IA en la gestión de personas: Grafton Latam abre el debate sobre el futuro del trabajo
La gestión de personas enfrenta un desafío crítico: la carga operativa consume tiempo y limita el rol estratégico del área. Con esta premisa, Grafton Latam organizó junto a Extended DISC y AmandaHR.IA el conversatorio "IA en la Gestión de Personas", que reunió a cuatro especialistas: Francisca Tapia, Francisco Vila-Iturra, Adolfo Munizaga y Natalia Salinas.
El encuentro buscó reflexionar sobre cómo la inteligencia artificial está transformando la gestión del talento y el liderazgo, y qué debe hacer el mundo organizacional para adoptar estas herramientas de forma ética, eficiente y humana, sin caer en triunfalismos tecnológicos.

Un cambio de paradigma en el trabajo
Uno de los puntos centrales del conversatorio fue constatar que la IA no es una innovación más, sino un cambio de paradigma. Mientras tecnologías anteriores optimizaban funciones específicas, la IA actual atraviesa todas las esferas de la vida laboral y personal.
La velocidad de adopción resulta elocuente: ChatGPT superó los 100 millones de usuarios mensuales activos en cerca de dos meses, según datos citados por Reuters. Además, diversas investigaciones estiman entre 700 y 800 millones de usuarios semanales, con más de 18 mil millones de mensajes procesados por semana. La IA ya no acompaña al trabajo: lo configura.
Pese al avance tecnológico, el encuentro destacó que la relevancia de las habilidades humanas no disminuye, sino que aumenta. En un entorno apoyado por IA, las llamadas "Power Skills" se consolidan como el verdadero diferenciador profesional: pensamiento crítico, adaptabilidad, flexibilidad, curiosidad y empatía.
El pensamiento crítico permite interpretar y contrastar sin depender automáticamente de las respuestas de un modelo. Por su parte, la adaptabilidad y flexibilidad resultan indispensables en contextos de cambio acelerado. Asimismo, la curiosidad impulsa el aprendizaje continuo y la exploración de nuevas herramientas. Finalmente, la empatía mantiene el liderazgo anclado en lo humano y permite gestionar emociones, equipos y conversaciones complejas. Estas competencias no compiten con la IA, sino que se potencian gracias a ella.

Riesgos éticos y sesgos algorítmicos
El debate también resaltó la importancia de reconocer los riesgos asociados a la adopción rápida de herramientas de IA. Uno de los más mencionados fue el riesgo de sesgos algorítmicos, que pueden amplificar prejuicios humanos si no se diseñan sistemas con responsabilidad, gobernanza y transparencia.
Asimismo, se abordó la presión creciente hacia la eficiencia, un fenómeno que no proviene de la tecnología en sí, sino de cómo las organizaciones definen estándares, parámetros y métricas de productividad. La IA no establece estos criterios: solo los ejecuta. Por ello, la discusión ética recae inevitablemente en los equipos humanos que la diseñan e implementan.
Frente a este escenario, se destacó la noción del "humano aumentado": líderes que utilizan la IA como apoyo para tomar decisiones más informadas, pero sin delegar el juicio ni la responsabilidad. Además, otro elemento central del encuentro fue el rol de la cultura organizacional como pilar de toda transformación tecnológica.
AmandaHR.IA: Automatización para liberar tiempo estratégico
El conversatorio cerró con la presentación de AmandaHR.IA, una plataforma desarrollada para automatizar tareas operativas de Recursos Humanos, como la comparación de candidatos, la generación de informes y el análisis de perfiles. Esta automatización busca resolver el diagnóstico inicial que inspiró el encuentro: la falta de tiempo para lo estratégico.
Según lo expuesto, la herramienta permite que los equipos de personas concentren sus esfuerzos en análisis, decisiones críticas y acompañamiento humano, en lugar de procesos repetitivos. Lejos de reemplazar funciones, su propósito es transformar roles operativos en roles consultivos, devolviendo a los profesionales el espacio para generar impacto real.
La reflexión final del encuentro fue clara: la IA no amenaza el trabajo humano, amenaza las tareas que nunca debieron consumir tanto tiempo. Al liberarnos de ellas, permite que quienes trabajan en gestión de personas vuelvan a aquello que ninguna tecnología podrá automatizar: comprender, desarrollar y acompañar a otras personas.
