
Boom inmobiliario de Maitencillo hacia el sur cierra espacio al último pulmón verde frente al mar en Puchuncaví
Incentivado por la pandemia y el teletrabajo, el boom inmobiliario no cesa en la zona entre Maitencillo y Horcón, transformando drásticamente el sector y atrayendo incluso la construcción de un centro comercial que entraría en operaciones en 2027.
Sin ir más lejos, en los últimos días quedó listo para presentarse un nuevo proyecto inmobiliario en la zona, considerando un área de 174 hectáreas y 690 lotes para construir casas, además de áreas verdes e infraestructura de esparcimiento, según informó el Diario Financiero.
El proyecto, denominado Condominio Tipo B El Pangal, considera más de US$ 8 millones de inversión de la Inmobiliaria Maitencillo SpA, que ya construyó otro complejo llamado Polo Maitencillo, con 238 lotes a pocos metros del nuevo proyecto.
Y aunque estos son solo ejemplo de las decenas de condominios que han surgido en los últimos años en el sur de Maitencillo, son pequeños comparados con dos mega proyectos que se están instalando o buscan instalarse en el último pulmón verde que queda en el borde costero de la comuna de Puchuncaví.
Mega proyectos en el litoral central
Donde termina la urbanización de Maitencillo por la costa hacia el sur, comienza una gran zona verde donde están los acantilados y la playa de Quirilluca. Se trata de uno de los pocos espacios aún silvestres del litoral central, donde habitan especies emblemáticas y amenazadas como el chungungo, el belloto del norte y la única colonia reproductiva de piquero común en Chile continental.
Allí, ya se desarrolló el proyecto inmobiliario Guanay, con 300 lotes de 1700 m2, que según la página de la iniciativa, ya lleva vendidos más de la mitad de los terrenos. El proyecto se presentó a evaluación ambiental en tres ocasiones y tras varios rechazos, fue aprobado por el Comité de Ministros en 2016.
El proyecto, que es ofrecido como una iniciativa única en la zona que combina la conservación de la naturaleza con el desarrollo inmobiliario, despertó una fuerte oposición de ambientalistas que declaran que la medida de compensación que se ofreció para resguardar la colonia reproductiva de piqueros considera 120 metros de exclusión, cuando el mínimo necesario según estudios encargados por la autoridad ambiental, es de 300 metros.
Pero la gran amenaza para la zona, según organizaciones ambientales del sector, es el mega proyecto inmobiliario Maratué, aprobado a fines de 2024 y que busca construir 14 mil viviendas en las 1045 hectáreas que quedan de naturaleza frente a la playa de Quirilluca y hacia el interior.
Maratué o había sido aprobado en 2019, tras lo cual organizaciones ambientales y de vecinos acudieron a la justicia ambiental y lograron retrotraer el permiso y ordenar que el proyecto se volviera a evaluar. Una de las medidas compensatorias que se agregaron es la destinación de 125 hectáreas a conservación de la naturaleza dentro de la superficie del proyecto.
Sin embargo, la iniciativa sigue acumulando críticas por parte de comunidades locales, ya que significaría al menos duplicar o triplicar la población de la comuna, hoy estimada en 18 mil habitantes, y donde solo tres localidades son urbanas y el resto son rurales.
Desde la organización Salvemos Quirilluca han interpuesto reclamaciones para anular la aprobación del proyecto, ya que declaran que se omitió información sobre los valores naturales del lugar, para poder obtener el permiso ambiental.
Presión inmobiliaria en la costa
La presión inmobiliaria sin ordenamiento territorial o reconocimiento de los distintos ecosistemas que garantizan la salud costera, es un problema ampliamente denunciado en Chile y ha generado contaminación por colapso de sistemas de alcantarillado y basura, relleno de humedales y daño a suelos dunares y ahuyentamiento de la fauna nativa por presencia de mascotas, entre otros efectos.
Además, la afectación de ecosistemas que cumplen un rol ecológico han dejado a vecinos de los nuevos proyectos inmobiliarios expuestos a riesgos como socavones y marejadas. Desde la academia se promueve el proyecto de Ley de Costas, que actualiza el concepto obsoleto de borde costero para proponer el de zona costera, que contempla la confluencia de los ecosistemas que cumplen un rol ecológico en la costa.