Muerte de Lissette Villa en el Sename: El testimonio clave que contradice las versiones de cuidadoras formalizadas por tortura
El viernes pasado el fiscal regional de Los Lagos, Marcos Emilfork, solicitó una audiencia para formalizar a 5 posibles responsables de la muerte de Lissette Villa (7). Un informe pericial entregado por el Servicio Médico Legal establece la causa de muerte como “asfixia por sofocación producto de compresión mecánica externa”, entregándole a Emilfork el marco para imputar a las educadoras de trato directo de Lissette que estaban de turno para su muerte por apremios ilegítimos y tormentos con resultado de muerte, el eufemismo de la legislación chilena para lo que se conoce internacionalmente como tortura.
Tal como se publicó hace unas semanas en este medio, la Fiscalía barajaba dos hipótesis: la primera era asfixia y la segunda una combinación de psicofármacos inadecuada para la patología y edad de Lissette. El peritaje del Servicio Médico Legal vino a aclarar el panorama y constató que, si bien es evidente el mal manejo de fármacos para la niña, la causa de muerte final de Lissette fue el que una de las educadoras de trato directo (ETD) comprimió la región torácica y abdominal, lo que impidió por varios minutos que la niña respirara. Huella de eso son los rasguños en sus mejillas que según el SML grafican cómo intentó desesperadamente librarse del peso que tenía sobre ella para poder respirar ese 11 de abril.
Uno de los indicios para esa línea de investigación fue el testimonio de otra menor internada en el Centro de Reparación Especializada de Administración Directa (Cread) Galvarino de Estación Central. Este fue recogido por uno de los sicólogos del centro y muestra importantes discrepancias con lo consignado en el libro de novedades del centro, pero también con la declaración policial voluntaria de la educadora Conne Fritz. El departamento de Medicina Criminalística de la PDI lo consignó en julio de este año:
Falta de protocolos y contradicciones en la primera versión de "las tías" formalizadas
Ni Conne Fritz ni Thiare Oyarce contaban con conocimiento profesional o práctico sobre asuntos como reanimación o contención. En el caso del centro Galvarino donde estaba internada Lissette las instrucciones están en el "Protocolo de Actuación en situaciones de conflicto o crisis", actualizado en agosto del 2015. Algunos elementos importantes que no fueron llevados a la práctica son, por ejemplo, que frente a una crisis emocional se debe hacer un análisis previo antes de actuar. En segundo lugar, al activarse el protocolo de intervención, el equipo de radio debe estar activado y cerca del educador de turno, cosa que en el relato de la compañera de Lissette se constata no ocurrió. Además, se recomienda evaluar la necesidad de asistir a un centro asistencial de salud, cosa que no se hizo pese a que la alteración de la niña había sido evidente durante todo el día.
En el caso de tener que aplicar alguna técnica de sujeción de un niño para evitar que se agreda a él mismo o a otros, el protocolo recomienda que quien lo lleve a cabo debe dar paso inmediatamente a otro educador para que otros funcionarios continúen manejando la crisis. En el caso de la técnica de contención utilizada por Fritz y Oyarce, esta es conocida entre los educadores de trato directo como "hacer un sushi", en metáfora al acto de envolver a los niños en toallas. Sin embargo, las directrices señalan que si es necesaria la sujeción esta debe ser realizada por varios educadores y desde las extremidades, nunca sentándose encima de los niños.
En la primera declaración de Conne Fritz, la educadora sindicada como quien se sentó sobre Lissette y generó la presión de la asfixia omite cualquier mención a esto. Fritz señala escuetamente que la niña estaba con "pataletas" que habrían sido contenidas un tiempo por otra educadora, pero al tomar ellas la situación la niña se golpeaba y la llevaron junto con Oyarce al salón donde murió. "En uno de esos golpes en la cara comienza a sangrar, por lo que tratamos de ponerle una toalla para afirmarle su cara y que no se siguiera golpeando, a lo que ella nos dice que se va a orinar, en eso efectivamente se orina e inmediatamente después se queda quieta y se pone helada, por lo que empiezo a brindarle los primeros auxilios... como se había orinado, tratamos de cambiarle su pantalón, otra tía salió a pedirle ayuda a bomberos y otra llamó a la ambulancia", relató Fritz a la policía.
En cuanto a Thiare Oyarce, la otra educadora, consignó en el libro de novedades del turno que "Lissette comienza nuevamente con amenazas y sale de la sala en dirección a la pieza", contradiciendo la versión de Fritz de que ambas la llevaron una vez que la atraparon cuando escapaba para buscar a otra tía. En lo único que coincide con Conne Fritz es en omitir que alguien se sentó sobre la menor para contenerla: "tía Cony y Thiare la siguen, ella se tira al suelo y comienza a golpearse la cabeza. Las educadoras le piden que pare, porque puede realizarse alguna herida. Nos pega patadas, combos, nos tira el pelo y nos muerde. Le pedimos que no siga, nuevamente se golpea y sale sangre de su boca. Amenaza que se va a orinar para que no la tomemos, con sus manos se tapa la boca, de boca al suelo, haciendo presión hacia abajo, en ese momento se desvanece. Se pide ayuda por radio". Es decir, según Oyarce habría sido la propia niña quien se presionó a sí misma contra el suelo autoprovocándose la asfixia.
Además de los rasguños en su cara, Lissette tenía lesiones por morderse los labios y lesiones equimóticas -moretones- que no correspondían a caídas ni autogolpes, sino que podrían haber sido ocasionadas por la fuerza aplicada para controlarla. Esto no era nuevo. En el libro de novedades del Cread Galvarino consta que el 14 de diciembre del 2015 la niña debió ser examinada por la doctora Jimena Oviedo ya que presentaba lesiones en su hombro y nariz. ¿La causa? En un episodio de crisis, el educador de trato directo Leonardo Lefián -quien es señalado como quien llevó a Conne Fritz a trabajar al centro- la habría empujado al suelo en otro ejercicio de "contención".
El Ministerio Público también evalúa la responsabilidad penal de la directora del centro, Mónica Monje Lutjens. Pese a las evidentes faltas a los protocolos de Sename el 14 de abril, dos días después de la muerte de Lissette, la profesional envió un oficio a la jueza del Tribunal de Familia de Colina donde se señala que "las acciones realizadas por el equipo interventor del centro al día 11 de abril se ajustan a protocolo establecido". El problema es que, según informó La Tercera el fin de semana, las educadoras Thiare Oyarce y Conne Fritz reconocieron a la Fiscalía no estar al tanto de los protocolos internos del Sename ante situaciones de crisis. La solicitud de formalización del fiscal Emilfork incluye, además de Fritz y Oyarce, a Leonardo Lefián, Mónica Monje y Jessica Figueroa.