Crisis de la jibia: la última batalla de los pescadores artesanales contra la gran industria
Si hay algo que revele la crisis que hoy afecta al sector artesanal es el precio al que venden el kilo de jibia. Hace un año, se pagaban hasta 160 pesos. Hoy el kilo del principal recurso al que apelan los miles de pescadores artesanales en la zona central para asegurar su subsistencia vale sólo 90 pesos.
Tras la depredación de la merluza, que hoy está amenazada para las futuras generaciones, los pescadores artesanales se han visto obligados a adentrarse en el mar para extraer este tipo femenino de calamar que habita en el fondo marino.
Sin embargo, tras la polémica y resistida Ley Longueira, este recurso fue repartido entre industriales y artesanales. Casi 40 mil toneladas fueron asignadas a la gran empresa pesquera y 156 mil a los segundos.
Y aunque el cuoteo contempla que el periodo de extracción va de enero a diciembre, solo durante los tres primeros meses, los industriales agotaron por completo su porción anual, gracias a la pesca de arrastre con la que reducen tiempo y costos asociados a la extracción del recurso, pero que no selecciona ni distingue el tamaño de la jibia, algo fundamental para hacer de su pesca una práctica sostenible en el tiempo.
Ante la abundancia del recurso en el mercado, el kilo de jibia llegó a bajar en un 50%, complicando la principal fuente de ingresos que sustenta al sector artesanal.
Según datos entregados por el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) a El Desconcierto, al 30 de junio los artesanales aún cuentan con más del 60% de su cuota disponible, pero la baja en el valor del kilo de jibia mantiene a más de 3 mil embarcaciones paralizadas. Los industriales, en cambio, agotaron su cuota y desde el 5 de abril se cerró la posibilidad de extraer jibia para las 7 familias .
Miguel Ángel Hernández, Presidente de la Federación de Pescadores Artesanales “Nuevo Amanecer” de Valparaíso, asegura no confiar en las cifras oficiales ya que, aclara, “es muy distinto lo que se ‘pilla’, lo que se descarga y lo que se declara. Esas son tres fases totalmente distintas y creemos que el sector industrial pilló mucho más de las 40 mil toneladas, ya que con un arte de pesca tan depredatorio como la pesca de arrastre, ellos hacen mucho descarte”.
Para Hernández, es “claro” que los industriales declaran menos cantidad de lo que capturan, ya que “así le sacan mejor rendimiento en las plantas de harina”. Esto último, en alusión a que el sector no destina la jibia que extrae para el consumo humano, sino para elaborar harina de pescado.
EL PROYECTO QUE DEFIENDE A LOS ARTESANALES
El pasado 18 de junio, los pescadores artesanales consiguieron que el presidente de la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, Alfonso Inzunza (PRI), pusiera en tabla la moción ingresada en agosto del año pasado que busca regular la extracción de jibia, restringiendo a la “línea de mano” como el único arte pesca permitido para dicha actividad. Con ello, la pesca de arrastre quedaría descartada.
Sin embargo, aunque en un inicio la noticia tenía optimistas a los pescadores, tras iniciarse la discusión del proyecto de ley, el optimismo comenzó a diluirse ante la reticencia de algunos legisladores a acceder a la demanda de los artesanales.
Según detalló Hernández, cuando comenzó la discusión del proyecto “aparecieron los intereses de algunos diputados que son pro industria y cuidan sus intereses. No entendemos cómo la señora Clemira Pacheco (PS) va de la mano con el señor Jorge Ulloa (UDI) defendiendo a ultranza la posición de los industriales. Por eso salimos pesimistas”, explicó el dirigente gremial.
La confrontación, que trae a la memoria el fuerte cuestionamiento hacia el proceso legislativo que dio luz a la denominada “Ley Longueira”, se mantendrá durante algunas semanas más, a la espera de que todos los actores puedan exponer sus posiciones ante la instancia parlamentaria.
Sin embargo, uno de los que ya expuso fue el subsecretario de Pesca, Raúl Súnico, que aseguró ante la Comisión que dicho proyecto es considerado como inadmisible por su cartera, ya que una regulación como la que demandan los artesanales sólo sería prerrogativa del Ejecutivo.
En conversación con El Desconcierto, Súnico explicó que la calificación de inadmisibilidad “es de orden jurídico pues la Constitución determina cuáles son aquellas iniciativas exclusivas del Ejecutivo y no del congreso. En este caso, el proyecto altera funciones y atribuciones propias de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, tal y como es la definición de artes y aparejos de pesca”.
Súnico explicó que la Subsecretaría de Pesca ya conformó el Comité de Manejo donde se reunirán los artesanales, industriales y plantas de proceso en que cada actor debe proponer un plan de manejo del recurso, pero reconoció que “ante el escenario que impone la caída de los precios internacionales del recurso, creemos que debemos trabajar en varías líneas de acción que permitan hacerle frente a la crisis”. Entre ellos se encuentran la apertura hacia nuevos mercados y la promoción del consumo interno.
DISCUSIÓN EN MEDIO DE ACUERDOS TRUNCOS Y EMBARCACIONES PARALIZADAS
En Valparaíso, según las estimaciones de los dirigentes artesanales, casi el 60% de las embarcaciones están paralizadas. Eso significa que una flota superior a las 3.100 naves actualmente no sale a extraer recurso, ante la baja rentabilidad del proceso. “Si se calculan unos 4 tripulantes por cada una, son más de 12 mil pescadores y familias que hoy no tienen un sustento”, dice Hernández.
“Siempre nos queda pescado en el agua, porque no hay mercado que nos compre. No es que seamos poco efectivos o que no tengamos nuestra flota certificada, como plantean los industriales. (...) Nadie nos quiere comprar, y eso es también una estrategia de los industriales que saturaron los mercados”, explica el dirigente.
Si bien los pescadores aseguran que anteriormente habían alcanzado un acuerdo por el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, y el mismo subsecretario, Raúl Súnico, para restringir a la línea de mano como el único arte de pesca para extraer jibia, éstos habrían reconocido “falta de voluntad política” para concretar dicho compromiso.
“Le preguntamos si había voluntad política para cumplir el compromiso que firmaron con la mano, y el subsecretario dijo que no había”, afirmó Hernández.
Consultado al respecto, el Subsecretario desmintió categóricamente la existencia de un acuerdo previo y aseguró que “no existe ningún compromiso de ese tipo. Lo que algunas vez existió fue una condición para lograr obtener el fraccionamiento (cuotas). Nada más. Los dirigentes que dicen eso están faltando a la verdad”, señaló Súnico.
Con todo, las tratativas en el Congreso para prohibir que los industriales sigan extrayendo jibia mediante la pesca de arrastre seguirán durante esta semana. Para mañana, la Comisión citó a una sesión “ampliada” en la que estarán presentes distintos actores, entre ellos los artesanales.
De no prosperar la iniciativa, los artesanales advierten: “Nosotros ya estamos movilizados, nos mantenemos en estado de alerta. En la última reunión donde estuvimos 18 dirigentes nacionales relacionados con el tema de la jibia acordamos claramente radicalizar nuestra postura. Como dijo un compañero, ésta es la última marraqueta que nos queda en el agua y la vamos a defender”, concluye Hernández.