Ley de Pesca: La captura de lo político y lo social en las redes de la corrupción
La primera vez que oí hablar de Iván Fuentes fue arriba de un colectivo en Coyhaique, en el viaje entre el diario donde trabajaba y la pensión donde residía. Fue como a la hora de almuerzo, en las noticias del mediodía, apretujado entre una señora robusta y la ventana empañada. Desde la radio del vehículo sonaba una voz aguda, vehemente, que hablaba contra la inminente aprobación de la Ley de Pesca, atentatoria contra los recursos de sustentación de la pesca artesanal. Era por entonces dirigente de dicha actividad, presidente del Consejo Regional de los Fiordos y Archipiélagos de Aysén, CORFAPA. Sus conceptos sonaban firmes, claros, expresados en un lenguaje empapado de una lírica que llamaba la atención. Que apelaba a lo emocional desde un sentido común tan extraviado, desde la sencillez, la austeridad, la humildad de un hombre distinto. Que calaba como la lluvia de aquel día, hasta los huesos, hasta el alma. Eso fue poco antes del Movimiento Social iniciado en febrero de 2012, del cual fue vocero y líder visible.
Durante el desarrollo de esta expresión ciudadana, que movilizó a una región completa entre febrero y marzo de ese mismo año, logrando la adhesión mayoritaria de los habitantes de Aysén, tuve ocasión de entrevistarlo en más de una ocasión. La causa era justa y legítima, la voz de una Patagonia dormida en su abandono histórico se alzaba con fuerza y debía hacerse escuchar. Todos los medios locales, con los matices propios de sus líneas editoriales, dieron tribuna permanente a estas demandas, representadas en la figura cada vez más destacada de Fuentes, que había ido traspasando las fronteras regionales hasta el ámbito nacional, gracias en medida importante al estilo de su mensaje. En un contexto de descontento ciudadano generalizado, despertaba un interés mediático innegable, en medio de una crisis de confianza en la clase política y las instituciones que desde entonces hasta la fecha no ha dejado de tocar fondo. El impacto fue tal, que el dirigente social incluso fue personificado y llevado al cine.
Su atractivo como personaje público, el arrastre y popularidad de su figura, concitó el interés no sólo de los medios, sino también de otros ámbitos. Recuerdo la polémica que suscitó entonces el “pololeo” político llevado a cabo por la DC regional, principalmente por el senador Patricio Walker, para presentarlo como diputado por ese partido, luego de un buen tiempo sin haber podido ganar ese partido un cupo en la Cámara Baja. Fuentes siempre se había confesado como un hombre ajeno a la política militante, pero con el corazón ubicado a la izquierda, socialista. El mismo que le rompió al PS local al aceptar los guiños de la tienda falangista. De ese modo, y como ya es historia conocida, llegó al Congreso en calidad de “independiente” bajo la tutela de la tienda de la flecha, como un rostro nuevo que generaba expectativas respecto de su representación regional, así como también desconfianza entre los más escépticos. Una desconfianza que, con la perspectiva que ofrece el tiempo y los hechos recientemente destapados, resuena como una bofetada demasiado dolorosa para todos quienes pudimos haber pecado de ingenuos, en alguna u otra medida.
No creo que sea necesario repetir los detalles entregados de manera clara y contundente por el programa “Informe Especial” de TVN, emitido hace unos días, y que no dejaron otra opción al diputado que reconocer lo que comenzó negando en relación con platas recibidas por CORFAPA de parte de la Federación de Industrias Pesqueras del Sur Austral (FIPES), que agrupa las empresas más importantes del rubro en esa zona del país. Dineros tanto para gastos de viajes, alojamientos y viáticos, así como para su campaña política, y que fueron gestionados por el senador Walker, según consigna el reportaje, a través de una “persona natural”, quien entonces se desempeñaba como vicepresidente de FIPES, Carlos Vial. Hecho confirmado por Valeria Carvajal, gerente de la empresa, al ser entrevistada. Las pruebas exhibidas de manera fundada, seria e incontrarrestable por el programa periodístico, y que incluyen diversos mails en los que queda constancia de pagos de las grandes empresas pesqueras a los representantes de esta organización gremial de pescadores artesanales (Iván Fuentes y Misael Ruiz), incluso luego de haber sido negada esta información inicialmente por algunos de los entrevistados, dejan escaso margen de duda respecto del tema, y se vienen a sumar a otros ejemplos como los de Marta Isasi y Jaime Orpis, de la UDI. La situación se hace cada vez más insostenible en la medida en que resulta, también, cada vez más evidente.
Giorgo Jackson y Gabriel Boric, así como también la periodista Beatriz Sánchez, expresaron su desazón, su desencanto y desilusión ante la noticia. Sensación que comparto, así como también la convicción de que no se puede actuar con una vara moral o ética distinta a la de otros casos, como los mencionados más arriba. Las explicaciones que hablan de un actuar de “buena fe”, de la comisión de posibles “errores” o de que la recepción de estos fondos no habría comprado conciencias, son del mismo talante y naturaleza de las esgrimidas por otros, que han sido condenados públicamente por su actuar, incluso por la Justicia (con penas irrisorias, lo cual confirma que las desigualdades en Chile son a todo nivel y favorecen en todo ámbito a los mismos), y por ende resultan igualmente inaceptables. De todos modos, y si algo “bueno” es posible rescatar de todo esto, es el reconocimiento final de la verdad hecho por Iván Fuentes. Haya sido por el hecho de sentirse acorralado por las preguntas y las evidencias presentadas por la periodista, o por la falta de experiencia política en las artes de la negación, el hecho es que reconoció la verdad. “Le agradezco la honestidad, no ha sido lo que hemos visto en general el último tiempo”, le dijo la entrevistadora en cámara.
Con todos los antecedentes en la mano, que se han ido acumulando en el tiempo, sumándose a estos recientes, la lectura que es posible hacer desde el simple sentido común, desde la inteligencia promedio, es que claramente se confirma que estamos frente a un escenario por decir lo menos irregular, a pesar de todos los pretextos que puedan tratar de esgrimirse para explicar el tema, y que es el de la cooptación -por parte del poder económico-empresarial y de los grupos que concentran la riqueza- de parte importante de la clase política, así como también llegado el momento del movimiento social a través de sus dirigentes. En tal sentido, esta verdadera pesca de arrastre ha capturado en sus hambrientas redes tanto a peces gordos como a peces chicos, lo cual debe ser una señal de alerta para todas aquellas figuras políticas jóvenes o emergentes que, provengan de donde provengan, puedan verse en situaciones similares, pudiendo desviarlos del objetivo que, en teoría, es el de hacer de la política algo distinto, más transparente y con estándares de decencia ética superiores a los actuales. Así también, es de esperar que a la hora de los juicios y las eventuales sentencias, se aplique un criterio similar tanto para los peces chicos como para los grandes, que es lo que debería corresponder por un sentido básico de justicia, además de abordar de manera ineludible la reformulación de esta ley corrupta, cuyos argumentos de defensa ya resultan nauseabundos e intragables.