PAOCC: El desafío de la descentralización cultural en Chile
La Ley de Presupuestos 2025, que hoy se discute en el Parlamento, representa un avance crucial para el sector cultural en Chile. La propuesta asegura la estabilidad financiera para más de 130 organizaciones que ya son beneficiarias del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC), muchas de las cuales llevan años promoviendo el arte y la cultura en diversas regiones, fortaleciendo el ecosistema cultural e impactando en el desarrollo social y económico local.
En esa línea, la continuidad del PAOCC es fundamental no sólo para nuestra sostenibilidad como proyectos, sino para el desarrollo cultural del país, especialmente considerando los desafíos y oportunidades que enfrenta Chile en términos de distribución del poder y los recursos.
La descentralización cultural, apoyada por la colaboración virtuosa entre el sector público y el privado, tiene el potencial de maximizar beneficios para la sociedad, aprovechando los recursos, conocimientos y capacidades de ambos.
PAOCC ha permitido fortalecer la identidad local en lugares que antes eran marginados, promoviendo una mayor participación y cohesión comunitaria en torno a la cultura. Junto con Trenzando, organizaciones como Artistas del Acero en Concepción, el Centro Cultural de Coyhaique, el Teatro Regional Cervantes en Valdivia o la Corporación Cultural Ojo de Pescado en Valparaíso, son ejemplos de iniciativas que se han podido consolidar gracias al programa del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
En Trenzando, como centro cultural itinerante y plataforma de cooperación territorial, hemos trabajado más de 10 años en zonas no metropolitanas, reutilizando el sistema ferroviario para la producción, distribución e intercambio cultural. Como muchas otras organizaciones del PAOCC, hemos competido anualmente por financiamiento, enfrentando la incertidumbre de cada nuevo ciclo. La nueva ley eliminaría esta barrera, asegurando parte de nuestro financiamiento y permitiendo proyectarnos a largo plazo.
Si bien es un desafío permanente, con el tiempo y la experiencia se pueden distinguir ciertos aspectos relevantes que pueden permitir a los proyectos mantenerse vigentes y fieles a sus visiones, y al mismo tiempo, avanzar hacia los resultados esperados.
En este proceso, desde definir objetivos en común y métodos de verificación del trabajo a realizar, hasta la complementariedad de recursos y habilidades, pasando por una comunicación y colaboración continua entre las partes, son algunas de las respuestas que surgen al momento de analizar una alianza estratégica consistente.
La colaboración ideal entre el sector público y privado permite que ambos complementen sus puntos fuertes, como financiamiento, tecnología, infraestructura y talento especializado. El objetivo final debe ser maximizar el bienestar social, y por eso se busca que los proyectos sean sostenibles a largo plazo. Esto implica adoptar prácticas que consideren el impacto ambiental, la inclusión y el bienestar comunitario.
Sabemos que Santiago concentra gran parte de los recursos culturales (teatros, museos, festivales), lo que provoca que las regiones tengan menos acceso a eventos culturales importantes, o que carezcan de la infraestructura adecuada para desarrollarlos. Sabemos, también, que la centralización sigue siendo un desafío por abordar, tanto desde la transferencia de poder y organización de recursos a nivel estatal, regional y por localidades, como desde la pérdida de la diversidad cultural y la identidad de zonas del país afectadas, de una u otra manera, por el aislamiento.
Sin embargo, es muy importante recordar que, programas como el PAOCC, permiten corroborar que sí es posible coordinar y planificar -de manera eficiente- proyectos, infraestructuras y equipos que demuestran, una y otra vez, que la gestión cultural que fomente la descentralización es esencial para construir un país más diverso y equitativo, donde todas las voces, sin importar su ubicación geográfica, puedan ser escuchadas.