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Teólogo Antonio Bentué por pendientes del legado de Francisco:
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Teólogo Antonio Bentué por pendientes del legado de Francisco: "El Papa tiene interés en hacer mujeres diaconisas"

Por: Giglia Vaccani | 23.03.2025
En entrevista con El Desconcierto, el doctor en teología analiza la situación actual del papa, los escenarios de sucesión y sus pendientes y avances, como habilitar a mujeres para realizar ritos bautismales, funerarios y celebrar eucaristías, aunque sin consagración.

"El Papa tiene interés en hacer mujeres diaconisas, el diaconado, poderlo hacer accesible a la mujer, lo que sería un paso importante", dice el teólogo español Antonio Bentué, doctor en Teología por la Universidad de Estrasburgo y profesor desde hace 50 años de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), al responder sobre el gran pendiente del papa Francisco, ahora que enfrenta problemas de salud que lo tienen ya hace cinco semanas internado en Roma.

"Física, más no mental, advierte el profesor para dejar claro que pese a su actual situación, Francisco tiene claridad sobre los posibles escenarios de sucesión y los pendientes en la Iglesia Católica, milenaria institución que ha gobernado desde hace 11 años en calidad del papa número 266 de su historia.

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Claridad mental

-El Papa Francisco atraviesa una situación de salud compleja, que preocupa. ¿Cómo juega en este análisis el que mantenga su mente clara?

-Eso es lo fundamental. Por eso no ha renunciado, aunque tiene desde 2013 o 2014 el protocolo firmado para que lo sustituyan si perdiera la capacidad mental. Pero tiene la capacidad mental total y por eso todavía sigue funcionando como cabeza en la Iglesia Católica. Ha superado lo más grave, ése es el tema. Ahora pueden ocurrir dos cosas: o que realmente su situación se vuelva irreversible y se deteriore más, entonces apliquen la renuncia y volveríamos a tener una situación como la de Benedicto XVI; o bien que fallezca, y entonces viene el protocolo del cardenal Camarlengo, que es el encargado de todo el tema funerario hasta la convocación de un cónclave para la elección del nuevo papa.

-Actualmente hay 137 cardenales con derecho a voto, y la mayoría han sido nombrados por él. ¿Eso significa que debería continuar su línea dentro de la Iglesia?

-Exactamente. De los cardenales que quedan del tiempo de Benedicto XVI y de Juan Pablo II suman unos 102, y el Papa Francisco ha nombrado a 150. De esos 150, 137 son los electores porque tienen menos de 80 años. Prácticamente más de la mitad son los que ha nombrado él, completando con los 21 que nombró en el último consistorio en diciembre. La estrategia del Papa como jesuita tiene un realismo: él quiere asegurar que haya suficiente fuerza en la línea de mantener esta apertura de la Iglesia que ha propuesto.

-¿Qué se espera políticamente? ¿Cuál debería ser la evolución cuando él ya no esté?

-Políticamente lo que está en juego en las pugnas internas en el Vaticano es un grupo donde hay cuatro o cinco cardenales más representativos. Él ha organizado gente de confianza para asegurar que no se tire para atrás lo que fue el Concilio Vaticano II, que es el punto de referencia constitucional y marca el magisterio supremo en la Iglesia. Un concilio ecuménico es el que tiene mayor garantía, en la lectura creyente católica, de asistencia del Espíritu Santo. Es el magisterio supremo que llamamos, no hay ningún magisterio por encima, ni el papal.

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-¿Qué efectos tiene esta visión de la iglesia de Francisco para los feligreses del mundo?

-Que se impuso una línea de puertas abiertas de la iglesia, no encerrada en sí misma sino en diálogo con el mundo. En la constitución principal de la Iglesia, la Lumen Gentium, se afirmó que lo principal no es la jerarquía, sino que primero es un pueblo de Dios.

Más sacerdotisas y diaconisas

-¿Esa es la escuela del Papa Francisco?

-El Papa Francisco lo que quiere es aterrizar en la práctica lo que es el Concilio Vaticano II. A nivel interno de la Iglesia, por ejemplo, el último sínodo convocado el año pasado se llamó el sínodo de la sinodalidad, que pone el acento en el diálogo, incluso con mujeres. Ha empezado a entender que el simbolismo principal de la Iglesia cristiana católica no es el sacramento del orden episcopal, sino el sacramento del bautismo. Primero todos somos hermanos iguales, hombres y mujeres, bautizadas y bautizados por igual. Primero la Iglesia es un pueblo de Dios, de hermanas y hermanos, al servicio del cual están los pastores. Es un sacramento de servicio, no de poder.

-A propósito de su foco en las mujeres, el Papa acaba de nombrar a la franciscana Raffaella Petrini como gobernadora del Estado Vaticano, un cargo de mucho poder administrativo y político. ¿Qué significa además de inclusión?

-Significa hacer presente la conducción de la Iglesia al pueblo de Dios y no solo a miembros ordenados.

-¿Esta señal de que nombre a una sor y no a un cardenal implica que va a dar más espacio al género femenino?

-Exactamente, porque de esos hermanos, la mayoría son hermanas además en la Iglesia. Hay más mujeres que hombres. La cultura patriarcal o machista tradicional hace que sea muy lento y difícil avanzar. El Papa tiene interés en hacer mujeres diaconisas, el diaconado poderlo hacer accesible a la mujer, lo que sería un paso importante. Hay precedentes antiguos de que podía haber sacerdotisas, pero ese es un paso todavía discutido. Algunos lo ven imposible porque leen la tradición del cristianismo confundiendo la fe con la cultura machista en que se movió desde el comienzo. Por eso Jesús solo tenía varones, porque la cultura era muy machista y patriarcal.

-Para la vida del feligrés, ¿qué impacto significaría tener mujeres diáconas?

-Las diáconas podrían realizar los ritos bautismales, funerarios, incluso presidir la celebración eucarística pero sin consagración. O sea, con las hostias consagradas en el sagrario, lo que hacen los diáconos hoy día. Con los pocos sacerdotes que hay en muchas comunidades, quien preside la Eucaristía es un diácono, que no consagra sino que hace todo el rito y a la hora de la comunión saca del sagrario la comunión. Pues bien, existiría la posibilidad de que lo presida una diácona.

-¿Casadas (os) y no casadas (os)?

-Es otro tema pendiente, que los diáconos permanentes casados puedan ser ordenados sacerdotes. Este Papa está a favor de la posible ordenación sacerdotal de diáconos casados, superando el monopolio de que para ser sacerdote hay que ser célibe. Esto tiene la ventaja de que ya existe en la Iglesia Oriental, donde los sacerdotes son mayoritariamente casados y solo los obispos son célibes para dedicarse a tiempo completo a la comunidad.

-¿Cuáles son los pendientes más importantes del Papa Francisco?

-Quizá en el mundo del pueblo de Dios, lo pendiente más importante es el tema de la mujer. Con ordenamiento de diaconisas y también estar abierto a la posibilidad de sacerdotes femeninos.

Costo económico de sus abusos

-¿Cómo ha enfrentado el tema del abuso sexual en la Iglesia? ¿Hay pendientes ahí?

-Se ha avanzado. Con Juan Pablo II no se avanzó nada, al contrario. Con Benedicto XVI empezó a abrirse ya, a costa de afectar el prestigio de la institución eclesiástica, poniendo el foco en las víctimas y no en disimular para proteger la dignidad eclesiástica. También se comenzó a indemnizar por ello. Al Papa Francisco le costó al comienzo. En Chile, por ejemplo, con el caso del obispo de Osorno y lo de Karadima. Al final se dio cuenta que se había equivocado e invitó a Roma a las tres víctimas de Karadima, las tuvo oficialmente en el Vaticano. Lo mismo en Perú, ha sacado al Cardenal de Lima por problemas de este tipo.

La herida es muy grande, por tanto costará mucho superar el abuso para que la gente confíe. Pero hay gestos concretos de estar con las víctimas a nivel de restituir económicamente, que implica mucha dedicación y mucho dinero, mucho apoyo de todo tipo.

-¿Qué efecto tendría la muerte del papa para la Iglesia chilena?

-Acaban de nombrar un nuevo nuncio aquí. Los nuncios tienen un papel más diplomático que eclesial. Lo importante es el criterio que ha tenido este papa para la elección de obispos. Ya el tema de Karadima quedó fuera; ya no nombra obispos que tengan que ver con Karadima. Ha tomado obispos de tipo pastoral. El caso del cardenal actual de Santiago tiene una apertura especial; en aspectos de derechos humanos se la ha jugado bastante y está insertado en el mundo palestino porque es de origen palestino y tiene un primo obispo en Palestina, lo que le da una apertura especial.

-¿Qué nombres se manejan para reemplazar al Papa? ¿De qué nacionalidad o continente podría ser?

-Eso nadie lo sabe. En Italia ahora la gente quiere un papa italiano; la gente de Roma quiere un papa romano o italiano al menos. Otros, en cambio, hablan de continuar la apertura que ha significado un papa de América Latina, el continente donde hay más católicos en el mundo, más del 50%. Algunos mencionan al francés Pietro Parolin, que es el secretario del Papa y tiene mucha cercanía con él. Otros hablan de un filipino que tiene mucho prestigio y es relativamente joven.

Luego están los grupos más tradicionalistas que apuntan al alemán Müller o incluso al cardenal africano, pero son muy reaccionarios y ajenos a las innovaciones de este papa. Yo no creo que por la estructura de los cardenales actuales salga un papa de la línea tradicionalista. Saldrá uno que mantendrá la línea de Francisco y seguramente habrá sido nombrado por él mismo.

-¿Hay algún nombre preferido entre los obispos nombrados por el papa?

-Los debates que se puedan producir al interior del cónclave pueden ser muy fuertes porque hay un grupo de cardenales en oposición a las aperturas y que querrían volver a posturas preconciliares, como la misa en latín. Intentarán presionar, pero yo creo en la sensatez y a nivel teológico, el futuro va en una línea de apertura, no de cerrarse.

En un mundo tan complicado y peligroso a nivel político, que en la Iglesia haya una apertura dialogante es muy importante. Este Papa ha representado últimamente casi la autoridad moral principal en el mundo; faltaban líderes y él marcaba un liderazgo en una línea de diálogo con el mundo ortodoxo, con el mundo ecuménico, incluso con China. Lo critican, pero él pone el acento en dialogar, no en imponer.