Shakespeare al estilo 31 minutos
Un carro tirado por un caballo con armadura, un escudo verde con armas cruzadas y un tomate aplastado en una de sus paredes hace de cuca. Son los carabineros que vienen a mediar la pelea entre la familia Capuleto y la Montesco convenciéndolos de mantener la paz con palabras de castellano antiguo.
- Así hablaba la policía antigua-, dice a modo de acotación un irónico Shakespeare, que no es más que el títere de Juan Carlos Bodoque con un bigote y un cuello isabelino.
La anterior es una de las escenas de 31 minutos: Romeo y Julieta, lo último de la productora Aplaplac, que encabezó las cuatro temporadas del cómico noticiero de títeres para niños a cargo de los periodistas Pedro Peirano y Álvaro Díaz.
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La idea de la obra, que es la primera incursión teatral de 31 minutos, nació en el contexto del festival Santiago a Mil, que este año hace un homenaje a William Shakespeare en el marco de la conmemoración de los 400 años de su muerte. “Fue bastante fortuito. Salió la idea de montar Romeo y Julieta, desde que se planteó hasta que se aprobó pasaron como tres minutos”, cuenta Álvaro Díaz.
Entonces leyeron la obra y trabajaron en una adaptación del guión original. No fue fácil, considerando que 31 minutos se basa en el humor y Romeo y Julieta es una de las grandes tragedias de la historia. “ (Es difícil) Sobre todo si respetas el final. Pero hay que hacerlo, es Shakespeare. Así que respetamos el final pero hicimos una trampita que van a ver”, dice Díaz, sin revelar ningún detalle del misterioso final.
La apuesta fue precisamente respetar la historia original. No se trata de un cuento de niños que lleva el nombre de Romeo y Julieta por tratarse de un amor imposible; es una adaptación en base a un estudio acucioso del texto del aclamado dramaturgo inglés.
La esencia es la misma, pero es cómica, el lenguaje es más sencillo y tiene guiños a la cultura nacional. Los niños reconocerán a los personajes de la popular serie que aquí también aparecen como protagonistas: Juan Carlos Bodoque hace de Shakespeare, Mario Hugo de Romeo y Patana de Julieta.
“Nuestro objetivo es que (los niños) se entretengan, pero además que conozcan Romeo y Julieta. Mucha de esa literatura muere por convertirse en obligatoria, uno piensa que es una lata. Entonces cuando uno recupera esta historia en su esencia no es sólo ‘niños lean historias clásicas’, sino que ‘niños, cuando alguien les dice que un libro tiene 400 años, ese libro sobrevivió no gracias a que a un profesor o a un ministerio se le ocurrió hacerlo obligatorio, sino gracias a que lo que hay allá adentro es humanamente muy profundo y muy cercano a ti’”, explica Álvaro Díaz.
“31 minutos por lo general ha sido un espectáculo que no se puede presentar mucho por lo grande que es, lo caro que es. Esta es una obra más pequeña y queremos meternos más en los circuitos de teatro, llevarlo a más lugares, ojalá presentaciones gratuitas en poblaciones, plazas, en todo Chile”, dice Álvaro Díaz.
La importancia de llevar un clásico a los niños es compartida por Pedro Peirano. “Son cosas que los niños tienen que conocer porque son fundamentales para entender no solamente nuestra cultura, sino también la narrativa. No solamente la literatura ni el teatro, sino que también el cine, los juegos de video. Entonces simplemente uno les está devolviendo a los niños lo que les pertenece, que es una de las obras de Shakesperare”, dice.
[caption id="attachment_65891" align="aligncenter" width="580"] Pedro Peirano y Álvaro Díaz[/caption]
La obra cuenta con canciones nuevas, compuestas exclusivamente para la historia, y para el montaje decidieron hacer la escenografía en formato de pop up, que son los libros que al abrirlos forman una figura tridimensional entre sus hojas. Ambas cosas hicieron que el trabajo fuera más lento, pero después de meses de trabajo la obra 31 minutos: Romeo y Julieta se estrena el próximo 8 de enero en la Plaza de Armas de San Felipe. Esta será la primera de siete funciones, todas gratuitas, en distintas comunas que puedes revisar aquí.
Presentar la obra fuera de Santiago no es algo fortuito, tiene que ver con idea de descentralización de la fundación Teatro a Mil. “Nuestro sueño como fundación es llegar a todo Chile, que no haya ninguna limitación geográfica. Creemos en la descentralización, por eso vamos a empezar nuestro proyecto en San Felipe. Vamos a estar también en Rancagua”, afirma Andrés García, encargado de nuevos proyectos de fundación Teatro a Mil.
A esto se suma la propuesta de democratizar los shows de 31 minutos que tienen sus creadores. “31 minutos por lo general ha sido un espectáculo que no se puede presentar mucho por lo grande que es, lo caro que es. Esta es una obra más pequeña y queremos meternos más en los circuitos de teatro, llevarlo a más lugares, ojalá presentaciones gratuitas en poblaciones, plazas, en todo Chile”, concluye Álvaro Díaz sobre lo que podría ser el nuevo rumbo de 31 minutos.