Meshell n’degeocello, creativa, ecléctica, original en el Teatro Nescafé de las artes
Cuando se tiene la oportunidad de presenciar el debut de una artista como la afroamericana Meshell N’ Degeocello, conocida localmente sólo por un reducido público de seguidores e informados, se está ante la posibilidad de apreciar o bien una propuesta por entero reveladora de su fuerza propia, o ante una probable decepción de que todo resulte “más de lo mismo”.
Pero la compositora e intérprete estadounidense no defraudó. Acompañada de una eficiente banda compuesta por un baterista, un guitarra y un tecladista, Meshell dejó en claro desde el principio que venía a hacerse escuchar y no dejaría espacio para concesiones demagógicas o para darle el gusto a la galería. Así, desoyó los insistentes gritos de una espectadora que desde la platea baja le pedía temas y temas de sus discos ( ¡qué odiosa costumbre ésta del público local!) y propuso un concierto donde alternó inteligentmente temas acústicos dotados de una singular espacialidad sonora con otros de más impronta rítmica tamizados por un inteligente y dosificado uso de elementos electrónicos.
Meshell no es una gran cantante técnicamente hablando, su voz, a medio camino entre un registro contralto y mezzo, no tiene un rango que le permita alcanzar alturas exigentes como tampoco un volumen muy notorio, de hecho en algunos pasajes el despliegue sónico del grupo absorbía su canto. Aún así, canta con una hermosa expresividad y alcanza un timbre evocador y sensual, que brilló en numerosos temas, como en su versión del hit de Nina Simone “Please, Don’ Let Me Be Misunderstood”, una lectura muy respetuosa del original pero que en la interpretación de Meshell logra dimensiones novedosas que no desmerecen la creación de la pianista afroamericana. También Meshell se muestra como una bajista competente y segura sin llegar al virtuosismo pero sabe sacarle a su instrumento la base necesaria para ensamblar sus temas y un sonido grave pero distintivo en el contexto amplio de los temas.
Sin embargo, la nota de prensa que acompañaba a este concierto mencionaba a Meshell como una embajadora del “neosoul” con inmersiones en el funk, el hip hop y otros estilos de la música negra americana, cosa que resulta inadecuado para definir su música. Pues a todas luces lo que esta creadora propone es una ampliación del Rhythm & Blues ligado a planteamientos folk y acotada con una sabia lectura de la música electrónica. Esta artista sería una cantautora muy de este tiempo y espíritu, que sabe combinar elementos diversos partiendo de un material seminal pero que ala postre termina ampliando el registro de la ya conocido.
Por eso su música suena original y no remite a algo “parecido a”. Todo un mérito en los tiempos que corren, por cierto. De hecho, en muchos de los temas de impronta eléctrica la banda alcanzaba intervalos de sonoridades que llegaban a lindar con lo más sugerente del “space rock” de los años setenta. Atmósferas que bien podrían ser catalogadas de sicodélicas pero que en profundidad escapaban de la lisergia para sumir al público en un clima de sugerente sensualidad.
Para terminar esta nota, no sé si lo que voy a señalar puede ser correcto o no, pero de algún modo que esta creativa músico afroamericana lidere una banda acompañada de puros músicos varones no deja de plantar un señuelo en el significado sociológico que la categoría de género ha alcanzado en la música pop. Meshell N’Degeocello no es una artista para el ranking Billboard ni para catapultar insulsos hits radiales, lo suyo va por un derrotero puramente autoral que una vez que se presencia en vivo cautiva y emociona con sonidos puros de buena música.