La desesperación de las familias por conocer el paradero de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala ha desatado una constante protesta en las calles de México. Recientemente, los estudiantes normalistas atacaron el Palacio de Gobierno de Guerrero.

Ya han pasado varios días sin respuesta para las familias de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala y la indignación comienza a brotar. Las autoridades han llamado a la calma, pero siguen sin explicar si los cadáveres hallados en fosas clandestinas corresponden a los normalistas.

La protesta se ha ido extendiendo desde Guerrero a otros estados de México y ha radicalizado su expresión. Prueba de ello es lo ocurrido durante la noche del lunes en el Palacio de Gobierno de Guerrero, donde unos 500 estudiantes –acompañados de sus padres-, cercaron el lugar para exigir una conversación con el gobernador.

Tras la negativa de la autoridad y el violento desalojo del edificio, los normalistas desataron su ira e iniciaron la quema de vehículos y de las oficinas del recinto estatal, destruyendo por completo uno de los siete edificios del complejo. Al finalizar, abandonaron el lugar en  sus autobuses.

A su vez, la organización que aglutina a los trabajadores de la educación de Guerrero atacaron el Ayuntamiento de Chilpancingo. Las operaciones terminaron sin heridos, pero confirman la escalada en la desesperación de los habitantes de uno de los estados más violentos de México y con mayor hegemonía de los narcos.