La historia de prisión política y tortura que guarda el aeródromo elegido para la misa del Papa Francisco en Temuco

La historia de prisión política y tortura que guarda el aeródromo elegido para la misa del Papa Francisco en Temuco

Por: Paula Aguilera | 17.01.2018
La Base Aérea Maquehue actualmente es propiedad de la Fuerza Aérea (Fach), sin embargo, fue reconocida por los informes Rettig y Valech como uno de los principales centros de prisión política y tortura de la región durante la dictadura. Por eso, la decisión de realizar la misa en el recinto fue resentida por agrupaciones de derechos humanos, quienes esperan que el Papa Francisco al menos haga alguna mención sobre el tema en el encuentro masivo.

El Aeródromo Maquehue de Temuco es el lugar que atrae todas las miradas de la prensa nacional e internacional este miércoles. La base, que pertenece a la rama de las Fuerzas Armadas (Fach), fue el sitio elegido por la comisión que gestionó la visita para realizar el encuentro masivo entre el Papa Francisco y más de 400 mil personas en su paso por La Araucanía.

La ciudad empezó a prepararse a comienzos de diciembre, con la instalación de 200 baños químicos en el recorrido del sacerdote por la avenida Caupolicán, la implementación de puntos de hidratación, y el refuerzo con más de tres mil efectivos policiales, lo que en total sumará un desembolso de cerca de 150 millones de pesos.

Sin embargo, en medio de la vorágine por la organización, los minuto a minuto con los pasos de la máxima autoridad católica por el país y las manifestaciones críticas ante su visita, hubo un aspecto que pasó inadvertido: el historial de prisión política y tortura durante la dictadura de Augusto Pinochet que guarda la Base Aérea Maquehue.

Entre los principales centros de la región

"Este es un lugar donde se detuvo, se torturó y se asesinó a muchas personas. Fue uno de los centros más grandes de la zona", señala Carlos Oliva, presidente de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de Temuco, quien reconoce que él estuvo detenido en el recinto durante el primer mes del régimen de Pinochet, y cuyo testimonio es respaldado por los informes Rettig y Valech, que también lo reconocen del mismo modo.

"Entre los principales recintos de detención de la Región, se encuentran el Regimiento Tucapel, la Base Aérea Maquehue y la Cárcel Pública de Temuco. Se puede estimar que en el período de septiembre a diciembre de 1973, se encontraban privadas de libertad en esos recintos, entre quinientas a setecientas personas", dice el informe Rettig.

En el informe Valech, en tanto, se señala de Maquehue que, "de acuerdo a los testimonios recibidos por la Comisión funcionó principalmente entre 1973 y 1974. A este recinto fueron conducidos tanto hombres como mujeres. Llegaban con la vista vendada y las manos amarradas. Algunos detenidos llegaban en malas condiciones físicas y psicológicas, debido a que antes ya habían sufrido torturas en otros recintos o durante el traslado hasta la base aérea".

Entre los casos más conocidos, en el lugar fueron ejecutados los funcionarios de Salud y militantes del Partido Comunista, Alejandro Flores Rivera (33) y Hernán Henríquez Aravena (38) –más tarde, el hospital regional de Temuco fue bautizado con el nombre de este último–, quienes fueron vistos en el lugar por última vez el 2 de octubre de 1973, en malas condiciones físicas producto de las torturas que sufrieron. Por su asesinato, existen once oficiales de la Fach procesados como autores, cómplices o encubridores.

También fueron vistos por última vez en el lugar el Director del Hospital de Cunco y militante del MIR, Eduardo González Galeno; la profesora y militante del Partido Comunista, María Arriagada Jerez; y el trabajador de la Caja Nacional de Empleados Públicos, Jorge Eduardo Calderón Otaiza, quienes hasta el día de hoy permanecen en calidad de "desaparecidos".

En los documentos se detalla que "los detenidos permanecieron allí con la vista vendada, incomunicados, hacinados, sin derecho a baño, alimentos ni agua. Los declarantes mencionaron que eran interrogados y torturados, especialmente de noche. En ocasiones los hacían subir a helicópteros para amenazarlos con lanzarlos desde el aire o para llevarlos a otros lugares de reclusión".

[caption id="attachment_188330" align="alignnone" width="600"] Aerodromo fue el lugar elegido por la comisión organizadora de la venida del Papa para su misa en Temuco[/caption]

Que el Papa reconozca el lugar donde está

Fue a comienzos de julio cuando se decidió que el recinto sería el lugar en que el Papa Francisco daría su misa masiva en su paso por La Araucanía. Por esos días, Benito Baranda, facilitador del gobierno para la visita, recorrió la ciudad y sus alrededores acompañado del general de Carabineros, Christián Franzani, jefe de zona de La Araucanía, y luego de barajar cuatro opciones, optó por la única que le había gustado: la base de la Fach.

La decisión gatilló un "tira y afloja" entre la comisión organizadora y la Fach, que tenía reparos ante la posibilidad de que ocurriera un ilícito en el lugar, y posteriormente entre funcionarios de la misma rama y la Intendenta de La Araucanía, cuando los primeros impidieron que Nora Barrientos y su delegación inspeccionaran el acceso 2 de la base, ubicada en el sector de Maquehue-Licanco.

Sin embargo, la decisión fue resentida por organizaciones de derechos humanos de la zona, quienes al enterarse, pidieron al obispo de Temuco, Héctor Vargas, y a la Intendenta de la región que la actividad fuera trasladada. "Hay gente que desapareció y también que fue asesinada ahí, por lo que nos parecía que no era el lugar adecuado", explica Carlos Oliva.

A través de una carta, señalaron a ambas autoridades: "Conocedores del compromiso histórico de la Iglesia Católica, en el período de la dictadura, por la vida de muchos y muchas, nos resulta incomprensible la elección de este espacio, más aún, sostenemos, en modo alguno contribuye al genuino respeto de los Derechos Humanos y a una sana convivencia democrática para Chile".

La carta dio pie a una reunión entre Vargas y representantes de las organizaciones."El Obispo nos reconoció que sabía de la historia del lugar, lo que parece muy grave, pero nos dijo que no tenían más alternativas y que ya era muy tarde. Pero sí se comprometió a hacer llegar esa misma carta al Papa", cuenta Oliva.

En la misa, no esperan grandes gestos según relata Oliva, ni siquiera un llamado a que quienes tengan información la entregue. "Lo único, lo mínimo que le pedimos al Papa es que haga una mención al lugar donde está haciendo la misa, que reconozca que en el lugar en dictadura se torturó, se asesinó. Él es una autoridad para gran parte de la gente en Chile y creemos que ese gesto es importante para que este tema no se deje de lado", cierra.