Valparaíso: Una ley ciudad-puerto que entregue recursos al territorio
Nos han hecho creer que la política es una actividad como cualquier otra, que trata de ser administrada eficientemente y que debe ser realizada por “especialistas”. Los éxitos económicos del país en los últimos 27 años han repercutido también en la sociedad, pero el recorrido de nuestras ciudades muestra contrastes, que evidencian una vez más que a los administradores de la política les quedó grande el poncho.
San Antonio por años fue la comuna con más desempleo de Chile. En Valparaíso convive la mística de sus vecinos con las carencias de sus cerros. Pero también tienen algo más en común. Han sido abandonadas por el modelo. En ambas transita la gran cantidad de mercaderías que se comercializan en la zona central del país, así como también sale nuestra fruta y nuestros mejores productos al mundo entero. Los Puertos, como termómetro de los éxitos comerciales generan importante tributación para Chile, que se va para Santiago, pero poco o nada queda en el territorio.
Pero nosotros queremos cuestionar la esencia de este modelo, que sacrifica zonas completas para generar riqueza que se distribuye desde la capital, pero de lo que poco o nada podemos decir.
El puerto debe crecer y proponemos no cobrar ni un peso más, sino que empiecen a quedar los pesos acá, que parte importante de su tributación pueda invertirse en la ciudad. Si el puerto tributara en Valparaíso, en 10 días se acabaría la deuda municipal, y ya no habría más excusas para echar para adelante la comuna. Si el puerto tributara en San Antonio en tres semanas tendríamos el financiamiento completo para un nuevo hospital de alta complejidad. Y los ejercicios suman y siguen. En Valparaíso, en 6 días obtendríamos el financiamiento para entregar vivienda digna a las 2.421 familias que según el catastro de un Techo para Chile aún viven en campamentos. En 4 días más podríamos dotarles de alcantarillado, agua potable, y todos los servicios que la urbanización supone. En San Antonio, entregarles mayor dignidad a las familias trabajadoras que viven en campamentos demoraría 1 sólo día.
Sabemos que el asunto es mucho más complejo de lo que podemos plantear en una columna de opinión. Pero una vez más, queremos evidenciar que los recursos existen, tan sólo falta que los cambios sucedan.
Nuestra propuesta parte de una ley ciudad-puerto que entregue recursos al territorio, y que su utilización sea a través de un Consejo Ciudad-Puerto, con representantes del municipio, de la empresa puerto, del gobierno, de la sociedad civil y en la cual se financien proyectos que mejoren la relación entre la ciudad y la actividad portuaria. Así, el puerto crece y la ciudad se desarrolla. Esto que planteamos no es irracional ni descabellado, es parte de lo que propuso la Comisión Asesora Presidencial por la Descentralización al Gobierno el año 2014, pero como muchos otros sueños, sigue durmiendo.
Construir un país más justo pasa por cómo se ordenan nuestras empresas y su relación con el territorio, que al final de cuentas es el espacio que habitamos y que heredaremos a nuestros hijos.
Acá todos debemos ser parte de esta iniciativa, pasemos de la palabra a la acción, ganémosle a la desidia y a quienes se oponen al desarrollo de nuestras ciudades, construyamos un Frente Amplio por una Ley Ciudad-Puerto.