
Mediterráneo es zona caliente desde Portugal a Grecia con evacuaciones masivas, Etna en erupción y más de 21.500 sismos
EFE.- El Mediterráneo está donde convergen las placas euroasiática y africana, una zona caliente de actividad sísmica y volcánica que en las últimas semanas se ha manifestado en las islas griegas, Nápoles o el Etna, pero expertos coinciden en que, pese a la coincidencia simultánea de estos fenómenos, no hay que ser "catastrofistas".
La situación más activa es la del archipiélago griego de las Cícladas, donde el 26 de enero empezó una elevada actividad sísmica en la zona marítima entre Santorini y la isla cercana de Amorgos que provocó la huida de miles de personas.
21.500 sismos en Grecia
Entre ese día y el pasado lunes 17 de febrero se registraron más de 21.500 terremotos, la mayoría de magnitud superior a 1 y algunos incluso por encima de 5, según un informe del Laboratorio de Sismología de la Universidad de Atenas (EKPA).
En los 'Campos Flégreos', una caldera con una veintena de cráteres localizada en la provincia de Nápoles (sur de Italia), un enjambre sísmico con cientos de temblores que empezó el 15 de febrero obligó a cerrar colegios y mantiene en alerta amarilla a la población.
También en Italia, el Etna, el volcán activo más alto de Europa, entró nuevamente en erupción con espectaculares coladas de lava y provocó problemas en el espacio aéreo de la cercana ciudad de Catania.
"Desde el punto de vista tectónico, sí que hay una cierta lógica en lo que está ocurriendo", señala a EFE el geólogo Domingo Martín, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Minas y Energía de la Universidad Politécnica de Madrid.
Todo el Mediterráneo se sitúa en el punto de contacto de la placa euroasiática y la africana, que están en constante movimiento y provocan fricciones. Entre ellas hay placas más pequeñas como la adriática y la del Mar Egeo, que también contribuyen al fenómeno.
Presión aumenta
La presión aumenta hasta que se libera, y es cuando se dan los terremotos, los ascensos de magma y las reactivaciones de volcanes.
"Ese juego de unas con otras hace que se genere esta situación normal", asegura Martín, que llama a no ser "catastrofistas" pero a vigilar y acompañar los movimientos, porque pueden servir de "indicios" de lo que podría ocurrir.
La sismóloga Arancha Izquierdo, de la Red Sísmica Nacional española, refiere que por el momento no se puede establecer una "correlación" entre los diferentes fenómenos, más allá de que se sitúan en la zona de confluencia de Eurasia y África.
"Hay terremotos en Grecia y en Nápoles frecuentemente. Alguna vez coinciden", continúa Izquierdo, si bien admite que las islas Cícladas tienen más actividad de la habitual.
Pero no es posible predecir lo que va a ocurrir en Grecia, dice la sismóloga, que avanza que la situación podría calmarse pero tampoco es descartable que se dispare con un gran seísmo.
"También puede haber un gran terremoto que venga sin haber tenido antes otros pequeños. No hay un patrón fijo", insiste.
Costa portuguesa
Fuera del Mediterráneo, pero muy cerca de esta región, se produjo el pasado lunes un seísmo de magnitud 4,7 que se sintió en Lisboa y sus alrededores.
La capital lusa ya había sufrido otro temblor a finales del mes de agosto, en aquella ocasión de magnitud 5,3.
La sismicidad de la costa portuguesa, donde no hay una "microplaca" asociada como puede ocurrir en Grecia con la placa del Mar Egeo o en Italia con la adriática, es diferente, según el geólogo Martín.
"Hay algunos autores que sí que hablan de que hay un pequeño problemita" en esa zona, comenta el geólogo, que recuerda que Lisboa ha sido escenario de varios terremotos significativos.
El más devastador fue el gran seísmo de 1755, con una magnitud estimada de 8,5, que desencadenó numerosos incendios y un enorme maremoto que provocaron más de 100.000 muertos.
A pesar de los recientes temblores, es imposible prever si se podría repetir un terremoto de ese calibre, insiste: "El comportamiento de las capas rígidas no es predecible porque lo que ocurre debajo tiene muchos parámetros". Solo queda monitorizar y vigilar. EFE