La portera chilena Christiane Endler ya se encuentra en Francia para comenzar un nuevo desafío con el PSG. La jugadora es referente indiscutida del presente del fútbol femenino en Chile, al que examina con agudeza y honestidad.

En entrevista con revista Qué Pasa, la arquera reflexionó sobre el impacto que produjo la noticia de su fichaje en el equipo francés, sentenciando que: "Jamás pensé que le iban a dar tanta importancia en Chile, pero tampoco siento presión. Sólo quiero trabajar bien para ganarme un puesto. Será más complicado que en Valencia, pero estoy dispuesta".

En su nuevo club, Endler tendrá que competir con la polaca Katarzyna Kiedrzynek, quien disputó la última final de la Champions junto al equipo parisino. Su contratación marcó un hito en el fútbol español, al ser el primer fichaje pagado de la liga. La transacción, que habría bordeado los 30 mil euros, fue directamente a las arcas de su club anterior, el Valencia, donde recientemente obtuvo el Premio Zamora a la mejor guardameta del torneo.

Tiane no se marea y aclara que las condiciones entre hombres y mujeres en el fútbol aún están muy lejos de ser justas: "Muchos asumen que voy a asegurar mi futuro con esto, pero no. Estoy muy lejos de lo que gana un hombre en cualquier equipo de primera división del mundo. En un diario dijeron que iba a ganar 22 millones de pesos mensuales. Una estupidez. De hecho, me llamaron unas tías para felicitarme, emocionadas, y yo no entendía nada. Claro, después vi el diario".

Aunque hay variables por premios, la chilena obtendrá de base 2 mil euros mensuales, un monto cercano al millón 300 mil pesos en Chile. Muy lejos de la realidad salarial de un hombre incluso en el fútbol local y parece más grave aún al considerar su buen nivel.

Endler dice que su sueño es jugar un mundial adulto con la selección chilena y disputar unos Juegos Olímpicos. El Mundial Sub-20 despertó ilusiones que luego se desvanecieron.

"De hecho, después del Mundial, cuando estaba Mayne-Nicholls, había buenos proyectos. Fuimos a los Panamericanos, y se estaba trabajando bien, se veía un futuro. Lamentablemente, cuando cambió la dirección de la ANFP se fue todo un poco a las pailas. Harold siempre apoyó el fútbol femenino, tenía una muy buena visión del fútbol en general, como negocio, y el desarrollo también. No sólo hay una responsabilidad de negocio, sino también social. Hay muchas niñas que no pueden estudiar y están estudiando gracias al fútbol, que pueden salir adelante, que con la selección viajan, conocen otras culturas, y yo creo que es súper importante", reflexiona la golera.

La jugadora asegura que no hay derechos ni garantías para las jugadoras que quedan embarazadas mientras se desempeñan: "Se está luchando para tener derechos al quedar embarazadas, porque no los hay. Es complicado. Hay jugadoras que se retiran un año y después vuelven, pero no sé cómo es el tema del contrato. Es una de las grandes peleas del fútbol femenino".

Del mismo modo, reflexionó sobre las diferencias en cómo se vive la diversidad sexual al interior del fútbol femenino, con mucha liberación en contraste a lo que ocurre con los hombres.

"No es tema. Tendríamos que ser una sociedad mucho más abierta. A mí me da lo mismo lo que haga la de al lado. Mientras juegue y se dedique a lo que tiene que hacer, su vida privada es cosa suya. Que cada uno haga lo que lo hace feliz. Afuera cada uno vive su vida. Si te quieres vestir como hombre, lo haces y ya. Si los chilenos empezáramos a liberar la cabeza y la mente de los prejuicios, seríamos todos mucho más felices", sentenció.