Luksic se equivoca
Andrónico Luksic se entusiasmó con twitter y se sobregiró. Ahora dice que le interesa ampliar su propiedad en comunicaciones. No le basta con el canal 13 y las radios que ya controla. Quiere más. Sostiene que “…en los últimos años se ha ido instalando una concepción que pone en duda el aporte de la empresa privada al progreso de nuestro país”. Eso le preocupa y desea contar con más medios de comunicación social para enfrentar a todos aquellos que cuestionan a la empresa privada.
Don Andrónico comete dos errores. Primero, el cuestionamiento actual a la empresa privada tiene que ver con la colusión, las coimas y las trampas sistemáticas que se han constatado contra los consumidores. La elevada concentración económica es la que favorece esas prácticas y también ha permitido la captura de la clase política. Segundo, Luksic debiera saber que los medios de comunicación cumplen un rol social. No están para favorecer sus negocios ni para publicitar una determinada ideología. .
El objetivo de los medios no es la defensa de la libre empresa. Tienen una responsabilidad social. En la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la Convención Americana sobre los Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, se consagra el derecho a la información y a la libertad de expresión de todos los ciudadanos.
En una sociedad democrática todas las personas, y no sólo los que poseen dinero, debieran tener a su alcance las oportunidades y recursos para participar con sus opiniones en los asuntos públicos y trasmitirlas sin restricciones. Por ello es tan fundamental que los medios de información sean libres e imparciales, que los periodistas no sean maniatados por los dueños de los medios y que la propiedad de éstos se encuentre diversificada. Lamentablemente esto no sucede en Chile.
Los años de transición a la democracia en Chile no se han caracterizado por un periodismo diverso y plural. En efecto, se ha acentuado la concentración de los medios de comunicación. Dos grandes grupos empresariales controlan casi la totalidad de la prensa escrita: por una parte, COPESA (¿Qué Pasa?; La Tercera; La Cuarta); y, por otra, El Mercurio, a través del diario de mismo nombre y la mayor parte de la prensa regional.
Es un duopolio de la propiedad, pero un monopolio ideológico. En ambas cadenas se observa el mismo discurso, una misma línea editorial, con defensa férrea del neoliberalismo y de los valores conservadores.
Además, sólo cuatro consorcios concentrar el 70% del mercado radial, mientras el Canal 13 pertenece al grupo de Luksic, Mega al grupo Solari-Falabella; y, Chilevisión al Grupo Time Warner (antigua propiedad de Sebastián Piñera). Las cifras son elocuentes. Esta elevada concentración de medios de comunicación en nuestro país limita el acceso de la ciudadanía a conocer la amplitud de visiones que existen en Chile.
Si Andrónico Luksic persiste en su decisión de controlar más medios le hará un flaco favor a la democracia. Los medios de comunicación de masas son decisivos en la formación de la opinión pública. La política se basa en la comunicación socializada, en la capacidad para influir en la opinión de las personas. En los últimos años Internet ha permitido ciertos desahogos, pero gran parte de los mensajes que llegan a la población proceden de los medios de comunicación convencionales, que están sometidos al mercado, especialmente la televisión.
El Estado chileno no ha cumplido con la responsabilidad de resguardar la libertad de expresión y el derecho a una información plural. No regula apropiadamente y otorga casi todo el avisaje de sus instituciones a las cadenas. El Mercurio y Copesa. Así, ha favorecido la concentración oligopólica de la propiedad y ha ayudado a consolidar la ideología conservadora que promueven esos medios.
Luksic, Saieh, Edwards y Solari, son propietarios de medios de comunicación social y al mismo tiempo poseen bancos, son exportadores, tienen acciones en AFP e Isapres, controlan escuelas y universidades, manejan actividades mineras o agrícolas. Por tanto tienen conflicto de intereses.
Esos grupos económicos utilizan los medios para proteger sus negocios y el orden vigente. Las editoriales e informaciones de sus medios rechazan cualquier modificación impositiva que los afecte, así como toda política que fortalezca el poder sindical y que cuestione la educación gratuita o el término de las AFP. Así ha sido y así seguirá siendo, mientras se acepte que los dueños del poder económico sean propietarios de medios de comunicación. .
Los ricos invierten en medios de comunicación para preservar el sistema que sirve a sus negocios. Así, contribuyen a legitimar su poder económico. A su vez ello les da poder simbólico, y así van ampliando su capacidad de influencia en el poder político. El propósito al que apuntan sus medios no es crear una ciudadanía crítica e informada sino crear un clima de opinión favorable a la minoría de la que forman parte, la que controla el dinero y las palancas centrales del poder.
No es bueno que Luksic incremente su propiedad en medios de comunicación. Por el contrario, debiera ser el Estado el que se preocupe de garantizar que la propiedad de los medios de comunicación se democratice para que todas las voces de la ciudadanía puedan ser escuchadas.