Modiano: el narrador-investigador
Aunque no estaba entre mis favoritos, de igual forma se aplaude el Premio Nobel de Literatura 2014 que este año recayó en el francés Patrick Modiano (Boulogne- Billancourt, 1945), uno de los escritores más influyentes de la Europa y autor de obras tan prestigiosas como Dora Bruner o El café de la juventud perdida.
En Chile, su obra es conocida, porque la mayoría de sus libros se encuentran bajo el sello de Anagrama (disponibles en las principales librerías), aunque no goza de la popularidad que a lo mejor debería ser justa con las temáticas que ha abordado en cada uno de sus libros, porque entre sus grandes novelas podemos encontrar la escritura de un hombre valiente, sensato y único que se ha atrevido a abordar de manera justa y diáfana los peores momentos de Francia en el siglo XX tales como el régimen neonazi y también la ocupación del país por los alemanes durante la II Guerra Mundial, en épocas en que el tema parecía ser tabú tanto para intelectuales como autoridades políticas.
Por lo general, la mayoría de sus novelas carecen de un número excesivo de páginas, lo cual parece demostrar empíricamente la tendencia mundial de la narrativa contemporánea a ser más minimalista. Pero, no por eso su obra padece de una falta de intensidad narrativa e intelectual, por el contrario, sus novelas, como ya dije, tienen el sello de un escritor valiente, justo y asertivo sobre las temáticas abordadas con tanta magistralidad sobre los horrores humanos del siglo pasado.
Entre sus novelas más famosas se encuentra, entre otras, París era un pueblo (1968), Villa triste (1976), Calle de las riendas sueltas (2009), El rincón de los niños (1990), Dora Bruder (1999), Un pedigrí (2007), El horizonte (2010) y Los bulevares de la circunvalación, integrada en la Trilogía de la Ocupación (2012), esta última, a mi juicio, una de las obras más importantes, dado que recoge la esencia del autor con sus tres primeras novelas ya mencionadas anteriormente: El lugar de la estrella, La ronda nocturna y Los paseos de circunvalación.
Porque reflejan el denominador común que dominarán en sus obras ambientadas en París, ciudad de la que el propio autor en muchas de las entrevistas que le han realizado en distintos medios del mundo ha afirmado que se declara un “enamorado”. Enamorado de ese París que en el pasado apenas era un pueblo.
En sus trabajos se cruzan el horror, pero también la compasión, dado sus propias experiencias de vida como el vacío, la ausencia del padre, el mundo de la traición, la inercia gansteril, la infinita extrañeza. Precisamente en el prólogo de ese libro escrito por José Carlos Llop, afirma: “Una respiración lenta e hipnótica, con el dring cristalino y el swing jazzístico de los felices veinte, desplazado hacia la luz negra de un fragmento de los primeros cuarenta europeos, que aporta el ingrediente delirante. Sin olvidar ni el chic moradiano, ni la cosificación del nouveau roman, ni las listas a lo Perec, por supuesto. De esa literatura surgirá un adjetivo nuevo: modianesque, modianesco”.
Modiano, en todo caso, y a pesar de las temáticas abordadas, nunca se ha inmiscuido en política, porque en el fondo sabe que la literatura corre por un carril ajen a los truculentos manejos con la comunidad. Enrique Vila Matas lo recuerda: “señor Modiano –le asaltamos finalmente una mañana–, no habla usted mucho de política. Es que es peligrosa para un escritor. La política no es más que una torpe simplificación de las cosas. El escritor trabaja justamente de la forma opuesta; trata de mostrar lo oculto, la complejidad”.
Si estamos de acuerdo o no, lo cierto es que Modiano ha trabajado duro para llegar hasta donde está hoy. Ha desarrollado ese espíritu de indagador de lo oculto, acaso sus tenebrosos libros parecen determinarse a medida que se avanza lentamente en la lectura de ellos.
Hijo de un matrimonio que se conoció durante la ocupación alemana de Francia los que tuvieron que ocultarse, su infancia estuvo trazada por las ausencias de su padre y también por lo que había escuchado sobre los atroces hechos de la Europa del siglo pasado. Ahí hay uno de los puntos, a mi juicio, más destacables del autor que sin haber vivido aquella época de la ocupación alemana en Francia, Modiano supo interpretar esa parte de la historia, a través de una investigación profunda de la época. Él considera aquel periodo “confuso y vergonzoso” de la historia de Francia.
Su trascendencia literaria es tan importante que cuatro de sus novelas fueron llevadas al cine y también ha participado en la escritura del guión de varias películas, por lo que el premio recae en buenas manos; al menos no se trata de un desconocido para quienes nos dedicamos a la escritura. Como dije en un principio, no era uno de mis candidatos, pero de todas formas Patrick Modiano se merece este galardón por una vasta obra dedicada a la explotación de la historia de Francia en uno de sus momentos más negros.