El candidato a diputado de Revolución Democrática por el distrito 8, Pablo Vidal, reveló en un video la realidad que se vive detrás de la aparente normalidad de los terminales de buses de Estación Central.

Armado con una cámara, el aspirante a legislador se pasea por las calles aledañas a los rodoviarios San Borja, Santiago Sur y Alameda, mostrando las consecuencias para los habitantes de las poblaciones Mac-Iver, Cornelia Olivares y Antonio Varas.

Kilométricas filas de buses que pueden tardar tres horas para recorrer solo tres cuadras, un ruido ensordecedor todo el día, profusión de gases contaminantes, destrucción de calles y uso de espacios públicos como baños, basureros o garajes son algunos de los puntos plateados en el video.

"Este es un claro ejemplo de lo pernicioso que es el neoliberalismo desatado. El municipio y los dueños de las empresas de buses se llevan las ganancias, pero los costos los tienen que pagar los vecinos", afirmó Vidal.

El año 2016, en un proceso inédito, la Municipalidad de Estación Central concesionó por 20 años los terrenos de su propiedad en los que se emplaza el Terminal Santiago Sur.

La empresa ganadora de la licitación, Inmobiliaria e Inversiones PyR, tiene la obligación de invertir más de 4 mil millones de pesos en el recinto, aunque se ignora si se contemplan o no planes de mitigación para los sectores aledaños. Si bien en septiembre de 2016, la empresa aseguró que ya se hizo un estudio y que en diciembre del año pasado se verían los primeros trabajos, hasta el momento no ha pasado nada.

Estación Central alberga cuatro terminales de pasajeros, incluido Ferrocarriles, los que anualmente mueven 26 millones de personas al año. Según datos de la municipalidad entre 700 mil a un millón de personas transitan diariamente por el sector de los terminales, cifra que llega al millón y medio durante el período estival o en los días previos a los fines de semana largo.

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