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¿Ciencia ficción o innovación?: Ingenieros del MIT desarrollan “abejas robóticas” con la intención de ayudar a polinizar
Ingenieros del MIT en Estados Unidos están desarrollando una especie de abejas robóticas capaces de polinizar, esto, buscando mejorar los procesos que involucra la agricultura y considerando que, según la ONU, “el 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización, donde las abejas son esenciales”.
Por su parte, la FAO asegura que “las prácticas intensas de agricultura disminuyen el número de polinizadores naturales, incrementando paradójicamente la necesidad de estos mismos. Además, los campos extensos incrementan la necesidad de polinización mientras una cosecha está floreciendo, sin embargo, disminuyen la capacidad de la población de insectos locales de polinizar adecuadamente”.
De acuerdo a los mecanismos de dichos robots, subyace la complejidad de que sean eficientes respecto a la resistencia, velocidad y maniobrabilidad de los insectos, características en las que se está progresando para emular de forma efectiva.
Nuevo intento
Tras analizar el diseño de modelos previos se produjeron nuevos ejemplares de menor tamaño y con mayor agilidad que los antecesores. A raíz de esto, fue posible realizar un vuelo estacionario de mil segundos, multiplicando por cien el tiempo alcanzado anteriormente.
Al lograr esto, los ingenieros minimizaron el estrés mecánico generado por las flexiones de sus alas, lo que representa maniobras con más velocidad, resistencia y una mayor vida útil.
“Con la vida útil mejorada y la precisión de este robot, nos estamos acercando a algunas aplicaciones muy interesantes, como la polinización asistida”, apunta Kevin Chen, autor principal de una investigación publicada en Science Robotics.
Diseño innovador
Las denominadas abejas robóticas se construyen en partes y luego se ensamblan, pero el dilema de los prototipos es que estaban divididos en cuatro unidades con dos alas por cada una, es decir, un insecto con ocho alas, algo que no forma parte de la naturaleza de estos especímenes.
Luego de diversas pruebas, los científicos se dieron cuenta que esas alas expulsaban aire con sus movimientos, disminuyendo su propia fuerza, lo que afectaba al robot y su mantenimiento en el aire.
Ahora, se decidieron por dejar solamente un ala en cada una de las unidades, apuntando en dirección opuesta al centro del robot, esto estabiliza y aumenta su fuerza de sustentación. Así, con menos alas, lograron obtener más espacio para que el robot pueda cargar componentes electrónicos, como las baterías y los sensores.
Los ingenieros también generaron transmisiones más complejas que conectan las alas a los músculos artificiales que las mueven. Éstas, siendo más prolongadas, requirieron el diseño de bisagras de alas más largas, reduciendo la tensión mecánica que mermaba la resistencia de los modelos predecesores.
“El nuevo diseño permite un control tres veces más certero sobre el robot, por lo que podemos realizar vuelos de búsqueda de trayectoria muy sofisticados y muy precisos”, especifica Kevin Chen.