Cuando veas las barbas de tu vecino arder
Agencia Uno

Cuando veas las barbas de tu vecino arder

Por: Sergio Arancibia | 03.12.2024
Si seguimos aferrados a la idea de que el libre comercio es eterno e inmutable, y que los TLC son letra sagrada que no se puede pasar a llevar, podemos encontrarnos con situaciones como las que enfrentan los mexicanos, y enfrentarlas cuando ya sea demasiado tarde para tomar rumbos alternativos. Si eso sucede, que Dios nos pille confesados.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho declaraciones muy claras y categóricas en el sentido de que elevará los aranceles a los productos provenientes de México y de Canadá.

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Eso, a pesar de que con esos países vecinos EEUU tiene un tratado comercial plenamente vigente, conocido como el T–MEC, que precisamente establece que una cantidad elevada de mercancías producidas en cualquiera de esos tres países entrará sin pagar aranceles a los espacios económico de los otros dos. El artículo 2.4.1 del T-MEC que se refiere a ese asunto dice textualmente lo siguiente:

Salvo que se disponga lo contrario en este Tratado, ninguna Parte incrementará cualquier arancel aduanero existente, o adoptará cualquier nuevo arancel aduanero, sobre una mercancía originaria

El texto del T-MEC, establece, además, que el tratado estará plenamente vigente por 16 años, al cabo de los cuales las partes podrán renovarlo, denunciarlo o modificarlo. Ese plazo se vence en el año 2034, sin perjuicio de que hay agendada una revisión del mismo en el año 2026.

Es decir, por donde se le mire, la política de Trump de elevar los aranceles a México en un 25% -que es una tasa abiertamente prohibitiva y proteccionista - está totalmente fuera de la normativa que ambos países han establecido en materia de comercio bilateral. Si Estados Unidos formula una amenaza de ese tipo a uno de sus vecinos, del cual recibe importaciones anuales superiores a los 400 mil millones de dólares, con el mismo autoritarismo y arbitrariedad puede imponer una política similar con países que pesan menos en su comercio exterior, incluido Chile.

Las exportaciones de Chile a Estados Unidos fueron 16.623 millones de dólares en el año 2023. Una cantidad pequeña en el contexto de las importaciones que Estados Unidos realiza desde el conjunto de la comunidad internacional. De esa cantidad hay cuatro capítulos que superan los mil millones de dólares, y que entre los cuatro suman 11.454.505 millones de dólares. Ellos son el cobre, la fruta, los pescados y moluscos y la madera.

El grueso de las exportaciones chilenas a USA está, por lo tanto, contenido en uno de esos cuatro capítulos. En el caso de elevar los aranceles a los productos provenientes de Chile, para efectos de elevar el precio interno de dichos productos en el mercado norteamericano, el primer producto que sentiría ese impacto sería el cobre, del cual se le vendieron a USA 4.682 millones de dólares en el 2023.

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Pero Estados Unidos necesita de nuestro cobre y es difícil que puedan sustituirlo con producción nacional, o que puedan jugar a reducir las compras que nos hacen de dicho producto. Si eso sucediera otros países podrían comprar cantidades superiores de nuestro cobre, lo cual no parece compatible con los intereses geoeconómicos de los Estados Unidos.

Pero con los pescados y crustáceos -de los cuales nuestras exportaciones a USA suman 3.509 millones de dólares- la cosa es diferente. Si en vez de un arancel igual a cero -como es hoy en día gracias al tratado de libre comercio firmado con USA- se le impusiera a esos productos un arancel de signo positivo y elevado, las ventas a dicho mercado sufrirían una reducción importante.

Se trata de productos no estratégicos, que pueden sustituirse con producción local o proveniente de otros países con los cuales Estados Unidos quisiera congraciarse en un momento determinado, poniendo a Chile como el pato de la boda.

Lo mismo puede suceder con la fruta -de la cual se exportan a USA 2.126 millones de dólares- que son productos que los propio Estados Unidos producen en abundancia. Las frutas provenientes de Chile son mercancías competitivas con la producción local. Una política destinada a proteger a los agricultores norteamericanos puede perfectamente sacrificar las importaciones procedentes de Chile.

El cuarto producto de elevada incidencia en nuestro comercio con USA es la madera –ventas por 1.136 millones de dólares- rubro en el cual también Estados Unidos es un productor importante, y que puede, si se lo propone, fortalecer y proteger la producción interna de dicha mercancía.

Aquello que se conoce como planificación estratégica se preocupa de visualizar las circunstancias que pueden modificar las situaciones del presente, y tomar medidas para prevenirlas, atenuarlas o hacer que ocasionen el menor daño posible. ¿Está nuestra cancillería preocupada de estos asuntos? ¿O el Ministerio de Agricultura? ¿O los gremios empresariales eventualmente afectados?

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Si seguimos aferrados a la idea de que el libre comercio es eterno e inmutable, y que los TLC son letra sagrada que no se puede pasar a llevar, podemos encontrarnos con situaciones como las que enfrentan los mexicanos, y enfrentarlas cuando ya sea demasiado tarde para tomar rumbos alternativos. Si eso sucede, que Dios nos pille confesados.