¿Existe el maltrato hacia los demás animales?
Por décadas hemos utilizado el concepto maltrato para describir la manera en que son tratados los demás animales, pero lo cierto que este concepto no aplica moralmente para el resto de animales y carece de objetividad si queremos denunciar su explotación o esclavitud.
El “maltrato” tiene múltiples interpretaciones, es una palabra que emana del latín, ya que está conformada por tres partes latinas; male (mal), tratare (tratar) y tro (recibir la acción). La concepción más usada o habitual; es la acción y efecto de maltratar a una persona humana (tratar mal, menoscabar, agredir, insultar, etc.). Es un concepto que se vincula a la agresión física o psicológica en una “relación personal” entre dos o más personas humanas.
Entendamos por relaciones personales, aquellas relaciones humanas que se dan de manera libre y respetuosa, es decir, relaciones que son consentidas y no existen a través de la violencia. En este tipo de relaciones existe un vínculo que mantiene a los sujetos en constante correspondencia, por ejemplo: las relaciones sexuales, laborales, familiares o de amistad.
Si entendemos que el concepto maltrato describe la violencia en las relaciones personales que han quebrantado los sujetos, entonces no puede ser la misma descripción de los males que los humanos cometen hacia los demás animales.
Primero, porque los demás animales no pueden dar su consentimiento para ser utilizados o explotados para fines humanos, no existe una relación en términos personales, sino una relación de dominación esclavista. Segundo, porque el problema fundamental no es el mal-trato que padecen los animales nohumanos, sino la explotación en sí misma. Los perjuicios físicos o psicológicos que padecen, son consecuencia de su explotación o esclavitud.
Decir que el resto de animales que explotamos padecen “maltrato”, sería el equivalente a decir que los esclavos humanos sufrían maltrato y que el problema de tipo moral era el maltrato que padecían. No, no sufrían maltrato, porque ellos no tenían ninguna relación de tipo personal con sus esclavistas, ellos no daban su consentimiento para ser tratados como meras cosas o propiedades de algunos humanos. Tampoco el problema de tipo moral era el maltrato, el error fundamental era tratarles como cosas o propiedades al servicio de algunos humanos. Los perjuicios físicos o psicológicos de los esclavos, era consecuencia de su propio estatus de propiedad. Si son tratados como cosas, entonces lo lógico es que sus intereses sean marginados o ignorados.
Lo que no debemos hacer
Si queremos denunciar la explotación o la esclavitud de los demás animales, entonces no debemos utilizar conceptos que denuncien la manera en que son tratados. No seríamos coherentes ni justos en nuestro mensaje y además no estaríamos educando a las demás personas sobre los derechos de los demás animales. Los derechos no son compatibles con la esclavitud y el concepto maltrato no denuncia la esclavitud, sino la forma en que se lleva a cabo.
Por estas razones, es que me resulta poco creíble de las intenciones abolicionistas de algunas organizaciones que supuestamente educan sobre veganismo o dicen defender los derechos del resto de animales, pero al mismo tiempo utilizan conceptos como maltrato o crueldad. Se contradicen de manera constante en su propio activismo o en el mensaje que transmiten a las demás personas. Entiendo que por falta de conocimiento algunos activistas incurran en este tipo de errores, yo misma utilizaba estos conceptos por ignorancia. Pero por una cuestión ética, deberíamos hablar siempre con la verdad y esforzarnos por utilizar los conceptos que describan la realidad injusta que padecen los demás animales.
Los demás animales no son maltratados, son sometidos a la violencia o esclavitud.