Mauricio Jelvez: “Chile nunca ha tenido un proyecto de desarrollo consensuado política y socialmente”
Mauricio Jelvez (61) ha dedicado su vida profesional al ámbito académico, la política pública y el desarrollo social. Ha sido académico de posgrado en la Universidad de Santiago de Chile, consultor para organismos internacionales y subsecretario del Trabajo durante el primer gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Actualmente, dirige el Centro de Estudios para el Desarrollo y coordina el Foro para el Desarrollo Justo y Sostenible.
Conversamos con él sobre su nuevo libro Chile: un camino al desarrollo integral, —producido por Editorial Universitaria—, las motivaciones detrás de su creación y su mirada sobre el presente y futuro del país.
La ceremonia de lanzamiento se llevará a cabo en el Senado de la República, específicamente en el Salón Los Presidentes, Morandé 441 el martes 25 de noviembre a las 12:00 horas con inscripción haciendo clic acá.
El autor estará acompañado por dos figuras clave de la política económica nacional Mario Marcel: Economista, ingeniero comercial y ex Ministro de Hacienda del gobierno de Gabriel Boric e Ignacio Briones: Economista, político, académico y ex Ministro de Hacienda del gobierno de Sebastián Piñera.
—¿Qué lo motivó a crear este libro? ¿Hay algo del momento político-social actual que lo haya impulsado a hacerlo?
Este libro tiene una larga historia. Nació en mi tesis doctoral del año 2000, donde exploré una visión multidisciplinaria del desarrollo. De hecho, parte de esa tesis se tradujo en este libro. Si vamos más atrás, mi tesis de grado también abordó el tema económico-social, así que podríamos decir que es un proyecto antiguo.
Sin embargo, tiene un componente de presente: creo que el proyecto político de la centroizquierda muestra signos de agotamiento. No hemos sabido renovar nuestras ideas sobre el tipo de sociedad que queremos construir. Este libro busca abrir una conversación sobre un nuevo proyecto que nos permita dar el salto al desarrollo, llenando un vacío de ideas vigente en el Chile actual.
—Después de revisar años de historia económica y social, ¿cuál cree usted que es el mayor punto de inflexión en Chile que desarrolla en este libro?
Chile nunca ha tenido un proyecto de desarrollo consensuado política y socialmente. A diferencia de otros países, no hemos sostenido un acuerdo básico sobre el rumbo del desarrollo. Además, busco provocar una conversación para entender que el desarrollo no es solo PIB per cápita. Incluye también dimensiones políticas, sociales y humanas.
El desarrollo debe ser integral, porque si uno de estos componentes falla, termina afectando al conjunto del proyecto nacional.
—¿Cómo se explica que, pese a la estabilidad macroeconómica, persista el malestar social en el país?
Desde 1990, Chile ha tenido un crecimiento promedio superior al 4%, con avances claros en pobreza, infraestructura y modernización. Pero hemos perdido ritmo: hoy el crecimiento potencial apenas llega al 2%.
Además, los chilenos sienten inseguridad social. La salud no responde en calidad ni oportunidad, la educación sigue siendo segregadora y muchos viven con sueldos insuficientes.
Nos ha faltado mejorar el crecimiento, pero también reducir con más profundidad la desigualdad y fortalecer un sistema de protección social que garantice necesidades básicas cubiertas.
—¿Qué rol debería cumplir el Estado en este nuevo camino al desarrollo social?
No hay país desarrollado sin un rol activo del Estado en la economía y lo social. Ninguno. Ni siquiera Estados Unidos, que tuvo una fuerte política de subsidios e inversión pública en sus inicios.
Chile debe romper con la idea de que el Estado solo debe intervenir mínimamente. Necesitamos un Estado que impulse la diversificación productiva, la innovación y el valor agregado; y que consolide un sistema de protección social sólido.
El desarrollo requiere un Estado activo, moderno y comprometido con el bienestar colectivo.
—¿Qué mensaje daría a las nuevas generaciones que miran el futuro con desencanto?
Les diría que Chile sigue siendo un país lleno de oportunidades. Aunque hay deterioro institucional y malestar social, el sueño del desarrollo sigue vigente.
Pero no basta con reclamar derechos: también debemos asumir deberes y compromiso. Invito a los jóvenes a preguntarse cómo, desde su profesión, pueden contribuir al país.
Si queremos ser parte de una historia mejor, debemos asumir que el desarrollo requiere responsabilidad colectiva.
—Si pudiera resumir el mensaje central de su libro en una frase, ¿cuál sería?
El desarrollo es posible, pero debemos dejar de hacer muchas cosas mal y comenzar a hacer bien otras que hemos ignorado.
El país es un sistema compuesto por dimensiones económicas, políticas, sociales y humanas que deben avanzar en conjunto.
Mi propósito es contribuir a instalar esa conversación pendiente: cómo evitar que Chile caiga en la trampa de los ingresos medios y dé el salto definitivo hacia un desarrollo integral.