El 80 % de las muertes por contaminación del aire estarían relacionadas a la producción de lácteos, huevos y carne
La contaminación del aire ambiental es un problema de alcance global. Se calcula que en el año 2019, cerca del 90 % de la población mundial estuvo expuesta a concentraciones medias anuales de PM₂,₅ por encima de las recomendaciones de la OMS (10 μg/m³). Estas concentraciones se relacionan de manera clara con el riesgo de enfermar o morir por enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer, entre otras.
Un nuevo estudio revela que la producción de carne también está ligada a esta problemática global.
De acuerdo a la investigación, publicada en Proceedings of the National Academia of Sciences, cerca de 17 mil muertes anuales en Estados Unidos están vinculadas con el aire contaminado de cultivo y crianza de alimentos. De todas ellas, un 80 % son causadas por la producción de carne, lácteos y huevos. El resto de los fallecimientos estarían relacionados con los productos derivados de los animales que los seres humanos no ingieren, como el cuero o la lana.
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Al respecto, los investigadores aseveran que la producción de carne en el mundo contribuye a que la calidad del aire sea letal. Particularmente para la crianza y transportación de ciertos alimentos, cuya huella de carbono ha incidido en la contaminación de la tierra, el agua y el aire durante más de diez años.
De acuerdo al estudio, la industria cárnica, además de contaminar el aire, genera de manera indirecta asma, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Para analizar el impacto de este tipo de alimentos en la salud del ambiente y de los seres humanos, los científicos analizaron qué se necesita para producirlos; Fertilizantes para los cultivos, labrar la tierra y la quema de combustibles fósiles se encuentran entre los factores más dañinos.
En declaraciones emitidas por National Geographic, Jason Hill, ingeniero de biosistemas de la Universidad de Minnesota, señalo que: “gran parte de nuestra agricultura está impulsada por la ganadería. no solo por los animales en sí, sino a lo que se necesita para alimentarlos”.
Por su parte, Nina Domingo, autora principal del estudio, indicó que la problemática sanitaria va mucho más allá de lo que nos llevamos a la boca: “pasamos mucho tiempo pensando en cómo los alimentos que consumimos afectan nuestra salud, pero los alimentos que comemos también afectan a otras personas".