Frente Amplio: Una propuesta indecente
En lugar de temor a la historia, yo la invoco
Napoleón Bonaparte
El pasado fin de semana leí una interesante entrevista publicada por el diario El Mercurio al sacerdote jesuita Felipe Berrios.
En ella, señalaba que la transición chilena fue como la película: “Una propuesta indecente”, cuyo elenco lo integraban, entre otros, Demi Moore y Robert Redford. El párroco nacional, analizaba la crítica histórica que realiza el Frente Amplio, señalando que es como que se criticara a la dulce Diana Murphy (el personaje de Demi Moore), por haberse acostado con el millonario a cambio de un millón de dólares, con el cual pudieron vivir en una casa remodelada o pudieron educar a sus hijos, emulando el interesante periodo de transición a la chilena, con Augusto Pinochet vivo y lidiando con los problemas delictuales de sus hijos (pinocheques), con un Ejercito haciendo ejercicios de enlaces, grupos subversivos abandonados por los nuevos dirigentes del país y las víctimas de la dictadura militar clamando por justicia y poder dar un entierro digno a sus detenidos desaparecidos.
La interesante pregunta, emulando a la transición del silencio que vivió Chile es: ¿cómo se podía hacer sin ese millón de dólares? ¿Cómo hacer una transición y construir un país con los traumas recientes?
¿Quien podría atreverse a hacer ese juicio a la historia?
Lo más enigmático es el grupo que hace este juicio: por una parte, son los hijos del millonario que pago por yacer con la dulce Diana y todos aquellos que comieron con ese millón de dólares durante muchos años; por otro lado quienes jamás han tenido ni tendrán ese millón de dólares: la izquierda funcional al sistema neoliberal y ahora a la candidatura de Piñera.
Esta izquierda, a veces, se parece a los “revolucionarios” que estuvieron contra el Presidente Allende. Una izquierda de comportamiento infantil y casi irresponsable.
Si lo vemos en perspectiva, tanto Boric como Jackson son hijos del modelo desigual: estudiaron en los mejores colegios pagados de Chile, que les sirvió para estudiar en un sistema público universitario que subvencionamos todos los chilenos, hoy las mejores universidades del país. Gabriel estudió en el British School de Punta Arenas y la Universidad de Chile. Por su parte, Giorgio en el Deutsche Schule de Santiago y la Universidad Católica.
Enigmática es la posición de Revolución Democrática: tuvieron cargos durante el segundo mandato de la presidenta Bachelet y su único diputado fue electo por la omisión de la Nueva Mayoría en su distrito. Volviendo a la película, estos son los hijos del millonario que pago el millón de dólares a la bella Diana.
Por otro lado, todas las personas que componen el comando de Beatriz Sánchez son antiguos operadores políticos de la Concertación; incluso tuvieron altos cargos, tanto diplomáticos como en ministerios durante los gobiernos concertacionistas; tenemos a un grupo de resentidos que siempre han querido ganar y jamás lo han hecho. Los que destruyeron el MAS de Navarro, los que aniquilaron la campaña de Marcel Claude, que terminó dando cuenta en tribunales.
Y para finalizar el cuadro, tengo al trabajador de mi patria, al proscrito, al que pelea las guerras por ellos, a quienes combatieron contra la dictadura, a los desaparecidos y torturados de mi patria, a los verdaderos perseguidos en el triste periodo de dictadura.
Volviendo a los hijos del millonario, Boric y Jackson, junto a la tercera vértice del tríangulo, me recuerdan la historia del MAPU Garretón, esos nobles jóvenes que eligieron la vía de las armas y la lucha total; y me detengo en dos de sus figuras históricas: Óscar Guillermo Garretón y Guillermo Ossandón.
Garretón fue diputado y quien logró quebrar el sueño de Rodrigo Ambrosio de tener un partido Socialista Cristiano que desarrollara las ideas de la Teología de la Liberación en política. Su partido, el MAPU, eligió la vía insurreccional para llegar al socialismo, quebrando el puente con el presidente Allende, abandonándolo. Muy distinta a la actitud democrática tomada por el MAPU Obrero y Campesino. Luego del golpe, Garretón, se convirtió en un gran empresario, fue dueño de la CTC (actual telefónica) y de la empresa de azúcar Iansa, un millonario que se debe reír con sus historias de juventud, junto a sus amigos Marambio, Luksic y otros.
Por su parte, Guillermo Ossandon que también fue parte de ese MAPU, decidió con hidalguía combatir a la dictadura de Pinochet. Cuando se recupera la democracia, el continuó con su vida insurreccional: claramente no le gustó la transición, vivió preso desde el '94 hasta que lo indultaron por razones humanitarias, para fallecer como Aureliano Buendía sufriendo por el cáncer y elaborando pescados de metal.
Claramente los niños del Colegio Alemán y el Colegio Británico serían como el señor Garretón: hagamos un ejercicio de ficción.
Si hubiese un golpe de Estado, hoy en Chile, serían los más pobres del Frente Amplio quienes batallarían, ellos estarían dispuestos a morir por la patria y terminarían su vida enfermos, torturados, vilipendiados y olvidados, como Ossandón. Lo peor: los hijos del millonario y los funcionales les darían vuelta la espalda.
En el mismo escenario, lo más probable es que los jóvenes del iPhone 7, de la cota mil, los funcionales sistémicos, los Boric y los Jackson, terminarían sus carreras en la Universidad de Oxford, o en París o en Lovaina o en alguna universidad extranjera y volverían a Chile como Garretón, a ganar más dinero y vivir como siempre han vivido: como los más acomodados de Chile.
Y el tercer grupo, los ex asesores de la Concertación que son ungidos con poder en el comando de Beatriz Sanchez, en el mismo escenario, serían eso: asesores que seguirían asesorando mientras haya dinero con sus ideales acomodaticios.
Chile se enfrentará al sudamericano icono del neoliberalismo, de la corrupción y las malas prácticas. Para derrotarlo necesitamos madurez política, coherencia y unidad.
Y como señalaba Napoleón Bonaparte en sus memorias, en lugar de miedo a la historia, yo la invoco.