Una tragedia en el 'Mes de las Personas Mayores' que nadie debe olvidar
Recién concluyó el mes de octubre, periodo en el que conmemoramos a las personas mayores, pero que -en contraste- nos dejó una tragedia que aún nos sacude profundamente.
El reciente caso de femicidio seguido de suicidio ocurrido en Valparaíso, que involucró a una pareja de personas mayores (71 y 75 años respectivamente), nos confronta nuevamente con una dura realidad: la invisibilización de las problemáticas crónicas, emocionales y sociales que viven muchas personas mayores en Chile.
Esta tragedia que desde el 12 de octubre ha sacudido al cerro Playa Ancha, no puede entenderse sólo como un hecho policial, sino como un reflejo de las profundas grietas en el tejido social, que nos obliga a detenernos y reflexionar sobre las realidades invisibles que enfrentan muchas personas mayores en Chile.
Este doloroso hecho, de forma lamentable, tiene al menos un precedente: el caso titulado como pacto de amor, entre Jorge Olivares Castro (84) y Elsa Ayala Castro (89) del año 2018. En ambos contextos encontramos algunas similitudes, tales como: un miembro del matrimonio que padece una enfermedad crónica que le mantiene “postrado”, es decir, en condición de dependencia severa. No hay historial previo de violencia, la planificación del acto y el uso de un arma de fuego que habría sido altamente efectiva para el desenlace esperado.
Según datos del Departamento de Estadísticas e información de Salud (DEIS), en el año 2020 la mayor tasa de mortalidad por suicidio fue en personas entre los 70 a 74 años, con un 12,51 por cada 100 mil habitantes.
Aunque, hasta la fecha, no hay datos actualizados y unificados sobre las tasas de suicidio que nos permita estudiar la trayectoria de la misma y conocer la caracterización y localización territorial específica de la población, la cifra anterior sí pone de manifiesto que el envejecimiento en nuestro país sigue estando cargado de desafíos, muchos de ellos ignorados o insuficientemente atendidos.
¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros padres, abuelos, vecinos y eventualmente nosotros mismos no nos sentiremos solos en nuestros momentos de vulnerabilidad?
Muchas veces los problemas de salud mental en las personas mayores pasan desapercibidos. Por lo tanto, no basta con prestar atención a los casos de abuso, negligencia o violencias explícitas; también debemos estar atentos/as a las señales de sobrecarga, desesperación y soledad que experimentan quienes cuidan y quienes son cuidados.
Según estudio realizado por MICARE (2023) sobre cuidadores informales de personas con dependencia severa de las regiones de: Coquimbo, Metropolitana, Valparaíso y Bío Bío, demostró que el 84% de los cuidadores cuidan todos los días de la semana con una media de 17 horas al día. A su vez, el 55% vive con quienes cuidan y el 24% cuidan de la otra persona porque nadie más está disponible.
Cabe recalcar que 2 de cada 5 cuidadores son a su vez personas de 60 años y más, es decir, hay una persona mayor cuidando a otra persona mayor y 1 de 5 cuidadores son hombres, de los cuales, un 33% refiere presentar una sobrecarga intensa.
Cuidar de un ser querido que no pueda levantarse de su cama puede ser una tarea agotadora y solitaria, y cuando no existen redes de apoyo o acceso a recursos suficientes, esta responsabilidad puede convertirse en algo insoportable.
Es nuestra responsabilidad señalar que en ningún caso justifica un acto femicida. No obstante, es un periodo en el que el acompañamiento emocional y la visibilización de sus problemas son fundamentales.
Evitar tragedias como estas comienza por crear entornos más seguros y comprensivos para las personas mayores. Cada uno de nosotros merece vivir con dignidad, acompañados por una sociedad que escuche y responda a nuestras necesidades emocionales y prácticas.
Este trágico suceso ocurrido en Valparaíso, nos obliga a preguntarnos: ¿cuántas otras parejas mayores viven en silencio este tipo de desesperación? ¿Cuántos enfrentan sus problemas sin saber dónde pedir ayuda? ¿Cuántos matrimonios en una situación parecida están pensando tomar la misma decisión.
Es imperativo que las autoridades elegidas democráticamente en las elecciones de octubre y aquellas que se definirán en noviembre, deban reforzar el acompañamiento psicosocial y comunitario para que las personas mayores no se sientan instrumentalizadas.
El envejecimiento implica grandes desafíos y es urgente que los gobiernos locales, el poder ejecutivo y legislativo amplíen los recursos para el apoyo y garantización en el acceso a atención en salud mental, y promuevan una cultura que valore a las personas mayores, no solo en octubre, y no solamente en las elecciones.
Es nuestra tarea como sociedad asegurarnos de que todos, sin importar la edad, pueden decidir, mantener y obtener apoyo, en especial, para encontrar esperanza y cuidados en momentos oscuros.
En Fundación Vejez Activa Chile, creemos firmemente que el envejecimiento debe ser sinónimo de bienestar, respeto y acompañamiento. Que esta tragedia nos recuerde que aún tenemos mucho trabajo por hacer para construir un futuro donde todas las personas - jóvenes y mayores- puedan vivir con la dignidad que merecen.
Recuerda que el número *4141 corresponde a la Línea de Prevención del suicidio.