Te Veré Volver: Los altos y bajos del tributo a Cerati
“Y entonces un 11 de Agosto de 1959, a las seis y treinta horas, en la pequeña compañía de María, nació Gustavo Adrian.” Con las palabras de Lilian Clark, madre de Cerati, acompañadas de la propuesta plástica de Gustavo Miró titulada Conexión Intrauterina: El pequeño habitáculo misterioso, se dio el vamos a dos horas de homenaje a uno de los personajes más grandes de la música de Latinoamérica.
Cuando hablamos de covers, hay que tener claro que son dos las cosas en juego. Mantener la esencia de la canción, y a la vez, darle un giro que integre un sello propio a lo ya creado. Esta fórmula se complica aún más cuando hay un tercer factor alterando el producto. Reversionar una canción de un monstruo de la música, como Gustavo, implica entender que nunca se va a dejar a todos contentos.
Estas reglas fueron muy bien entendidas por Nicole, quien con su voz, una guitarra y una sobriedad que solo aportó al deleite de su interpretación, deslumbró al público con su versión de Té para tres. Asimismo, se subió al escenario Alvaro López, quien junto a su hermano Gonzalo dieron vida al clásico Corazón Delator, en lo que fue su primera presentación alejados de Los Bunkers. Un registro vocal que acompañó de manera impecable una canción que debe ser llevada al escenario con la fuerza que mostraron los López.
La sensualidad se tomó el escenario con la interpretación diferente, pero a la vez muy personal, que Camila Moreno le dio al emblema del Sueño Stereo, Zoom. La esencia de la canción estaba intacta en la propuesta de la cantautora, que sin embargo sufrió de varias fallas de sonido. Claudio Valenzuela y compañía dieron vida a La Ciudad de la Furia con la intensidad propia de Lucybell, creando un clima de complicidad con el público, que respondió de muy buena manera a un clásico de Soda Stereo, haciendo olvidar por un instante que existe una versión tan perfecta como la del MTV unplugged junto a Andrea Echeverri.
La sorpresa de la noche, We are the grand. Con su versión de Entre Caníbales dejaron en claro que la calidad no se mide por el nivel de popularidad, ya que a pesar de ser los menos esperados por los presentes, salieron victoriosos de una carrera en la que era muy fácil tropezar. Otro ganador fue el uruguayo amante de Chile, Gonzalo Yáñez. A pesar de que se fue a la segura con Puente, uno de los temas solistas más alabados de Cerati, y que en partes su voz fue sepultada por la de su invitado, Leo García, Gonzalo salió adelante con una buena interpretación que dejó felices a los fanáticos del homenajeado.
La presencia de los invitados trasandinos no pasó desapercibida. Richard Coleman fue guitarra en diversos discos de Soda Stereo, y parte de las giras Ahí Vamos y Fuerza Natural de Gustavo como solista. En escena, dio vida a Estoy Azulado en una versión acústica, para luego hacer vibrar a todos los asistentes con Trátame Suavemente. Asimismo, Leo García, otro importante al revisar la historia musical de Cerati, interpretó su versión de Lago en el Cielo.
En la vereda de lo que definitivamente no había que hacer se sentó Sergio Lagos, quien no dio abasto ni vocalmente, ni con la interpretación de su guitarra. Asimismo, Javiera Parra dejó al público con ganas de escuchar una mejor versión de lo que realmente fue un Crimen.
El punto más bajo de la noche lo puso Zaturno, quien destruyó por completo Un Millón de Años Luz. Un rap que sirvió para animar al público, pero que distaba mucho de lo que se merece un artista como Gustavo. El cambio de ritmo no es una excusa para pasar por alto que a ratos no se entendía lo que se estaba cantando, ya que Gondwana presentó una impecable versión de El Rito, en la que se notó el respeto y la dedicación.
El cierre estuvo marcado por la interpretación de los clásicos de Soda, Juego de Seducción y Primavera 0, que a pesar del desorden que se vivió en el escenario, fueron vitoreadas por el público que siempre hambriento, siguió pidiendo más hasta que los roadies comenzaron a desinstalar los instrumentos.
Aunque se notó que más allá de lo que se estaba viviendo existía un show televisivo de por medio, Te Veré Volver se presentó como una buena instancia para seguir despidiendo de la tierra a un ser que nunca será olvidado. El legado musical de Gustavo Cerati es indiscutible y es por eso que todas las instancias para compartir en su nombre se agradecen. Honrar al trasandino es una misión titánica, por ende, más allá de lo logrado (o no) del show, el haber podido conectarse con el recuerdo es motivo de agradecimiento para su público.