
Las primarias en Chile, una oportunidad estratégica
En Chile, desde diciembre de 2012, rige la Ley 20.640, que establece el sistema de elecciones primarias para cargos de elección popular, como alcaldes, diputados, senadores y la presidencia.
Estas primarias, reguladas por la Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos (18.603), pueden ser convocadas por un partido político individual o por una coalición de partidos políticos, y su alcance depende del territorio electoral correspondiente: distritos para diputados, circunscripciones senatoriales para senadores y comunas para alcaldes. Además, la ley contempla cinco modalidades de participación:
A) Solo militantes del partido político, en caso de que la elección sea interna.
B) Militantes del partido político e independientes con derecho a sufragio, si la elección es dentro de un mismo partido.
C) Solo militantes de los partidos políticos integrantes del pacto político que realiza la primaria.
D) Militantes de los partidos políticos integrantes del pacto e independientes con derecho a sufragio.
E) Todas las personas con derecho a sufragio.
El Servicio Electoral (Servel) es el encargado de organizar estas primarias a petición de los partidos políticos, fijando su fecha el vigésimo domingo anterior a la elección presidencial. Estas elecciones, aunque voluntarias, también regulan aspectos clave como la propaganda electoral, incluyendo las franjas televisivas.
¿Pero cuáles son los beneficios de las primarias?
Para algunos, las primarias son una pérdida de tiempo y recursos, ya que los candidatos deben invertir en campañas que podrían agotar sus finanzas antes de la elección general. Para otros, representan una oportunidad para posicionarse en la opinión pública, aprovechando el llamado "efecto carro de la victoria".
Sin embargo, también existe el temor de que estas contiendas internas se conviertan en luchas fratricidas que debiliten la unidad del partido o coalición. Por otro lado, hay quienes las ven como una herramienta para medir el peso electoral de una candidatura y prepararse mejor frente a los adversarios.
En Chile (y en el mundo), las primarias han sido objeto de estudio desde diversas perspectivas. Algunos análisis se centran en críticas teóricas, cuestionando la participación electoral, la desconfianza y la democratización del sistema político, mientras que otros adoptan enfoques cuantitativos y cualitativos para evaluar su impacto.
Un ejemplo destacado es el trabajo de Mauricio Morales (2024), “Primarias Presidenciales en Chile, 2013 – 2021: Instituciones, participación electoral y resultados”, que ofrece un análisis exhaustivo de la ley, el rol del Servel y los datos electorales.
Utilizando modelos de regresión lineal múltiple, Morales concluye que la participación en las primarias predice significativamente la participación en la elección general (como la primera vuelta presidencial), y está fuertemente influenciada por las características socioeconómicas y demográficas de las comunas.
No siempre triunfan los candidatos de extremos ideológicos. En ocasiones, como en las elecciones de 2021, la relación entre el resultado de la primaria y el desempeño en la primera vuelta es débil, especialmente en casos de candidatos independientes o con dificultades para consolidar un liderazgo en su coalición.
Estos hallazgos coinciden con estudios previos de Navia y Rojas, como “El efecto de la participación electoral en las primarias de la elección presidencial de 1999 en Chile” (2008), donde se destaca cómo las primarias fortalecieron al sector que las realizó donde Ricardo Lagos fue electo, permitiéndole llevar un candidato único a la primera vuelta.
Aunque hubo costos políticos y económicos, la investigación concluye que los beneficios superaron ampliamente las desventajas, convirtiendo a las primarias en un predictor del éxito electoral.
Además, en el estudio “Elecciones primarias y personalización de la política. El caso de las elecciones locales en Chile 2012” (Cantilla, Contreras y Morales, 2015), se observa que los incumbentes y/o desafiantes que movilizan a ciudadanos para ganar una elección, naturalmente aumentan la participación, y que los candidatos desafiantes que previamente participaron en una primaria electoral tienen mayores probabilidades de ganar respecto de aquello candidatos desafiantes que no participaron.
Las primarias en Chile son una instancia legal que el Estado pone a disposición de los partidos políticos. Su aprovechamiento no solo beneficia a los candidatos individuales, sino que también fortalece a los partidos y coaliciones a nivel nacional.
Una de las formas de medir el poder y la influencia de un partido político es a través de la obtención de cargos populares, ya sea en el parlamento o en la presidencia. Por ello, las primarias no solo deben ser solicitadas formalmente ante el Servel, sino que también deben ir acompañadas de acuerdos y pactos públicos que minimicen los posibles daños internos durante la campaña.
El objetivo principal de las primarias es identificar a los candidatos con mayor capacidad de electividad, más allá de cercanías cupulares, influencias económicas o ventajas comunicacionales. Se trata de elegir a quienes mejor representen las esperanzas y necesidades de la población, estableciendo una hoja de ruta clara para su campaña y futura gestión.
En términos estadísticos y estratégicos, las primarias son una herramienta casi obligatoria para los partidos políticos. Los beneficios, como lo demuestran diversos estudios, superan ampliamente los costos asociados. No aprovechar esta instancia es un error que puede ser capitalizado por los adversarios.
En un sistema democrático, las primarias no solo son una oportunidad para fortalecer la competencia electoral y la democracia, sino también para consolidar la confianza ciudadana en los procesos políticos, y su participación que debe ser el objetivo de nuestros partidos políticos. Ignorarlas es renunciar a una ventaja clave en la lucha por el poder.