Las lecciones que nos deja el paro de futbolistas

Las lecciones que nos deja el paro de futbolistas

Por: Vicente López Magnet | 29.07.2016
En dos semanas, los futbolistas de Chile han hecho un aporte sumamente significativo a la reconstrucción de su sociedad, tomando provecho de su posición como figuras públicas para dar cuenta que también poseen los problemas que posee una gran y muy descontenta mayoría ciudadana. En este artículo, el Centro de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT) analiza en este artículo el mundo laboral del fútbol chileno.

El pasado lunes 25 de Julio, tras haber logrado un acuerdo con la ANFP, el Sifup depuso una paralización que se extendió durante dos semanas, la cual significó el aplazamiento en una semana del inicio de los campeonatos en la Primera División A y B y en la Segunda División Profesional. Dicho proceso de movilización, que venía antecedido en el pasado reciente por una serie de paros por cuestiones coyunturales ocurridos desde 2013 hasta ahora, se inserta llamativamente dentro de la agitada realidad actual del fútbol chileno a nivel institucional. Esto, pues así como brinda un momento para que reflexionemos sobre los futbolistas en su calidad de trabajadores, nos recuerda cómo dichos trabajadores ocupan un lugar no solo importante sino destacado en nuestra sociedad, y son figuras de las que se esperan muchas cosas, pero como dijera recientemente Daniel Matamala frente a la caricatura de Jean Beausejour en El Mercurio, luego de haberse cambiado en la transacción más alta de la historia del fútbol chileno desde Colo-Colo a la Universidad de Chile:

"(…) parece que algo hay, que molesta, que un futbolista (…) no solamente le pegue a una pelota, sino que lea, que entienda, que opine, que tenga una visión crítica sobre lo que pasa en Chile".

Para dar cuenta de lo que esta movilización en primer lugar abre como debate, así como para brindar una problematización de dicha cuestión, el siguiente artículo constará de presentar los antecedentes generales de la movilización (situación laboral, exigencias, aspectos relevantes del proceso) y sus resultados; como posteriormente una posición que interpreta las lecciones en cuestión para entender esto como el inicio de una discusión que supere el paro en particular y sepa proyectarse en el tiempo.

En términos bastante gruesos, es posible dar cuenta de lo ocurrido en estas dos semanas a partir de tres nodos o cuestiones centrales: (1) la situación laboral (estatutariamente delimitada) de los futbolistas profesionales, (2) las exigencias que plantearon para iniciar, mantener y deponer la movilización, (3) ciertos aspectos que marcaron el desarrollo del proceso de movilización y (4) los resultados de la movilización.

En lo que respecta a su situación laboral, su jornada de trabajo (junto con la de funcionarios y asistentes del cuerpo técnico y trabajadores conexos) es decidida por acuerdo entre cuerpo técnico y club, en una situación regida por la Ley 20.178 que regula la relación laboral de los deportistas profesionales y trabajadores que desarrollan actividades conexas.

Dado el carácter excepcional de dicha ley, la situación no está reglada por el Código del Trabajo para encuadrarse dentro del límite de 45 horas semanales establecido, situación explicitada en el Capítulo VI del Título II de los Contratos Especiales "Del contrato de los deportistas profesionales y trabajadores que desempeñan actividades conexas". Dicha cuestión conlleva que el trabajo -sobre todo en técnicos de los planteles de alta competencia- se vuelva una jornada de 24 horas. Asimismo, cada club diseña su propia reglamentación de orden, higiene y seguridad. Estos trabajadores cumplen con contratos a plazo fijo, cuya continuidad se encuentra a disposición de quienes dirigen los clubes. Por su parte, los períodos convenidos para el pago de sueldos, supuestamente no pueden exceder un mes. Si los clubes no informan oportunamente el pago, los trabajadores deben requerir el pago de la deuda a la ANFP, la cual procesa dicha situación por medio de su Consejo de Presidentes. Un caso célebre de esto último es el ocurrido con Deportes Concepción, club desafiliado del profesionalismo durante este año por no haber regularizado dicha situación. Actualmente, la ANFP se encuentra querellada contra la administración del club en aquel entonces.

En segundo lugar, las exigencias del Sifup para iniciar el paro eran las siguientes:

-Modificar la competencia por ascender y descender en las 3 divisiones (lo que había generado el cese de contratos por necesidades de la empresa para 120 jugadores entre Primera A y B y Segunda División).

-Jugar sólo de febrero a diciembre, iniciando el campeonato de Clausura 2016-2017 en febrero de 2016.

-Programar los partidos de verano (entre 15 de noviembre y 15 de marzo) a partir de las 18 horas.

-Regularizar los pagos de la temporada 2015-2016 en clubes profesionales.

-Fijar fecha de inicio y financiamiento para campeonato de Segunda División.

-Modificar la exigencia económica para clubes que asciendan a Primera B.

-Finalmente, es posible sintetizar los acontecimientos en los aspectos que marcaron la movilización. Procede describirlos:

Desde la ANFP han señalado la huelga como "ilegal" por haber provocado la suspensión de los campeonatos que iniciaban este fin de semana. Esto, debido a que la movilización busca modificar las bases de dichos torneos para garantizar la competitividad, desincentivada por el sistema en que (hasta la próxima temporada) asciende y desciende un solo equipo por categoría. Actualmente se encuentran trabajando un mecanismo de transición que conecte ambas temporadas.

-Amenazas del Consejo de Presidentes por reemplazar a los futbolistas movilizados por juveniles (trabajadores en su mayoría menores de 18 años, sin contrato ni posibilidad de protección sindical).

-Solidaridad de los jugadores contratados con aquellos que perdieron sus contratos, la mayoría al borde del retiro (120 en Primera A y B; 300 en Segunda División) - mientras los más jóvenes (según la ANFP) se han mantenido en sus puestos de trabajo.

-Recientemente, la irregularidad del pago de remuneraciones por parte de la S.A. causó la desafiliación de Deportes Concepción. Actualmente, Deportes Ovalle y Deportes Linares se mantienen afectados por las deudas impagas.

-Unión La Calera, San Felipe, Rangers y Copiapó han realizado medidas de presión hacia sus jugadores. Las prácticas anti-sindicales denunciadas han abierto procesos internos contra experimentados jugadores como David Pizarro y Francisco Arrué, frente a los cuales el Sifup entregó su respaldo a los jugadores, lo que podría alargar la movilización.

-El acuerdo alcanzado estuvo marcado por la posibilidad de que el Sifup obtuvo una correlación de fuerzas lo suficientemente favorable como para que el Consejo de Presidentes tuviera que revertir su posición irrecusable frente a los sistemas de campeonato; pudiendo imponer una propuesta programática que define directrices para los torneos desde el presente hasta 2018, restaurando los criterios de competencia que comprometen el buen desempeño en cancha de los equipos.

Los resultados del paro fueron los siguientes:

-2016-2017: Se modificó el sistema de ascensos y descensos como proponía el Sifup para la presente temporada, abriendo ascensos y descensos directos en virtud de los resultados del campeonato del Segundo Semestre.

-Transición 2017: Premia vicecampeonatos con posibilidad de promoción a Primera A y B
2018: Retoma la calendarización anual, habiendo oficializado un torneo de transición y con una propuesta presentada de torneos complementados con la temporada 2016-2017.

Ahora bien, ¿qué nos dice todo esto? Es posible agrupar la información a partir del (para muchos, inesperadamente) profundo carácter democrático de la movilización en torno a 2 cuestiones: (1) la estrecha vinculación de las prácticas de la ANFP con los problemas actuales que se dan en el marco de las relaciones laborales; (2) destacar la solidaridad desplegada por los futbolistas a lo largo del paro en función de sus exigencias.

En lo que respecta a cómo se conecta esto con el marco actual de relaciones laborales en Chile, cabe relevar dos cuestiones de suma importancia: en primer lugar, el carácter “ilegal” –como señalara un miembro del Consejo de Presidentes de la ANFP- de la negociación en tanto corresponde a la exigencia de una mesa de diálogo que integrara a todos los actores organizados del fútbol (Directiva ANFP-Consejo de Presidentes-Sifup-Colegio de Técnicos). Esto, sin contar con que el carácter ramal de la movilización (cuestión, a juicio de quién escribe, capital para lograr fuerza en el gallito jugado) entiende como un conflicto la nula injerencia que tienen los futbolistas en decidir sobre sus condiciones o tiempos de trabajo. También está el tema de cómo se manifiestan las prácticas anti-sindicales: amenazas de jugar con juveniles (quienes además no tienen contrato ni mayoría de edad, y por ende no pueden protegerse en el sindicato), presiones de las dirigencias hacia los planteles de Unión La Calera, San Felipe, Rangers y Copiapó, y citaciones en curso al Tribunal de Disciplina de la ANFP hacia quienes las denunciaron como es el caso de David Pizarro y Francisco Arrué.

En segundo lugar, y tomando como parámetro el individualismo disparado en el contexto del modelo socioeconómico neoliberal manifestado en el contexto de un mundo conservador como el del fútbol chileno -y un descompuesto tejido social, es realmente destacable ver cómo futbolistas de la élite, que han salido campeones de América, que según un diario “se llenan los bolsillos de plata” por pasar de un equipo a otro, son capaces de solidarizar con otros con pasados en la cárcel, otros empleos parciales, etcétera- obligados a sustentar familias con sueldos y previsiones de hambre. Destaca el hecho de que la solidaridad vaya dirigida a quienes perdieron sus contratos (que según la ANFP estaban en su mayoría al borde del retiro), y de que el caso de Concepción resonara en un apoyo rotundo a los planteles actualmente aquejados de deudas impagas, como ocurre con Deportes Ovalle y Deportes Linares.

Si miramos hacia fuera, es también llamativo el apoyo público de figuras extranjeras con pasado en ligas de gran renombre como Justo Villar y Martín Palermo, tanto como el apoyo declarado por miembros de la Selección Chilena que brillan en el extranjero. Cabe también destacar las declaraciones de apoyo público de parte del Sifup hacia Arrué y Pizarro, anunciando incluso que cualquier sanción contra ellos podría gatillar un reinicio de las movilizaciones.

En dos semanas, los futbolistas de Chile han hecho un aporte sumamente significativo a la reconstrucción de su sociedad, tomando provecho de su posición como figuras públicas para dar cuenta que también poseen los problemas que posee una gran y muy descontenta –como mostrara la marcha guiada por la consigna No + AFP que reemplazó al fútbol como espectáculo del último domingo- mayoría ciudadana. Democracia, solidez en la acción colectiva y solidaridad son prácticas poco comunes, y esperemos puedan reproducirse a lo largo del tiempo, para transformar efectivamente la realidad de Chile y su fútbol.