"Toda la vida tiene música II": Un emotivo homenaje a Luis Alberto Spinetta cautivó al público en el Nescafé de Las Artes
Una seguidilla implacable de artistas, un diseño lumínico envolvente y un esfuerzo técnico que dio frutos fueron las claves de una gran noche, en la que el reconocido padre del rock argentino y sudamericano, Luis Alberto Spinetta, fue el centro. No sólo con su obra, revisitada por una ola de talentosas y talentosos músicos, sino por sus propias palabras, registros sonoros de entrevistas que actuaron de intermedio entre los cambios de artistas.
El fundador de bandas emblemáticas como Almendra, Invisible, Pescado Rabioso y Spinetta Jade, sin duda alguna recibió un homenaje a la altura de su inmensa contribución musical, consolidándose esta segunda versión de "Toda la vida tiene música" como uno de los eventos más importantes del año para los amantes de la música trasandina.
La noche comenzó de manera especial con la intervención del escritor y cafetero Abbis Aba Raad, quien abrió el evento con una pieza literaria que estableció el tono poético y reflexivopara la jornada. Su participación agregó una dimensión extra de profundidad cultural mientras los corazones se preparaban para la música.
A continuación entró en escena el eje central de la velada, la banda La Hipocresía Mató al Gato, que cumplió un papel fundamental como base instrumental, recreando fielmente el universo sonoro y la atmósfera inconfundible de los clásicos de Spinetta, generando una sólida escalera que permitió que cada intérprete pudiera lucirse sin perder la esencia original de las composiciones.
Dentro de la armada de buenas almas que ensamblaron la música y poesía del "Flaco", destacó Soulfía, quien conquistó al público con su carisma y potencia interpretativa, llevando las canciones de Spinetta al terreno del soul urbano con resultados sorprendentes en su interpretación de "Bajan" y de "Barro Tal Vez".
Por su parte Nicole Bunout desplegó toda su sensibilidad y elegancia vocal, aportando matices jazzísticos y una interpretación hipnótica de "Cisne", e intensa de "Quedándote o Yendote". El Árbol de Diego sorprendió gratamente con su propuesta fresca y experimental, conectando el legado de Spinetta con sonoridades contemporáneas de manera orgánica y respetuosa en la ejecución de "Alma de Diamante" y "La Bengala Perdida".
La nueva escena local también tuvo su momento destacado con las participaciones de Pau y Martín Berrios, quienes lograron tender puentes exitosos entre el legado de Spinetta y las nuevas generaciones, demostrando que la obra del maestro argentino sigue siendo una fuente de inspiración vigente, pasando por "El Anillo del Capitan Beto" y "Tu Vuelo Al Fin" en el caso de Pau y por "Mi Elemento" y "Cementerio Club" con Martín Berrios,
Pero una de las sorpresas más gratas de la noche fue la presentación de Macedonia, el nuevo proyecto de Pedro Piedra en batería, junto a Delaselva en el bajo y Federico Dannemann en guitarra. El conjunto se lució con "Cheque" y el clásico "Muchacha Ojos de Papel", con una impronta sonora y estética de rock clásicoy potente.
Finalmente, desde Argentina, el reconocido cantautor Lisandro Aristimuño cerró la jornada con una performance emotiva y técnicamente impecable que conectó inmediatamente con el público, demostrando por qué es considerado uno de los exponentes más admirados de la nueva canción argentina, interpretando "La Montaña", "Tu Nombre Sobre mi Nombre" y "Seguir Viviendo Sin Tu Amor".
Más allá de la música, uno de los puntos altos de la jornada fue el diseño de luces, que logró crear atmósferas visuales que complementaron perfectamente cada interpretación. La iluminación logró generar momentos de intimidad cuando las canciones lo requerían y explosiones de color y movimiento en los temas más enérgicos, convirtiéndose en un verdadero aporte artístico que elevó la experiencia general del espectáculo, ámbito ejecutado magistralmente por Sebastián Morales, quien además es sonidista de Los Bunkers.
A más de una década de la primera edición realizada en 2013 en el Anfiteatro Bellas Artes, que había reunido a artistas como Camila Moreno, Paz Court y Javier Barría, "Toda la vida tiene música II", articulado por @produce_punchline, logró cumplir las altas expectativas. El evento consiguió que nuevas y antiguas generaciones se reencontraran con la poesía, el talento y la impronta de Spinetta, confirmando que su obra efectivamente trasciende fronteras y generaciones, consolidándose como un patrimonio cultural del continente.
