Convergencias de Izquierda: "No queremos golpistas ni terroristas en el Frente Amplio"
Ante la insólita noticia, publicada en el periódico electrónico El Desconcierto, que Eduardo Díaz Herrera ha manifestado su deseo de participar en el Frente Amplio en la Región de la Araucanía, Convergencia de Izquierdas expresa su total rechazo a la presencia de este sujeto en el espacio que estamos construyendo con fuerzas muy diversas, que sin embargo compartimos ideales democráticos y humanistas, contrarios a cualquier forma de fascismo o dictadura.
En política, como en cualquier espacio de la existencia, la amplitud tiene un límite. Así como marcamos distancia con las fuerzas defensoras del modelo neoliberal, representadas en el duopolio Nueva Mayoría – Chile Vamos; también estamos muy lejos de aquellos que demolieron la democracia en 1973 y apoyaron el golpe militar.
La adscripción de Eduardo Díaz a las fuerzas de ultraderecha y a la dictadura no fue una actitud pasajera, que pueda limitarse a su militancia en el movimiento terrorista Patria y Libertad durante el gobierno del presidente Salvador Allende, llegando incluso a practicar el crimen político. Se extendió después a todo el periodo dictatorial, en el que junto con criticar las políticas neoliberales instauradas por el régimen militar, guardó silencio cómplice respecto a las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante ese periodo. Al restaurarse la democracia incompleta que hoy existe, representando a un pequeño partido regionalista de derecha (Partido del Sur); Eduardo Díaz pactó con la Unión Demócrata Independiente (UDI) una candidatura a senador, sin ser electo.
Reiteramos nuestra oposición a la admisión en el Frente Amplio de Eduardo Díaz Herrera, porque consideramos que además de su pasado, su actual visión está anclada en una mirada tradicionalista y elitista, muy distinta la nuestra propuesta de renovación de la política, que es parte esencial de la alianza que estamos conformando. Por los motivos expuestos creemos que su presencia en este espacio es ética y políticamente incompatible con los valores y objetivos que inspiran al FA.