
Mes del adulto mayor: Tenemos que cambiar el paradigma
Cada 1º de octubre tomamos un alto para reconocer a quienes han construido nuestra historia: las personas mayores. Esta fecha, instaurada por la ONU en 1990, no es solo un recordatorio simbólico, sino un llamado a la acción. En Chile, ese compromiso se reforzó en 2014 con la promulgación de la Ley que establece el Día del Adulto Mayor.
Hoy, más de una década después, y a 35 años del primer hito, la urgencia es mayor que nunca. Para 2050, uno de cada tres chilenos será una persona mayor. ¿Estamos preparados para ese escenario?
Persisten prejuicios que asocian vejez con dependencia, cuando la realidad es otra: la mayoría de las personas mayores son, o pueden ser, autónomas y productivas, con un potencial enorme para seguir aportando al desarrollo del país. Ignorar esta verdad no solo es injusto, es un error estratégico.
El número de personas mayores de 60 años a nivel mundial se ha duplicado pasando de unos 541 millones en 1995 a 1.200 millones en 2025, y se prevé que alcance los 2.100 millones en 2050.
Es decir, cuando quienes tienen 10 años enfrenten su plena adultez con 35 años, vivirán y deberán tomar decisiones tal vez no pensando en sus hijos, proyectando acciones a las personas de mayor edad. Tenemos que cambiar el paradigma que se utiliza a menudo de pensar en las generaciones que vendrán.
La esperanza de vida mundial ha alcanzado los 73,5 años en 2025, lo que supone un aumento de 8,6 años desde 1995. El número de personas de 80 años o más aumenta aún más rápidamente y se prevé que supere el número de bebés a mediados de la década de 2030 y alcance los 265 millones.
El reto es importante. Muchos están enfocados en generar acciones que con fuerza se enfoquen en la economía plateada para satisfacer las necesidades de la población mayor de 50 o 60 años. Este incluye áreas como la salud, el cuidado a largo plazo, finanzas, vivienda, transporte, tecnología y el empleo de personas mayores activas. Un punto importantísimo son las políticas de incentivo al empleo de las personas mayores y programas de reconversión laboral.
En materia de infraestructura focalizar proyectos en soft cities o ciudades amables, que propicia las relaciones entre las personas, aminorando el aislamiento social, la depresión y la salud mental, a través de mejoras en transporte, vivienda, espacios públicos y servicios.
Todos tenemos un rol que jugar para abordar los desafíos del envejecimiento poblacional. En AIEP, transversalizamos la mirada, desde la gestión de personas hasta la docencia, la innovación y la vinculación con el medio.
Nos unimos a SelloMayor siendo la primera institución de educación superior en adherirse a la iniciativa, buscando promover la inclusión y el respeto hacia las personas mayores en el ámbito laboral y social. Nuestra sede en Talca recibió el Sello Buen Trato a las Personas Mayores, sumando al reconocimiento que el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) entregó a AIEP por su compromiso con las personas mayores y la implementación de un programa de cuidados en el marco de esta conmemoración.
Los cuidados son un tema central en la conversación sobre personas mayores. En la actualidad vemos como las mujeres, que constituyen la mayoría de las personas que se hacen cargo de los cuidados de otros, especialmente adultos, representan casi el 70% de las horas de cuidados informales en todo el mundo.
Por ello creamos en 2024 el programa Cuidando Juntos, iniciativa que capacita y acompaña a cuidadores informales en todo Chile, fortaleciendo su labor con herramientas prácticas, contención emocional y enfoque en el cuidado digno y de calidad.
Este segundo semestre junto a FOSIS, Red ELEAM, SENAMA y la Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH), se aperturaron 16.000 cupos gratuitos para el curso 100% online que busca entregar herramientas prácticas y orientaciones clave para el cuidado cotidiano.
El cambio demográfico no es una tendencia lejana, está ocurriendo ahora y exige acción inmediata. Las personas mayores son el grupo poblacional que más crece en el mundo, especialmente en los países en desarrollo.
Este escenario no admite indiferencia: necesitamos políticas que empoderen, que aseguren acceso equitativo a salud y protección social, y que erradiquen la discriminación. Solo así podremos construir un desarrollo verdaderamente sostenible en un planeta que envejece.