Urnas de cartón selladas con huincha de embalaje en vez de candados recibieron a las personas de Santiago que se acercaron a votar el pasado domingo 20 de marzo por los nuevos consejeros de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi).

"El Estado no quiere representantes legítimos, por eso nos arroja a un sistema deficiente que no se ajusta al mas mínimo estándar de transparencia y probidad electoral. Por eso ganan los mismos de siempre, los que destruyen cualquier tipo de iniciativa que pueda liberarlos. Por el miedo a que surja el Martin Luther King de los pueblos indígenas; el que nos libere", concluye el aymara Ariel León.

En estas votaciones, que se realizan cada cuatro años, los dirigentes indígenas mayores de 18 años inscritos ante la Conadi pueden elegir a ocho candidatos que representen a los pueblos Mapuche, Rapa Nui, Aymara y Lincan Antay o Atacameño en el consejo de la Conadi, cuyo 50% está compuesto por representantes del gobierno. Transcurrido cerca de un mes de la votación, la presidenta Michelle Bachelet elige a los ganadores de cada pueblo entre quienes ostentan los tres primeros puestos en términos de cantidad de votos.

En esta oportunidad, en la que votaron 24.723 personas del país, a las condiciones de las urnas se sumaron las casi 30 horas que demoró la institución en entregar los resultados de las votaciones y otras irregularidades que denuncian varios de los candidatos.

[caption id="attachment_74514" align="alignnone" width="790"] Foto: Urnas de cartón[/caption]

"El proceso de elección fue muy complejo y da para opinar que hubo fraude. Fue muy poco difundido, los padrones no estaban actualizados entonces hubo gente que no pudo votar, mesas no constituidas. Además, se supone que la Conadi tiene la tecnología, entonces decir que a la 1, después a las 5 y recién vienen a dar los resultados pasado las 11 de la noche del lunes. Están peor que cuando (Alberto) Cardemil tenía que dar los resultados del Sí y el No. Obviamente da para sacar varias hipótesis", afirma Ana Llao, ex concejala que iba a su reelección por el pueblo Mapuche y quedó en quinto lugar.

"Acá hay responsabilidad del Estado", asegura Llao, quien está analizando el episodio con un equipo de abogados para realizar una impugnación o una revisión de votos. El camino de la impugnación es el que decidió seguir Ariel León, candidato aymara que se postulaba a concejal indígena urbano.

"Esta elección fue impresentable. Vamos ir a Contraloría a revisar el proceso. Por la pésima difusión muchos indígenas ni siquiera sabían que había votación, lo organizaron en dos meses en vez de seis como la vez pasada, hay mesas que no abrieron por falta de representantes de la Conadi, mesas muy alejadas de las comunidades indígenas, urnas de cartón sin cadenas y el director de la Conadi se demoró casi 30 horas en dar el resultado. Es una burla total", resume León.

De acuerdo a la Ley indígena, estas elecciones dependen directamente de la corporación, sin existir mediación del Servicio Electoral (Servel) ni del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel). "Los tribunales electorales operan incluso en las juntas de vecino, pero en este caso no, entonces la Conadi puede hacer fraude y además juzgar el fraude", critica el aymara.

En conversación con eldesconcierto.cl, Rafael Tuki, consejero rapanui que ganó su tercer período, también alega por el proceso. "Acá (en la isla) no pasan esas irregularidades porque no hay traslado de urnas. Pero sí he sabido de otros casos y todavía no tengo llamado oficial del director de la Conadi o alguien del gobierno que me ratifique que gané. Hay falta de diplomacia. Le tienen miedo a la organización indígena, de hecho la ley indígena no permite confederaciones de comunidades, no se pueden unir", asegura Tuki.

Al ser consultado por nuestro diario, el director de la Conadi, Alberto Pizarro, aseguró que la demora en los resultados se debe a lo "concienzudo de este proceso". "A diferencia del otro, donde hubo errores en los resultados preliminares, por eso se entregó tarde, pero dentro del día lunes como dijimos en nuestro compromiso. Nos autoimpusimos un plazo para entregar cifras exactas después de la revisión de todas las actas y el traspaso de información al sistema, donde aparece el detalle por comuna y candidato, eso nunca se había hecho. Se privilegió un proceso de transparencia para evitar dudas", afirma Pizarro.

El director asegura que todas las urnas que vio eran de madera y vidrio, que hubo apoyo de servicios públicos, que a excepción de procesos anteriores había varios apoderados y gente garantizando el proceso transparente.

Pero no todos están tan convencidos de que el proceso fue transparente. Un ejemplo es lo que habría ocurrido en la sede de Temuco de la Conadi, donde la prensa y los aspirantes a consejeros esperaron horas en el primer piso mientras un equipo de Pizarro se encargaba de revisar las actas en el quinto piso a puerta cerrada.

"Nos llegó información de que se quedó contando los votos el asesor Claudio Sanhueza, uno de los que colaboró en la redacción del decreto 66 que mutiló la consulta indígena en el gobierno de Piñera. Colaboró junto a Matías Abogabir, sobrino del Choclo Délano", cuenta Ariel León.

El funcionamiento interno de la Conadi también es criticado por el ex sacerdote jesuita de Tirúa, Luis García Huidobro, quien asegura que la institución no tiene poder de gestión ni decisión para la devolución del territorio a los indígenas. "Está convertida en agencia de sapeo, es un organismo de inteligencia. Hoy depende directamente de la subsecretaría de Interior, que se encarga de la represión. De ahí vienen datos de comunidades más o menos radicalizadas (que maneja Carabineros)", dice.

Por todo lo anterior, muchos están convencidos de que estas votaciones son un maquineo de los poderes políticos de Chile. "Es triste. El Estado no quiere representantes legítimos, por eso nos arroja a un sistema deficiente que no se ajusta al mas mínimo estándar de transparencia y probidad electoral. Por eso ganan los mismos de siempre, los que destruyen cualquier tipo de iniciativa que pueda liberarnos. Por el miedo a que surja el Martin Luther King de los pueblos indígenas; el que nos libere", concluye el aymara Ariel León.