A 107 años de la Matanza de Santa María de Iquique, el Estado sigue del lado de la oligarquía
El 21 de diciembre de 1907, en Iquique, puerto del extremo norte de Chile, centenares de obreros chilenos, peruanos y bolivianos fueron exterminados por el Ejército y la Armada chilena en las puertas de la escuela Santa María. En Tarapacá se tiñeron las calles con sangre obrera, bajo el único propósito de coartar el movimiento de organizaciones clasistas que comenzaba a nutrirse de las ideologías socialistas y anarquistas de principio de siglo. El florecimiento de huelgas a lo largo del país atentaba contra el orden social impuesto y era preciso detenerlo, los cuerpos sin vida de pampinos y pampinas fue la advertencia a la clase obrera del resto de Chile.
Durante los primeros días de Diciembre el descontento se hacía latente en las tierras tarapaqueñas, la primera semana de Diciembre se declaran en huelga trabajadores ferroviarios de las salitreras, obreros portuarios e industriales de Iquique, el puñado de trabajadores que paralizó ese 4 de diciembre sólo fue una pequeña muestra del gran movimiento que remecería las áridas tierras del Norte las semanas siguientes.
El día 10 de diciembre se suman a la huelga los obreros salitreros de San Lorenzo, ellos fueron la chispa que encendió los espíritus, a pie comenzaron a recorrer las oficinas salitreras de nuestro desierto, motivando a compañeros y compañeras que abandonaran la faena y se unieran a la lucha, sus demandas eran justas había que acabar con el abuso patronal. Las asambleas deliberaron que la única forma de ser escuchados era bajando a Iquique y conversar de frente con los representantes de las compañías extranjeras.
Emprendieron el viaje por la pampa, hombres y mujeres, niños y ancianos, con la esperanza en las pupilas y un mismo horizonte de lucha. El domingo 15 de Diciembre llega la primera oleada de obreros, la autoridad local dialoga con ellos e intenta convencerlos de que vuelvan a las salitreras y que dejaran sólo un comité negociador en el puerto. Los obreros curtidos por la sabiduría que les da la experiencia, conocían los discursos de la institucionalidad y que no debían fiarse. Se mantuvieron firmes en su decisión y la Intendencia debió buscar un lugar para alojar a las miles de familias que llegaban al puerto desde el más profundo desierto, los ubicaron en La Escuela Santa María
Entre infértiles discusiones con los representantes de los dueños de las salitreras, asambleas generales y ollas comunes, llega el fatídico 21 de Diciembre. El General Silva Renard da la orden de abandonar la Escuela y de no hacer caso tendrían que utilizar la fuerza. El establecimiento lleno de esperanza obrera y fortaleza pampina sigue bajo el control de los obreros, no se amedrentan por las amenazas del General.
A las 15:45 hrs comienza el fuego de las ametralladoras y los fusiles. Las balas atravesaban la frágil estructura de la Escuela y los morenos cuerpos asoleados de miles de pampinas y pampinos, miles cayeron acribillados bajo la ráfaga de fuego, la sangre corría por el piso de madera y los sobrevivientes intentaban escapar de ese infierno. El Gobierno reconoció 126 muertos y 135 heridos, exigió censura a la prensa obrera que incrementaba el número a miles de muertos, luego se dio paso a la cacería de dirigentes obreros, las detenciones se multiplicaron. Nadie más debía replicar la osadía de los pampinos, la huelga se ahogaba con sangre obrera en el puerto de Iquique
Cuando miramos nuestra historia podemos ver varias coincidencias, una de las más importantes es la estrecha relación entre la patronal y el Estado, un Estado que organiza la explotación y que resguarda los intereses de la elite económica. Nada tiene de diferente la orden de acribillar a los obreros en 1907 con la orden de reprimir a profesores, portuarios y trabajadores de Lider en nuestros días. Las FF.AA y el Estado han trabajado en colusión para resguardar y proteger la riqueza que le pertenece a un pueblo, pero que ha sido saqueada por los sectores dominantes.
Nuestra memoria colectiva está llena de experiencia, es necesario utilizarla y reconocernos como explotados. Hoy no son las fichas de la pulpería, pero si son los créditos de consumo; no son las 14 horas seguidas de trabajo, pero si es la semana corrida en el retail; no es la falta de indemnización, pero si existe el trabajo por boleta y honorario. Hoy en el Chile del 2014 vivimos situaciones de flexibilización y precarización laboral muy similares a las que describen los obreros en plena cuestión social, nuestra memoria histórica nos muestra los caminos que tomaron estos trabajadores, la organización y la acción colectiva, empujando los cambios a pulso sin necesidad de reformas laborales que vinieran a maquillar la máquina de explotación.
Hoy 21 de Diciembre, invitamos a reflexionar en torno a la necesidad de construir una nueva acción sindical, que se base en principios de solidaridad y autonomía. Encontrar nuevas herramientas de luchas y presión ante este panorama tan adverso, comprender que la Unidad y la organización es lo que nos proveerá nuestras reivindicaciones, hacer florecer en cada corazón la semilla rebelde.
Invitamos a no olvidar quienes son los que sustentan y protegen este sistema, ninguna confianza en un Estado que se ha olvidado de la clase trabajadora, ninguna confianza en el empresariado que se ha enriquecido con nuestro sudor. La organización colectiva, la lucha y la solidaridad son nuestras herramientas, A recuperar todo.
http://escuelaclotarioblest.org/