Una lucha contra el tiempo: Por la promulgación del proyecto de Ley de Identidad de Género antes del 11 de marzo
El reciente martes de 2 de enero, el Ejecutivo le colocó discusión inmediata al proyecto de Ley de Identidad de Género, lo que, en términos reglamentarios, obliga que la iniciativa sea conocida y despachada por la respectiva Cámara en 6 días. En esta línea de eventos, al día siguiente la Comisión de Derechos Humanos terminó con el periodo de audiencias públicas y votó general el proyecto, lográndose su aprobación por 8 votos contra 4. En la misma sesión, la Comisión acordó citar para la próxima semana en 3 ocasiones para iniciar y finalizar con el análisis de las indicaciones de la iniciativa.
Para continuar con el segundo trámite constitucional, se acordó que, luego de terminar el análisis de las indicaciones, el 16 de enero el proyecto sea colocado en tabla para que la iniciativa sea votada y despachada a su tercer trámite constitucional. Este trámite se daría en el Senado y a dicha cámara le correspondería aprobar o rechazar el proyecto aprobado por la Cámara de Diputados. Aquí es donde la iniciativa tendría su momento clave en toda la historia de la tramitación legislativa.
En caso que el Senado apruebe el proyecto, éste estaría listo para ser promulgado como ley de la República. Por el lado contrario, si es rechazado, el proyecto se iría a una Comisión Mixta para solucionar las discrepancias existentes entre la Cámara de Origen (Senado) y la Revisora (Cámara de Diputados). Es en esta segunda alternativa donde el proyecto mismo tendría serias posibilidades de no ser promulgado en los próximos cuatro años.
Si consideramos los tiempos legislativos restantes, siendo el 16 de enero la votación del proyecto en la Cámara, y quizás (siendo optimistas), la siguiente semana el tercer trámite constitucional, no se ve un panorama muy auspicioso para que el proyecto pueda ser promulgado en el gobierno de la presidenta Bachelet. Así, vemos como quedan 4 semanas legislativas en total para que un proyecto, que aún no termina su segundo trámite constitucional, pueda ser aprobado y promulgado antes del 11 de marzo.
¿Por qué importa tanto que el proyecto sea promulgado antes de dicha fecha? La única y poderosa razón es porque en tal fecha asume como presidente Sebastián Piñera, cuya coalición acordó recientemente rechazar el proyecto de Ley de Identidad de Género. Este rechazo se traduciría, en la práctica, en votar en contra del proyecto, intentar modificarlo e incluso vetarlo en caso que la iniciativa quede lista para ser promulgada.
De esta decisión, queda en evidencia que Chile Vamos desconoce la realidad de las personas trans y tampoco considera que dicha población es merecedora de una plena igualdad de derechos. ¿De qué sirve la “creación de empleos” y el “impulso de la economía” si las personas trans, primero, no pueden acceder al trabajo formal, y segundo, tampoco pueden insertarse en una sociedad que, diariamente, les discrimina y excluye?
Lamentablemente, vemos como un asunto de pleno reconocimiento de derechos humanos se tergiversa y se transforma en un tema de “agenda valórica”, que depende del gobierno de turno. Es así, como la población trans depende de la buena voluntad o de la visión del gobierno de turno para el reconocimiento pleno de derechos. ¿No decía la Constitución que nacemos libres e iguales en dignidad y derechos?
No está de más recordar que, históricamente ha existido una opresión y represión hacia las personas trans en virtud de que su identidad de género no concuerda con el sexo asignado al nacer, que se refleja en los documentos legales que el Servicio Nacional de Registro Civil, y otros servicios públicos, emiten. El no reconocimiento de esta identidad excluye a las personas trans del acceso a la salud, educación trabajo, beneficios fiscales, derecho a la vivienda, entre otros. Es así como vemos que la identidad es asunto transversal con muchos otros derechos, cuyo ejercicio se complica en el caso de las personas trans.
La promulgación de una Ley de Identidad de Dénero no significará el fin de la sociedad como la conocemos ni tampoco obligará a que niños, niñas y adolescentes elijan, obligatoriamente, con que sexo/género identificarse. Esta ley será un piso mínimo para muchas personas trans que desean ser reconocidas con su identidad y que, sin duda, para ellas, este avance si les cambiará la vida. Esto debiera ser suficiente para que esta iniciativa sea promulgada, independientemente del gobierno de turno, pero vemos como, el odio y los prejuicios pueden más.