Pasajero que viajó junto a la persona que trajo la nueva variante de COVID-19 al país denuncia que nadie del Minsal lo ha contactado
Este martes, Miguel Ángel Campillay se vio sorprendido con una situación que vivió instalado en la casa de un familiar en Providencia, tras arribar al país desde Europa el 22 de diciembre, lo que testimonió a través de su cuenta de Facebook.
"Llegué a Chile en el vuelo que trajo a alguien contagiada con la nueva cepa del covid. Vi la noticia en vivo, cuando (Paula) Daza estaba haciendo el punto de prensa. Se ha indicado por varios medios que la SEREMI está intentando localizar a las y los pasajeros del vuelo que vino de España y del vuelo que la persona contagiada tomó para ir a Temuco", cuenta en la red social.
En ella, detalla que hasta ese momento habían transcurrido ya casi cinco horas del punto de prensa de la subsecretaria de Salud.
"Desde el momento en el que esto se informa y hasta ahora, nadie se ha intentado contactar conmigo ni con mi esposa. Llamé a saludresponde y me tuvieron unos 30 minutos en espera a que alguien tomara la llamada. Me aburrí, colgué y decidí buscar cómo hacerme una pcr en alguna clínica", se lee en el relato donde denuncia la mala implementación del sistema que la subsecretaria Paula Daza ha promocionado en televisión, exhibiendo un número telefónico en un cuestionado cartel escrito a mano.
Como se observa, al menos en ese caso particular, existen cuestionamientos de fondo sobre el que su posteo da cuenta, una situación en la que profundiza más adelante con El Desconcierto.
"Como siempre se descansa en las responsabilidades individuales"
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Sin embargo, asume que maneja un nivel de ilustración que puede no ser el mismo de muchos de los pasajeros que compartieron el vuelo de Iberia con él y que calcula en 400 en total.
"Puede estar pasando que haya gente que no se ha enterado de la noticia, que no la hayan contactado, que se haya sentado al lado de esta señora o que vino sin PCR y no esté haciendo la cuarentena y que ande en modo libre. Puede estar amplificando los contagios, creo que el país no está protegido. Yo no, me hice mi PCR allá, al enterarme de la noticia y no recibir respuesta, no poder contactar a Salud Responde y no ser contactado por ellos tampoco, me fui a hacer por las mías un PCR, tengo el privilegio de poder hacerlo", comenta luego Miguel Ángel.
"Todo termina descansando en la responsabilidad individual"
Campillay manifiesta su disconformidad con el tratamiento que ha recibido de las autoridades y con la forma que, en general, que se maneja la pandemia en nuestro país. "Al final, todo termina descansando en la responsabilidad individual. Las políticas públicas quedan súper al debe en una situación que sería relativamente sencillo controlar y gestionar", asegura antes de poner sobre la mesa otro antecedente que respalda su cuestionamiento a las autoridades locales.
"A nosotros no nos pedían tener la PCR obligatoria, no entiendo por qué. Sí se la pedían a los extranjeros, como si el hecho de venir a Chile siendo de otro país, te vuelve una persona más riesgosa y para la que es obligatorio el PCR. Si soy chileno, ya no es obligatoria y puedes entrar, dar un par de vueltas, incluso viajar a otra región, como es el caso de esta señora", dice luego sin entender el criterio de control de la pandemia de parte de La Moneda.
Para Miguel Ángel, de hecho, "la señora no incumplió el protocolo, hizo lo que el protocolo le permitía hacer. Obviamente como país estamos desprotegidos porque si el protocolo le permitió entrar y llegar hasta el sur con la cepa nueva y no entienden y no reconocen que están cometiendo el error y recién ahora ponen en cuarentena obligatoria a cualquier persona que entre..."
"Nunca se adelantan a los escenarios, la lógica es de reaccionar"
Como una actitud reactiva califica Campillay el accionar de las autoridades sanitarias. "Siempre esa es la lógica, como de responder, de reaccionar. Nunca se adelantan a los escenarios que están pasando en Europa, a lo que sería relativamente fácil adelantarse porque siempre (todo) llega después acá", agrega luego.
-Estando ya hace nueve días en Chile y habiendo vivido todo este tiempo en España, ¿cómo observas los dos escenarios, qué país te parece más seguro y qué autoridades visualizas más comprometidas con la salud pública?".
"La pandemia es una situación inesperada con la que seguramente ningún sistema político ha tenido nunca una experiencia, hay que ir ensayando, (pero) igual me parece que en España hay algunas cosas que son mucho más seguras en términos de lo que le puede pasar a la población. Por ejemplo, como España está organizada por comunidades autónomas, que sería el análogo a nuestras regiones, pero allá las comunidades tienen mucho más poder de decisión respecto de cómo se implementan las políticas que decide el gobierno central, saben cómo se mueven las ciudades, los núcleos propios y en función de eso van tomando algunas decisiones", pormenoriza.
"Las decisiones que se toman en Barcelona no son las mismas que se toman en Madrid, en Galicia o en Extremadura. Acá no, acá el gobierno central define lo mismo para todos y un poco con el imaginario de como si fuese todo en Santiago. Eso hace que, por ejemplo, en la Región de Los Lagos, que es la región que más conozco, en la práctica no ha parado", cuestiona.
Las diferencias con Chile, aunque siempre odiosas, parecen bastante grandes. "La lógica de que en la semana (se) funcione de manera normal y el fin de semana que la gente se tenga que encerrar, tampoco tiene mucho sentido, porque la gente que vive en condición más precaria, es la que se mete al Metro, a las micros, espera locomoción en los paraderos. Esto de darle tanta prioridad al tema económico sobre el tema de salud, ahí hay una diferencia importante porque en España si bien han tenido tensiones por tener que decidir entre uno u otro (sector), se ha visto mucho más orientado a ponerle (límites) al comercio y tratar de privilegiar que la gente se tenga que quedar en la casa y tratar de dar las mayores opciones para que eso ocurra. Allá es más seguro porque la política que se está pensando es contextual y tiene un equilibrio más humano entre salud y economía", concluye.