, con la entrega de una Tesis de Magíster o la de una Actividad Formativa Equivalente (AFE).
En segundo lugar, la malla curricular está pensada para contener 3 grandes dimensiones: Teórica-Conceptual, Metodológica y Núcleos de Investigación y Desarrollo. Las primeras dos dimensiones se organizan en Cursos que, pondrán al día a los estudiantes, tanto en la discusión disciplinaria internacional, como son las tendencias y enfoques a nivel latinoamericano, también en la teoría social y política, junto con las políticas públicas, al mismo tiempo, que se abordarán los métodos cualitativos y cuantitativos que acompañen la elaboración de investigaciones. Por último, los cursos electivos ofrecidos pueden profundizar temáticas asociadas a los Núcleos o a los temas de interés de los estudiantes, lo que se suma a la oferta existente en los otros Programas de Magíster de nuestra universidad.
La dimensión de los Núcleos de Investigación y Desarrollo son las instancias que sostienen el acompañamiento de la elaboración de las Tesis y las AFE, durante los 4 semestres del Magíster y las temáticas van desde Políticas Públicas e Innovación Social, Ciudadanía, Movimientos y Sujetos sociales, Desigualdad, Diversidad y Territorios.
Se ha pensado en horario vespertino, de lunes a jueves, para profesionales que se desempeñan en diversas dependencias y niveles del Estado, del sector privado y organizaciones e instituciones de la sociedad civil, además de todos aquellos que se desempeñan en el campo académico y desean abordar y profundizar las temáticas y objetos del Magíster. Su apertura es para el primer semestre del año 2018 y las inscripciones están abiertas.