Paracetamol: qué tan cierto es el daño al estómago y por qué se recomienda cautela en embarazadas
Aunque suele asociarse a un medicamento inofensivo y de uso cotidiano, el paracetamol vuelve a estar en el centro del debate científico en torno a su clasificación, a su efectos reales o a las interrogantes de su consumo durante el embarazo.
Desde la farmacovigilancia hasta las recomendaciones oficiales, el análisis de este fármaco exige una mirada más amplia.
Así lo plantea Juan Pablo Bravo Goldsmith, académico de la carrera de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, quien advierte que muchas de las certezas instaladas responden más a costumbre que a evidencia sólida.
¿El paracetamol es un antiinflamatorio?
Uno de los equívocos más difundidos es su supuesta acción antiinflamatoria. “Lo primero que hay que aclarar es que el paracetamol no es un antiinflamatorio”, afirma el especialista.
La confusión podría generarse debido a que en algunos textos se le clasifica como AINE (AntiInflamatorio No Esteroidal). Sin embargo, "no tiene efecto antiinflamatorio", reitera. Lo que sí afirma sobre el paracetamol es que es un "excelente analgésico y antipirético".
Es decir, solo reduce dolores de cabeza y malestares musculares, más no disminuye la hinchazón, ni el enrojecimiento ni la fiebre.
¿El paracetamol causa daño gástrico?
A diferencia de los AINE tradicionales, no genera daño gástrico cuando se administra en dosis habituales. “Esa es una de sus grandes ventajas”, destaca Bravo Goldsmith. “Es seguro para el estómago, lo que lo hace preferido en muchas situaciones clínicas”, dice.
¿Puede tomar paracetamol una embarazada?
Investigaciones internacionales han sugerido posibles vínculos entre el consumo prolongado de paracetamol durante la gestación y alteraciones del neurodesarrollo infantil, como el trastorno del espectro autista.
Frente a este escenario, el académico llama a la prudencia: “Este es un tema que debe tratarse con profunda cautela y respeto”. Y añade: “La ciencia aún no tiene respuestas concluyentes, y los estudios disponibles son observacionales, no experimentales”.
El fármaco atraviesa la barrera placentaria y actúa sobre sustancias que también participan en la formación del sistema nervioso. Sin embargo, esto no basta para establecer una relación directa.
“La pregunta de fondo es si llega suficiente fármaco al embrión o feto como para afectar su desarrollo neurológico, pero responder cabalmente a esta interrogante no es posible: aunque es probable que llegue fármaco al embrión, en ningún caso sólo con eso se puede establecer una relación causal directa con TEA”, explica el académico.
La falta de estudios experimentales en embarazadas responde a razones éticas, lo que traslada la detección de eventuales efectos adversos a la etapa posterior a la comercialización.
“Los estudios clínicos previos no incluyen embarazadas por razones éticas, por lo que los efectos en esta población se conocen solo después de que el medicamento está en uso masivo”, señala Goldsmith.
En ese contexto, algunos análisis han detectado asociaciones entre la exposición prolongada al paracetamol durante la gestación y trastornos conductuales como el déficit atencional con hiperactividad.
“Los datos observacionales (no son experimentales) muestran que el riesgo de HKD casi se duplica en niños expuestos durante más de 20 semanas de gestación”, comenta.
¿Qué postura tomar ante estudios no concluyentes?
Las agencias sanitarias han reaccionado con recomendaciones de cautela. En España, se advierte que “los estudios epidemiológicos muestran resultados no concluyentes” y se sugiere limitar su uso a la dosis mínima eficaz.
Francia adopta una postura aún más restrictiva: “Si está embarazada, evite tomar medicamentos salvo que sea estrictamente necesario”.
En Chile, la indicación es similar y aparece explícita en el envase: “puede usarse durante el embarazo solo si es clínicamente necesario, y siempre en la dosis más baja posible, por el menor tiempo y con la menor frecuencia”.