El miedo al atropello: el peligro que acosa a los ciclistas en las calles
[caption id="attachment_14542" align="alignleft" width="300"] Crédito: Aguilucho Informa[/caption]
“En estado grave y con riesgo vital se encuentra un joven ciclista que fue atropellado…”. Así comienzan numerosas noticias de accidentes cada vez más frecuentes a lo largo del país. De menor o mayor gravedad, todas incluyen a la misma víctima: un o una ciclista.
Ante un nuevo escenario de transporte, y con un crecimiento considerable de usuarios de la bicicleta, las ciudades de Chile han tenido que comenzar a adecuarse a nuevas rutinas y ritmos, especialmente en la capital, un lugar hecho para los automóviles.
Recientemente, agrupaciones ciudadanas, con el apoyo de la Universidad Católica, participaron de una medición que calculó los tiempos de viaje en hora punta en Santiago, concluyendo que la bicicleta es el mejor medio para transportarse rápidamente, en un tramo de 8 kilómetros.
Sin embargo, el uso de dicho medio de transporte se ha visto amenazado por el aumento considerable de accidentes callejeros. Un conflicto que ha dado lugar al criticado “pedaleo en la vereda”, que hoy ocasiona disputas entre ciclistas y peatones.
Bicianimitas
El problema que hoy afecta a los usuarios de la bicicleta conduce a la discusión sobre seguridad vial, un asunto que sólo desde hace poco ha comenzado a llamar la atención de las autoridades.
Según datos publicados por Bicivilízate y Arriba e’ la Chancha durante el 2013, en la década pasada murieron más de 2000 personas cada año por siniestro de tránsito. Además, durante la misma época, los parlamentarios aprobaron un proyecto de ley –impulsado por Jovino Novoa y Evelyn Matthei- que aumentó la velocidad máxima en zonas urbanas de 50 a 60 k/h.
El dato anterior es muy importante si se considera que un peatón atropellado a 64 k/h, tiene entre 3.5 y 5.5 más posibilidades de morir que si es atropellado a una velocidad de 48 k/h, según datos de la misma web.
Según los especialistas, sin embargo, este es un problema de responsabilidades compartidas.
“La accidentabilidad tiene que ver principalmente con el desconocimiento de los usuarios de las vías que actúan de forma imprudente e irrespetuosa. Muchos accidentes pueden generarse por la incapacidad de compartir las vías y la sensación de superioridad existente tanto en ciclistas como automovilistas”, explicó Viviana Albornoz, coordinadora de Macleta.
La frecuencia de accidentes sufridos por ciclistas a las calles asusta y ha originado la creación de iniciativas al alero de organizaciones como Ciclistas con Alas, que busca recopilar y documentar información sobre accidentes mortales sufridos por usuarios de la bicicleta, luchando contra la impunidad en la que quedan la mayoría de estos casos.
La idea ha dado origen a la creación de las “bicianimitas”, conmovedores monumentos callejeros que son ubicados en distintos puntos de la ciudad donde algún ciclista ha sufrido un atropello. En los espacios, una bicicleta blanca busca eternizar el recuerdo del accidente y llamar a la reflexión sobre la gravedad de estos hechos de cara al nuevo escenario de la bicicleta.
Providencia toma cartas en el asunto
En la comuna de Providencia, su alcaldesa Josefa Errázuriz y Arcadis, una empresa de ingeniería y consultoría, dieron inicio durante esta semana a la campaña de educación vial “Respetamos, compartimos, nos cuidamos”, que busca mejorar las condiciones de seguridad de peatones, ciclistas y automovilistas.
“Efectivamente la cantidad de accidentes con ciclistas involucrados ha aumentado en la comuna, y esto a nuestro juicio se debe a que la ciudad no está preparada para incorporar de manera segura a los y las ciclistas al sistema de transporte. Providencia ha avanzado mucho en esta materia, pero tenemos muchos planes por delante”, comentó Tomás Marín, del departamento de Planificación de Providencia.
La campaña ha puesto énfasis en la idea de la responsabilidad compartida y la buena convivencia en el espacio público, especialmente por las calles de la comuna, donde transitan más de 300 personas por hora en horario punta en la intersección de Eliodoro Yánez con Antonio Varas, por ejemplo.
Además de la campaña, Errázuriz tiene contemplado aumentar la cantidad de ciclovías, realizar mejorar en las intersecciones, la creación de zonas 30 (velocidad reducida) y sumar nuevos estacionamientos para bicicletas en puntos clave de Providencia. Su preocupación, el último tiempo, también se ha centrado en los conflictos entre ciclistas y peatones.
Los consejos que hay que tener en cuenta
Las mujeres ciclistas de Macleta han reiterado, por otro lado, que el Estado debe tomar cartas en el asunto ante la nueva problemática de movilización ciudadana, decidiendo “quién es prioridad en las vías a través de una política seria de movilidad que incluya a todas y todos los usuarios de transporte, pues no están en iguales condiciones hasta el día de hoy”. En este nuevo marco, señalan, los más vulnerables deberían tener ventajas. Es decir, peatones y no motorizados.
Posteriormente, se debería trabajar en infraestructura, pero no sólo en ciclovías, sino que en la construcción de facilidades para el uso de bicicleta, como estacionamientos públicos y custodiados. La educación sobre movilidad es otro punto importante, señalan las integrantes de Macleta.
Sin embargo, hasta que eso pase, los ciclistas deben tomar medidas desde ya para resguardar su seguridad. Una de ellas pasan por comprender, de antemano, que las veredas están hechas para los y las peatones.
“Si se suben a la vereda por temor o inexperiencia, deben comportarse "como invitados": esto es, lenta y cuidadosamente. Es importante señalar, en todo caso, que por ley la circulación de las bicicletas por la acera no está permitida”, señaló Tomás Marín.
Otro punto importante pasa por conocer los deberes y derechos: “Los y las ciclistas tenemos el derecho y el deber de pedalear por la calzada y una de las reglas fundamentales es ser visible y predecible”, apunta Albornoz. En este sentido, más que los elementos obligatorios de protección, es fundamental la posición en la calzada, usar la pista o la mitad de ella dejando un espacio de amortiguación.
Pedalear pegado a la berma no es un consejo apropiado. En tanto, mantener comunicación con los otros usuarios, señalizando y evidenciando las maniobras, es importante para evitar cualquier accidente.
Utilizar luces y/o reflectantes en la noche e informarse de las máximas de velocidad permitidas en las zonas por donde los ciclistas se mueven es otro de los factores a considerar, “especialmente en zonas residenciales”, acotó Marín. Lo mismo sucede con la tarea de organizar las rutas, transitando por calles con menor flujo vehicular, especialmente para aquellos que han comenzado a movilizarse en bicicleta.
“El uso de la pista es derecho de todas y todos, quiéranlo o no, y el no entenderlo tiene que ver con el modo en que se han construido las ciudades, siempre priorizando al automóvil particular. Hoy en día la realidad es otra, la bicicleta está en las calles y no se irá, por lo que la cultura vial debe asumir el cambio”, puntualizó la coordinadora de Macleta.