En prisión y sin arrepentirse: Muere a los 91 años Gregorio Álvarez, el último dictador de Uruguay
El ex dictador uruguayo Gregorio Álvarez, que encabezó la dictadura militar de ese país entre 1981-1985, murió esta madrugada a causa de una falla cardíaca. Álvarez, de 91 años, se encontraba internado en el Hospital Militar desde el 14 de diciembre, lugar al que fue trasladado desde la cárcel donde se encontraba en prisión por el asesinato y desaparición forzada de 37 personas, principalmente opositores a su dictadura.
Proveniente de una familia de militares, Álvarez fue ascendido a general en 1970 y un año después, como jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas participó del golpe cívico militar que tomó el poder en Uruguay en 1973, hasta llegar a ejercer la presidencia en la etapa final de ese período, a partir de 1981, sustituyendo al dictador saliente Aparicio Méndez.
Bajo su mandato se vivió una época de intensa represión, motivo por el que se lo conocía irónicamente como "El Benévolo". Tras el plebiscito uruguayo de 1980, donde los ciudadanos manifestaron su voluntad de volver a la democracia, Álvarez forzó el Consejo de La Nación que el 1 de septiembre de 1981 le entregó la presidencia de la República, postergando de esta forma el retorno a la democracia. Álvarez continuó con la desatada represión hasta perdió el apoyo total de las Fuerzas Armadas, negociando un cronograma electoral que finalizó con las elecciones legislativas y presidenciales de noviembre de 1984, en las que triunfó el "colorado" -conservador- Julio María Sanguinetti.
El 18 de diciembre de 2007, 23 años después de haber dejado su sitial de dictador, Gregorio Álvarez fue detenido por pedido de la fiscal Mirtha Guianze y orden del juez Luis Charles, acusado de torturas, asesinatos y desapariciones de personas durante la dictadura militar. Tres años después fue procesado nuevamente, esta vez por el homicidio muy especialmente agravado del militante tupamaro Roberto Luzardo, aunque la Suprema Corte de Justicia lo absolvió de este delito a principios de este año.
El que Álvarez fuera encarcelado fue un triunfo de las organizaciones de derechos humanos de Uruguay, ya que bajo la presidencia de Tabaré Vásquez se reinterpretó la ley de caducidad, que permitía la prescripción de las violaciones a los derechos humanos. Así, en octubre de 2009 fue sentenciado a 25 años de prisión por homicidio muy especialmente agravado de 37 desaparecidos, siendo dirigido a la cárcel de Domingo Arena, un recinto penal especial para ex militares.
En octubre de este año, la Fiscalía de Roma, Italia, pidió que Álvarez y otros 29 exjefes de Estado y miembros de las juntas militares y los servicios de seguridad de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay entre 1970 y 1980 fueran condenados a prisión, por la muerte de 23 ciudadanos de origen italiano dentro de la llamada Operación Cóndor, una estrategia de coordinación de acciones y mutuo apoyo entre las dictaduras latinoamericanas de las décadas para perseguir, detener, interrogar, torturar, asesinar y desaparecer a personas consideradas subversivas por los regímenes.
Álvarez declaró en los últimos años que no se arrepentía de nada. En una entrevista de 2010, consultado por una periodista sobre los asesinatos y desapariciones forzosas, respondió: ¿cuáles desaparecidos?.