Todos queremos ayudar a los animales
En el tiempo que llevo como un voluntario activo en defensa de los animales he tenido la oportunidad de replantearme lo que hago infinidad de veces, y sin duda, es algo que continuaré haciendo siempre porque considero que merece bastante la pena. Y con ello, una cosa valiosa que he aprendido es que todavía tengo mucho por aprender, y que sin bien estoy en total libertad de escoger el curso de mis acciones como se me dé la gana y sin mayor análisis previo, es necesario reconocer que si pretendo ayudar a los animales, no es la impulsividad y la irreflexión el camino a seguir. Para ayudar a los animales de forma efectiva – si es que realmente nos preocupa su situación – se requiere de un pensamiento crítico constante acerca y en busca del curso de acción óptimo a tomar.
Sin embargo, encontrarlo no es fácil, porque tenemos no uno, sino una infinidad de cursos de acción por escoger. Y bien, podemos 1)a ciegas recorrer aquellos caminos que muchos ya trotaron con anterioridad y equivocarnos constantemente, una y otra vez, o por otro lado, podemos 2) escuchar y aprender de quienes ya tropezaron con las piedras y muros en que probablemente con el mismo curso de acción nos terminaremos encontrando de igual manera en el recorrido. Podemos esperar a equivocarnos para aprender de nuestros propios errores y hacer caso omiso a la experiencia de los demás, o podemos escucharnos mutuamente y aprender de nuestros tropiezos y estancamientos, pero también, de nuestros logros y éxitos en conjunto. ¿Cuál será el enfoque más adecuado?
Con esta cuestión planteada iré al asunto cuyo título de este artículo se refiere. ¿Qué es lo que pretendemos cuando defendemos a los animales?
Defender a los animales, es trabajar por que la situación en la que se encuentran mejore, se trata de ayudar a los animales. Asumiendo ello, espero que todos tengamos claro que no se trata de nosotros ni de lo indignados que podamos estar acerca de su situación, ni de lo incomprendidos que podamos sentirnos. No nos estamos defendiendo a nosotros mismos, ni somos nosotros quienes pagaremos las consecuencias de mantener un enfoque no suficientemente reflexivo.
Defender a los animales implica un trabajo voluntario cuyo salario no es menos que la propia satisfacción que la labor altruista nos puede entregar, aquel alivio irrevocable que nos produce el ayudar – aunque sea en lo más mínimo – a que la situación de quienes están en peor situación que la nuestra mejore. Esto signifique calmar el sufrimiento de un solo animal otorgándole una vida de bienestar, o bien, evitarle una vida de sufrimiento a tan solo un animal (evitando por ej. su cría y reproducción irresponsable), porque lo realmente importante es que cada vida importa.
Sin embargo, precisamente porque cada vida importa, es que debemos ser críticos en nuestro activismo para poder ayudar la mayor cantidad de animales posible velando por los mejores resultados. ¿Estamos luchando por los animales? Si queremos, podemos reconocer que en ciertos – y tal vez muchos – aspectos sí, pero esto no simplemente consiste en repetir y gritar consignas sin fondo y hacer juicios éticos de quienes pretendemos persuadir de considerar a los animales o disuadir de cualquier práctica que los perjudique. Realmente siendo hostiles, no llegamos a la gente, y si no llegamos a la gente, no ayudamos a los animales.
Con una actitud positiva, tal vez llamaremos menos la atención, pero nos aseguraremos de que siempre estaremos sumando y nunca restando. Siendo empáticos, cautelosos y respetuosos con el público a quien nos dirigimos, con nuestros amigos, con nuestra familia, con quien acabamos de conocer, con la gente con la que interactuamos en un activismo, con quien sea que pretendamos concienciar acerca de lo que les pasa a los animales, sumamos mucho, quitamos vendas y jamás restamos nada. Recuerda aquella instancia de tu vida en que pensabas diferente acerca de los animales, ¿como te gustaría que alguien que intenta hacerte cambiar de opinión sobre ellos se hubiese dirigido a ti? Probablemente no estás pensando en una actitud negativa y hostil en que se te cuestiona moralmente.
Ten presente que siendo hostiles y violentos tal vez causemos polémica y llamemos la atención, y en el mejor de los casos podremos llegar a unos pocos con algunos resultados positivos. Sin embargo, al mismo tiempo alejaremos a muchos más quienes se irán con una imagen muy negativa acerca del movimiento volviéndose a colocar una venda que tal vez ya se habían quitado, y por tanto, con una actitud con la que difícilmente reconsiderarán en un futuro replantearse sus costumbres y la situación en que están los animales y su importancia. Estaremos, por tanto, restando mucho más de lo que sumamos.
Escojamos el enfoque que escojamos, debemos ser conscientes de que no solo tenemos un impacto en el público en general el cual puede hacerse de apreciaciones de todos los individuos de un movimiento en su conjunto, sino que también en nuestros compañeros a quienes influenciamos con nuestro modo de actuar, por tanto, de nuestro enfoque depende mucho más de lo que imaginamos.
De esto trata este blog, de escuchar a quienes nos llevan no tan solo años, sino décadas de ventaja en la defensa de los animales, y por tanto quienes tienen valiosísima experiencia de la cual tenemos mucho que aprender.
Somos un grupo de activistas y voluntarios de distintas organizaciones y proyectos en favor de los animales quienes trabajamos para mejorar nuestro impacto y hacer de nuestra labor la más efectiva y eficiente en ayuda de los animales. En Latinoamérica nuestro movimiento es joven, pero contamos con un recurso con el cual quienes se encontraban años atrás en países donde ahora todo está poco más avanzado no contaron, su propia experiencia.
Con En Defensa de los Animales ofrecemos artículos, noticias, videos y recomendaciones relacionadas al activismo por y en ayuda de los animales, al veganismo y todo lo que concierne.
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